Hypocrisy: A Taste of Extreme Divinity
La carrera de HYPOCRISY está llena de éxitos y fracasos. Tuvieron un debut brutal con «Penetralia», siguieron con el magnífico «Osculum Obscenum», luego vinieron «The Fourth Dimension», la enfermiza obsesión con los platillos volantes y los marcianos de «Abducted», a continuación vivimos su ruptura en «The Final Chapter» y después la consiguiente vuelta con «The Arrival». En los últimos años vio la luz el merecidamente vapuleado «Catch 22» y ya después un más que decente «Virus», que dejó buen sabor de boca y es lo último hasta ahora, hasta este «A Taste of Extreme Divinity» que sabe a gloria.
Y es que, Peter Tägtgren está de vuelta a lo más alto de la palestra una vez más. Dejando de lado su faceta como productor y sus proyectos paralelos (Pain, Bloodbath…) este hombre ha tenido tiempo e ideas para reinventarse y ha parido este disco, que viene a ser una especie de microcosmos de lo que Hypocrisy ha sido en los últimos 15 años. No supone la vuelta a la brutalidad de los dos primeros discos de la banda, sino que se trata más bien de una salvaje y elegante producción de Death Metal melódico bien compuesto y tocado, lo mejor que han sacado desde que publicaran «The Fourth Dimension», y lo digo a sabiendas, poniéndolo por encima del Virus, que se llevó tan buenas críticas.
Hypocrisy no se mueve del Death Metal pero, a pesar de ello, hace sus pequeñas incursiones hacia otros estilos. El disco comienza con «In The Valley of the Damned», que mezcla unos galopantes riffs de guitarra con partes más oscuras. «A Taste of Extreme Divinity» tiene un inicio más oscuro y doomy, hasta que de golpe pasa a blast beats a toda pastilla y un ritmo mucho más extremo y vertiginoso. Hay que contar con que el mítico Horgh, antes en Immortal, es el batería de este trabajo, y de ahí viene que encontremos influencias más sombrías.
«The Quest» es moderadamente más tranquila, con una majestuosa y envolvente intro que te mete de cabeza en el tema. Pero no importa cuán densos y agresivos sean los temas de este trabajo, ya que esto nunca supone una disminución de la intensidad que se pretende transmitir con el disco, que por otra parte posee un sonido totalmente reconocible por cualquier fan de Hypocrisy, con sus ligeros sintetizadores, sus afiladas pero melódicas guitarras y con la famosa voz de Tägtgren destripando cada tema. Algunos como «Solar Empire», «No Tomorrow» o ‘Global Domination» recuerdan mucho a los Hypocrisy de finales de los 90.
Por otra parte, parece que Tägtgren se ha olvidado un poco de los temas de extraterrestres y demás a favor de otra temática más relacionada con guerras, asesinatos y demás parafernalia, quizá también más de acuerdo a los tiempos que corren.
Más pulidos, más profesionales, Tägtgren e Hypocrisy continúan evolucionando y elevando su sonido a mejores cotas casi veinte años después de que dieran sus primeros pasos. Han dado alguno para atrás, pero ahora el camino sigue recto e imparable hacia delante, probando que este grupo es y siempre será, de alguna forma, uno de los reyes del Death Metal.
Lola Hierro
Grupo:Hypocrisy
Discográfica:Nuclear Blast
Puntuación:8
Canciones:
- 1. Valley Of The Damned
- 2. Hang Him High
- 3. Solar Empire
- 4. Weed Out The Weak
- 5. No Tomorrow
- 6. Global Domination
- 7. Taste The Extreme Divinity
- 8. Alive
- 9. The Quest
- 10. Tamed (Filled With Fear)
- 11. Sky Is Falling Down
Año:2009
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