Cronómetrobudú: Ama Gi

El disco, producido por Carlos Escobedo de SOBER y la propia banda, es un viaje musical muy original, pero también agotador. Cada tema da un salto estilístico y a veces es complicado sentir un grado de apego a canciones con variaciones tan amplias. No obstante, no se les puede tachar de conformistas y plagiadores. Ni de coña.

Intrigante y enigmático. Así es el disco de los burgaleses CRONÓMETROBUDÚ, una formación que nace con una identidad musical tan variable que clasificarles es casi una aventura. Tienen elementos de metal progresivo, sinfónico, folk, metal moderno y melódico y dependiendo de la canción sacan a relucir con menor o mayor fuerza unas influencias u otras.

“Ama Gi” es una obra compleja: tan pronto te encuentras a un tenor, como violines, como guitarras españolas. No hay algo a lo que agarrarse a lo largo de todo el disco y eso refuerza el elemento sorpresa. Si hay que poner una pega, seguramente será la pronunciación algo forzada en ocasiones de Javier Castro, que recuerda a la de un Dani Martín de El Canto del Loco, con lo incómodo que es eso.

La vertiente más melódica de la banda se muestra exultante en “De Cero”, un tema perfecto, tal cual. Los estribillos, la estructura y el sentimiento que ofrece son como para escucharlo una y otra vez.

En “Soy Yo, David”, optan por el dramatismo de un violín ejecutado por Oscar Calvo, que es quien conduce la melodía principal. Sin embargo los versos se sitúan dentro de una estructura de gothic-metal que descoloca. Y eso es tan solo una muestra del baile estilístico que te encuentras en tan solo una canción de esta banda. La electrónica goticosa también tiene su momento en “Bajo Piel”, que podrían haber firmado HIM o The Rasmus o The 69 Eyes.

El disco, producido por Carlos Escobedo de SOBER y la propia banda, es un viaje musical muy original, pero también agotador. Cada tema da un salto estilístico y a veces es complicado sentir un grado de apego a canciones con variaciones tan amplias. No obstante, no se les puede tachar de conformistas y plagiadores. Ni de coña.