Trillium: Alloy

Amanda Somerville no es una novata, y sabe lo que se hace. A una carrera en solitario orientada hacia el pop rock hay que sumar su disco ‘Kiske/Somerville’ con el ex-cantante de HELLOWEEN, la opera-metal  ‘Aina’, el proyecto HDK junto a Sander Gomman y sus múltiples colaboraciones con AVANTASIA, EPICA, KAMELOT o AFTER FOREVER. Vamos, que le precede un currículum de infarto; pero ya era el momento de crear su propio grupo orientado hacia el heavy o hard rock.

Y en definitiva eso es TRILLIUM, el grupo ‘duro’ montado por Amanda, donde su portentosa voz es la gran protagonista y la que centra casi toda la atención. Parece que el boom de grupos con mujer soprano (y derivados) al frente quedó atrás (no me refiero a los grupos, sino a todo el fenómeno que hubo hace unos años), y tan solo los realmente buenos e interesantes son capaces de asomar la cabeza. Fue entonces cuando el término gótico se empezó a extender sin sentido hacia grupos que apenas tenían ningún elemento calificable de esa manera, o que fueron dejando olvidado en su pasado. En este disco claro que encontramos algunas atmósferas oscuras, y algún guiño a metal gótico, pero no sé hasta qué punto eso puede distraer a quien lea esto; se estereotipó demasiado, y a la larga casi hizo más daño que otra cosa esa masificación, como ha ocurrido con tantas etiquetas.

Esas influencias se notan en temas como ‘Utter Descension’ o el primer single, la inquietante ‘Coward’, una maravillosa carta de presentación con unos teclados envolventes y una amplia variedad de registros de voz. Se confirma la importancia de la orquestación en la música de TRILLIUM tanto en ellas como en todas las demás, ya sean a mitad del álbum ‘Bow To The Ego’ o directamente para empezar con ‘Machine Gun’ (donde también se aprecia la importancia de los solos de guitarra, en estructuras algo típicas); también se deja notar su influencia pop y la apertura de miras de su música en las melodías tan pegadizas de ‘Purge’, con una voz que transmite delicadeza y fragilidad, en ‘Slow It Down’, el medio tiempo ‘Justifiable Casualty’ donde (otro solo de calidad) y en la aparente balada ‘Into The Dissonance’, con final acelerado y épico.

Como plato fuerte se guardan ‘Scream It’, a dúo con Jorn Lande; su inicio parece sacado de cualquier película de fantasía, para dar paso a una canción directa donde la conjunción de sus voces se hace perfecta y funciona a las mil maravillas; no hubiera estado de más meter alguna colaboración más en forma de voz masculina, pues el contraste de ambas es de lo mejor que encontramos aquí. ‘Alloy’ es la demostración de Amanda de que, más allá de profesora y coordinadora de canto, además de colaboradora con múltiples grupos, es una compositora exquisita para temas propios. Un debut como grupo a la altura de una voz como la suya, reflejando que, como en la variedad está el gusto, cumple con cualquier estilo que la pongan por delante.