Desde que BUCKCHERRY pegaron el bombazo con “15” hace cuestión de cinco años (logrando un disco de platino y un hit single como “Crazy Bitch”) la banda anda buscando la manera de volver a replicar semejante gesta, pero la suerte no está de su parte. A fin de cuentas, lo que sucedió fue muy poco probable. Que una banda edite un par de discos al borde del nuevo milenio y que tengan que separarse porque nadie les hace caso en ninguna discográfica es triste. Más triste aun es que en los cuatro años que pasaron entre “Time Bomb” (2001) y “15” (2005) la situación de las discográficas había pasado a ser tan horrorible (la temida mezcla entre “horroroso” y “horrible”) que Atlantic los acogió con los brazos abiertos. Y donde antes se les ignoraba, ahora los americanos se descolgaban con el disco más exitoso de su carrera en términos actuales: vender un millón de copias en el 2006 (cuando alcanzaron el dichoso logro) era como vender cinco millones de copias en 1986. Pero, seamos sinceros, aquello fue un espejismo. La banda – con Josh Todd a la voz y Keith Nelson a la guitarra liderando- editó un sucesor digno llamado “Black Butterfly” en el 2008 y se escuchó el viento pasar. Giraron teloneando a KISS por Estados Unidos al año siguiente. Editaron un disco en directo titulado “Live & Loud” y vendieron tres mil copias en la primera semana. Estoy seguro de que Mocedades vende más en Estados Unidos sacando un disco en directo a día de hoy. El futuro de BUCKCHERRY se presenta oscuro.

Y es una pena.

“All Night Long” es un disco con los ya clásicos ecos de AC/DC en casi todas las canciones, una jugosa dosis de rock and roll radiable y una voz de la vieja escuela de Tyler y Scott que dibuja melodías imposibles de ignorar. Es imposible no escuchar el disco de una tacada y aun más imposible es no mover los pies en el proceso. Pero el mercado no entiende del “más de lo mismo” (excepto en el caso de los “heritage acts” que graban un disco cada ocho años) y BUCKCHERRY están condenados a pasarlo mal tras grabar un disco más que considerable, con temas hímnicos de la talla de “Oh My Lord”, “Recovery” (algo punk incluso), o la propia “All Night Long”. Si “Black Butterfly” hubiera tenido la mitad de estos temas en su haber, quizá la transición habría sido algo más suave, pero con temas como el single “Too Drunk To Fuck” aquel disco estaba condenado al ignorancia más absoluta por parte de un público cada vez peor acostumbrado y con un interés cada vez más nulo en el nuevo producto de las bandas de rock.

Un asunto en el que nadie parece fijarse es lo mucho que ha ganado la banda respecto a su encarnación previa gracias a la entrada en la formación del baterista Xavier Muriel, un Phil Rudd de pro que casa a la perfección con Nelson y Todd, que son quienes llevan la batuta en la mayoría de canciones. La manera en que se balancea sobre el ritmo en “Liberty” es una buena muestra de lo importante que es tener un buen baterista en cualquier banda que se precie.

La producción es buena, con una mezcla clara y temas directos y concisos que nunca superan los cuatro minutos y pico excepto en la final “Dead”, que dura cinco minutos y medio. Directos y al grano, eso es lo que hace de BUCKCHERRY una gran banda. Con cierto buen ojo podrían llegar a replicar el éxito de “15” si el público volviera a estar de su parte. Pero sería absurdo no decir que la cosa está muy, muy complicada para una banda como esta en la actualidad.

Sergi Ramos (sergi@themetalcircus.com)

Grupo:Buckcherry

Discográfica:Eleven Seven Music

Puntuación:8

Canciones:

  1. All Night Long
  2. It’s a Party
  3. These Things
  4. Oh My Lord
  5. Recovery
  6. Never Say Never
  7. I Want You
  8. Livery
  9. Our World
  10. Bliss
  11. Dead

Año:2010