Freedom Call: Ages of Light

Su gran logro fue el adoptar la etiqueta de “happy metal” para bautizar su estilo. Gran idea, pues de algo despectivo lo hicieron bandera.

Otra ración de recopilatorios de bandas de power metal. Esta vez le toca el turno a los simpáticos Freedom Call, esa banda que, a pesar de nunca estar entre las grandes del género, hoy en día es capaz de superar los lanzamientos de Gamma Ray o Helloween sin despeinarse. Su gran logro fue el adoptar la etiqueta de “happy metal” para bautizar su estilo. Gran idea, pues de algo despectivo lo hicieron bandera. Chris Bay (voz) y Dan Zimmerman (Gamma Ray) batería, fueron los impulsores iniciales de esta aventura a la que con el tiempo se sumó el bajista Ilker Ersin, ya todo un personaje de la escena alemana. Es un grupo que siempre ha estado allí. Tirando de coros reales en directo, de sobredosis de teclados, estribillos ultramelódicos y letras obvias y felices. Pero tienen su gracia y su mérito, de eso no hay ninguna duda. Lo mejor de todo es que su buen humor y el espíritu happy ha dado forma a un CD extra con versiones extravagantes de sus temas emblemáticos.

La irrupción de Freedom Call fue grande con el maravilloso “Stairway to Fairyland”. Obra maestra del power metal y posiblemente su mejor disco. Han dado cabida a las geniales “We Are One” o “Tears Falling”, cortes que incluso hoy en día merecerían la pena. Desgraciadamente la cosa no pudo mantenerse y obras como “Crystal Empire” o “Eternity” perden algo de fuelle. “Freedom Call” y “Farewell” funcionaron, pero casi suenan a autoparodia del género power metal. La fórmula básica llevada a la máxima potencia. Bueno… no tanto, quienes lo llevaron hasta lo absurdo fueron Dragonforce. Nunca llegaré a entender el éxito de esa banda. Pero cortes como Farewel” tienen su gracia, sobretodo en directo. Powerwolf ha tomado varias ideas de esta gente… no hay más que escuchar “Metal Invasion”, aquí en directo. Pero cabe reconocer que Chris Bay es uno de los más dignos sucesores de Michael Kiske. “Warriors” y “Land of Light” son sin duda el culmen del happy metal. Afortunadamente del “Circle of Life” sólo hay un tema: “Hunting High and Low”, nada que ver con Stratovarius y su peor disco de largo.

Las cosas mejoraron con “Dimensions”, posiblemente lo mejor junto a su ópera prima y a su último disco. Las influencias celtas irrumpen y suponen una evolución de lo más acertada. “Far Away” es absolutamente espectacular, con esa gaita. “Mr Evil” también funciona y “Blackened Sun” muestra su cara más oscura. Su “Legend of the Shadowking” también tiene sus momentos y queda representada con hasta tres cortes. “Thunder God” es por ejemplo algo por lo que mataría hoy en día Gamma Ray, Edguy o Helloween. “A Perfect Day” funciona, pero demasiado inspirada en un estribillo de Clawfinger. Sin embargo el que se lleva la palma es “Land of the Crimson Dawn”, con cuatro perlas. Muestra su evolución y mantiene ese happy metal pero con elementos hard y celtas. Nada que objetar a cortes como “Rockstars” o “Power and Glory”.

Lo bueno de su happy metal es que no se llevan mal con ninguno de sus exmiembros, y para celebrar estos 15 años han llamado a sus exmiembros, y todos han acudido. El resultado es un compendio de seis temas para gente abierta de mente. Lo han pasado bien en el estudio y han adaptado su música a estilos dispares alejados al metal. Reaggae, sonidos celtas, con violín incluido, o incluso un rockabilly genial en “Rockstars”. Sorpenden también con el ska endiablado de “Hero on Video” o en la final “Freedom Call” en acústico. Todo un regalo ver en los créditos que Klaus Sperling, Dan Zimmerman, Ramy Saemann o Cede Dupont vuelven para tocar con la que un día fue su banda.

Mil veces criticados, y con razón… ¡y hasta por los propios fans del power metal! Pero es imposible no tenerle cariño a una agrupación que continua cuando la mayoría de grupos del estilo han desaparecido y los grandes malviven como pueden. Estarán de gira por nuestras tierras, y por vez primera, como cabezas de cartel. El mérito de esta gente es mucho y como músicos pocos peros hay que ponerles. También son capaces de tirar de coros reales, cosa que parece a día de hoy toda una rareza. El tiempo les ha dado la razón y su happy metal continua ajeno a modas y estilos imperantes.