Blind Guardian: A Twist In The Myth

No termino de encontrarle el punto a éste disco de BLIND GUARDIAN. He tardado eones en publicar ésta crítica, intentando dar con la manera adecuada de analizar el nuevo de los discos. De todos modos, tras muchas escuchas, creo que la principal definición es “decepción a medias”. Cuatro años tras la edición de “A Night At The Opera” daba por hecho que BLIND GUARDIAN habrían tenido tiempo de hacer algo menos previsible, pero veo que me he equivocado horriblemente. No hay nada malo con ser previsibles, creo, pero cuando muchos fans tienen sus ilusiones depositadas en una banda tras tantos años, hay un cierto sentimiento de expectativa no cumplida.

“A Twist In The Myth” habría sido un buen disco hace siete u ocho años. Probablemente, uno de los más aclamados de su carrera. Tampoco se trata de que los bardos estén haciendo el mismo disco exacto desde finales de los 80 – es evidente que el sonido se ha modernizado hasta cierto punto desde aquellos años- pero creo que lo que los fans esperan a día de hoy (como sucede con muchas bandas) es que la banda frene su proceso evolutivo y ofrezca lo que muchos han escuchado antes de meterse de pleno en la banda: material similar al de la época de “Somewhere Far Beyond” o “Imaginations From The Other Side”. Está claro que el nuevo material se ajusta mejor a lo que Hansi Kursch es capaz de hacer vocalmente hoy en dia, que es un poco menos de lo que hacía hace quince años. Evidentemente, los de Krefeld no van a decir “volvamos a 1995” porque sí. No hay ningún motivo, puesto que siguen siendo más exitosos que el 95% de bandas de Heavy Metal que hay en Europa actualmente. Pero a los que les llevamos escuchando desde toda la vida, nos falta algo. Precisamente, ese “algo” fue lo que motivó la marcha de Thomen Stauch hace un año y medio. Pero está claro que si alguien quiere a los viejos BLIND GUARDIAN no tiene más opción que escuchar los viejos discos o cerrar un poco los ojos e intentar acomodarse ante algunas de las canciones más benevolentes de un disco que – consideraciones a un lado- es bastante bueno.

En cuanto al tracklisting se refiere, canciones como “Turn The Page” son las más propias de los BLIND GUARDIAN de antaño. Los fans disfrutarán con ellas de un modo que no disfrutarán con “Fly” o “Another Stranger Me”, las que más han propulsado los miembros de la banda de cara al libro de clásicos. Repito, no se trata de un disco nada malo. Pero simplemente, la banda es algo más aburrida que hace diez años, por así decirlo.

Instrumentalmente, la banda sigue igual de magnífica que siempre. Andre Olbrich y Marcus Siepen quizá abusan demasiado de los fraseos clásicos de la banda, una señal de que intentan a conciencia contentar a ciertos sectores de su base de fans. Y es sorprendente ver como Frederik Ehmke se ha acoplado a la banda con tanta rapidez. El disco suena cohesivo y sin ninguna clase de fallos en el terreno sónico. Es más, en ese sentido, los bardos rara vez decepcionan. Sólo con escuchar los primeros segundos del disco, uno ya ve que la banda ha puesto toda la carne en el asador en el terreno del sonido y mezcla del álbum.

Hay grandes momentos, está claro. A fin de cuentas, es de BLIND GUARDIAN de quien estamos hablando. Por ello, “Carry The Blessed Home”, con toda su pompa y grandilocuencia es capaz de captar tu atención durante sus cuatro minutos y poco de duración. Los mismo sucede con “Skalds & Shadows”, una de las más folkies del disco. Son algunos de los “pocos” grandes momentos que nos regala la banda en éste disco. Seguro que en un par de años todos opinamos diferente (un servidor incluído). Está claro que hay discos que no entran a la primera, ni a la décima, ni a la vigésima. Éste es uno de ellos, o al menos, lo será para los fans más old-school. Pero no hay nada de malo en él…simplemente, que ya estamos en el año 2006. Y no se le puede echar la culpa al reloj. Ni mucho menos a los GUARDIAN.