Beauvoir / Free: American Trash

Que las apariencias no os engañen. Detrás de esos dos tiarrones negros con crestas coloridas y de imagen provocativa, se esconden dos artistas de enorme talento, que han demostrado ser capaces de volver a unir su magia como el que se cambia de calcetines.

No hay que estar muy avispado para saber que bajo el nombre de BEAUVOIR/FREE se encuentran Jean Beauvoir y Micki Free. O lo que es lo mismo, los fundadores de aquella gran banda llamada CROWN OF THORNS que, con su debut homónimo en 1994, dejaron patidifusos a los seguidores del hard rock ochentero. Casualidades del destino, ambos se trasladaron a Los Ángeles en 2003, pero no se unieron hasta diez años después para hacer unos pocos conciertos en territorio europeo. Y por allí andaría Serafino Perugio, el cazaprotectos para su discográfica Frontiers Records, con el que firmaron para grabar este «American Trash» en el pasado 2014, y publicarlo este mismo verano.
Como era de esperar, algo muy extraño tendría que ocurrir para que ambos talentos no ofrecieran algo realmente bueno. Sus carreras, siempre rodeados de grandes nombres, han sido muy prolíferas, y han destacado por su calidad, innovación, y ese plus camaleónico de la que muy pocos músicos pueden presumir.

Por eso no les resulta nada difícil sacar adelante, con buena nota, un trabajo de 11 temas cargado variedad de ritmos y melodías como marca el género. La pegada de la inicial “Angels Cry” sirve de preámbulo para saber lo que nos viene encima. Ese estribillo se graba a fuego, al igual que el del “Shotgun To The Heart” o “Never Give Up”. Hard rock de bella factura y que sacia al oyente como una jarra de agua fría en el verano más caluroso. Su faceta más melancólica y oscura la reservan para “Cold Dark December”, aunque tampoco está exenta de pegamento mental. Y su vena más romántica se la ceden a “Just Breathe”, con protagonismo en el piano y en la guitarra de Free. Un auténtico solo digno de mención, de esos que te abren las orejas de par en par, al igual que el que protagoniza “Morning After”.Completa su abanico de posibilidades con el rock setentero que rezuma el tema título y ese gamberrismo controlado en la intensa “Whiplash”.

Que las apariencias no os engañen. Detrás de esos dos tiarrones negros con crestas coloridas y de imagen provocativa – sin tener que echar mano al pasado, y ciertas locuras más que sonadas con Wendy O Williams en el caso de Beauvoir – se esconden dos artistas de enorme talento, que han demostrado ser capaces de volver a unir su magia como el que se cambia de calcetines. Y que dicha reunión se vea reflejada para la posteridad en un disco, es más que una buena noticia.