Tim Bowness: Abandoned Dancehall Dreams

Tim Bowness siempre ha sido, en cierto modo, ese pequeño gran desconocido en el mundo del progresivo. Aludido frecuentemente como “el otro tío que tocaba en No-Man” por los menos curtidos, su trayectoria ha pasado sin pena ni gloria para un número considerable de progheads. Pero algunos sí sabemos el valor real de la obra de Tim, y en más de un ámbito. No sólo fue uno de los fundadores de Burning Shed, importantísimo sello de música independiente, sino que también ha pasado por multitud de proyectos de lo más variopintos a lo largo de su dilatada carrera, siempre rodeándose de los mejores (siendo Robert Fripp o Richard Barbieri algunos de los nombres).

Si quizá el bueno de Bowness nunca ha recibido el reconocimiento merecido, ha sido por el hecho de estar siempre yendo de acá para allá, sin un proyecto principal sólido. Porque aunque nos cueste admitirlo, No-Man no cuenta con esos requisitos. Y es que pese a haber sido un proyecto más que interesante, que ha pasado por numerosas etapas musicales y ha tenido cierta constancia, a ojos del mundo no deja de ser “una de las otras bandas de Steven Wilson”. Y esto, irónicamente, es lo que mantiene el trabajo de Tim a la sombra, al mismo tiempo que le atrae un pequeño círculo de fans de ese nuevo gurú del prog, que se interesan por la obra de aquellos que lo rodean.

“Abandoned Dancehall Dreams” es el segundo álbum en solitario de Bowness, tan sólo precedido por un aislado “My Hotel Year”, publicado en 2004, y presenta una más que interesante combinación de muchos de los estilos en los que Tim ha buceado a lo largo de su vida. En un sutil ejercicio de eclecticismo, este disco combina elementos de un prog sumamente delicado, una electrónica cuidadosamente minimalista y destellos folk propios del más puro cantautor, definición con la que él mismo podría encajar vista la situación. Este complejo entramado musical puede presentarse como algo confuso e inconexo al leer estas palabras, pero una vez el disco está dando vueltas, todo cobra sentido. La suave y dulce voz de Tim confiere cohesión al conjunto de temas, y las transiciones y combinaciones de sonidos no podrían ser más naturales.

Intensos jungle beats abren la veda con “The Warm-Up Man Forever”,que se desarrolla lentamente hasta llevarnos a un final de ambientación folclórica oriental, con un intenso contraste entre la suave sección de cuerda de fondo y la estridente guitarra eléctrica. “Smiler at 50” se presenta más como una balada, brindando los guiños más prog en teclados, tanto en los de fondo como en los leads entre versos. El estribillo confiere cierta melancolía y dramatismo ligeramente contenido, que le dan a la canción un aura de bella timidez que en los últimos pasajes degenera en una caótica espiral que, si bien mantiene figuras anteriores, las deforma hacia senderos más oscuros e inquietantes. Uno de los mejores cortes del álbum.

“Songs of Distant Summers” juega con el ambient, mientras que “Waterfoot” muestra la faceta más puramente folk del cantautor, con algunas pinceladas prog bastante características. “Dancing for You” quizá sea uno de los mejores elementos del híbrido musical que Bowness ha conseguido formar en esta obra, mientras que es difícil resistirse a una “Smiler at 52” que recoge la belleza de su allegada y la traslada a un campo más electrónico en una magistral segunda parte. Para la recta final se reserva la cara más dramática y triste del álbum, gracias a una canción como “I Fought Against the South” (de calidad excepcional), pero recupera el buen ánimo en “Beaten by Love”: ritmos que recuerdan al primer corte, cerrando una estructura circular, y guitarras de fondo con las que es imposible no pensar en Porcupine Tree. “Abandoned Dancehall Dreams” es un estupendo álbum de un artista que a menudo es tristemente ignorado, y que ha demostrado tener una propuesta muy sólida, rica en matices y que presenta muchísima clase y buen gusto a la hora de confluir los caudales de varias facetas de la música más tranquila y relajada.