Sinister: Afterburner

Nuevo disco de los holandeses SINISTER y con él nuevos cambios de formación
para dar y tomar. El más destacado, de nuevo, vuelve a ser en el terreno vocal.
Tras dos discos con la señorita Rachel (OCCULT) a las voces, es ahora el señor
Aad Kloosterwaard quien ahora se ocupa de dichas labores. Y, tal y como era
de esperar, el cambio ha sido para mejor. No sé si SINISTER esperaban encontrarse
con un punto de inflexión hacia mayores índices de popularidad por tener a
una fémina entre sus filas o si vieron en Rachel “capacidades ocultas” que
el resto de la humanidad no hemos acertado a vislumbrar, pero lo cierto es
que ni SINISTER han seguido el sendero de las ventas por el cual sí se han
prodigado ARCH ENEMY ni las maneras de Rachel han satisfecho las necesidades
de los fans del death metal. ¿Su sustituto? Pues estaba en casa, ya que el
señor Aad es quien se ha estado ocupando de las baterías durante todos estos últimos
años, Ahora nos demuestra que tiene la garganta lo suficientemente bien fermentada
como para mostrarnos sus dotes desde la premisa de la guturalidad con ciertas
garantías. Pues perfecto. Para su puesto, se ha buscado a un tal Paul Beltman,
viejo conocido de la banda por haber militado en JUDGEMENT DAY, proyecto en
el que estuvieron implicados varios de los componentes de SINISTER. Quien hasta
ahora también se ocupaba del bajo, Alex, ahora se queda solo con las guitarras,
siendo delegada la tarea a las cuatro cuerdas al señor Bas van den Bogaard.
Como veis, todo un corrimiento de tierras y movimiento de fichas. ¡Esperemos
que para el próximo álbum se estén de una vez por todas quietecitos y que no
nos mareen más!

En el terreno musical, los holandeses han parido un disco de nuevo con bastante
encanto que sin lugar a dudas gustará a los fans del death metal. Para esta
ocasión, las composiciones resultan menos rápidas y salvajes que en otras ocasiones,
quedando por ejemplo las cabalgadas de intensidad más destacadas de su disco “Hate” relegadas
a momentos puntuales y acercando ciertas sonoridades al death melódico sin
llegar a entrar nunca de lleno en dicha denominación. Sin ir más lejos, el
tema que abre el disco, “The Grey Massacre” se adivina un buen equilibrio entre
rapidez, contención y ciertos punteos más orientados hacia la melodía. Eso
si, todo ello sin abandonar la vieja escuela. El disco a partir de aquí seguirá las
directrices ya comentadas, pero amparándose a un marco de calidad que harán
que no distraigamos nuestra atención sobre él, ya que se podría decir que todos
los temas son reconocibles por sí solos y poseen “gadgets” que los hacen singulares.

Las composiciones están por lo general bastante más elaboradas de lo que venía
siendo habitual, pudiendo encontrar pasajes lentos y densos contrapuestos contra
lluvias de blast beats en el corazón de un mismo tema (“Altruistic Suicide” podría
ser un buen ejemplo), todo ello dotado de gran homogeneidad, de ahí la gracia
del asunto.

La impoluta producción conseguida en los Stage One hace el resto. Poco más
que decir de una banda que esperemos estabilice definitivamente su formación
y pueda ganar algunos enteros más en términos de popularidad, ya que por trayectoria
el grupo podría estar perfectamente mucho más arriba de lo que está.