Royal Hunt: A Life to Die For

Royal Hunt siguen siendo una banda realmente especial, con un estilo propio, recargado y barroco. Plenamente reconocibles y capaces de hechizar en directo. Pero la magia en estudio y esa perfección la echaremos de menos. Eso no quita que uno disfrute de discos como el que nos ocupa. Siguen siendo muy grandes.

Ahora que los astros se han alineado y que André Andersen y D.C. Cooper han hecho las paces, todos salimos ganando. Los discos de Silent Force y algunos de Royal Hunt no llegaron a la altura, y su anterior entrega “Show Me How to Live”, ya juntos, borraba de un plumazo la mayoría de obras que han hecho separados. Ha habido mucha guerra de egos, pero la actual banda acompaña bien a sus líderes y las ideas compositivas de Andersen siguen siendo bastante brillantes. Evidentemente no llegan al nivel mágico de esos cuatro primeros discos. Esos tiempos pasaron y esa etapa es casi toda de 10. El grupo bordeó la perfección con el directo “1996” y con “Paradox”. Después llegó la desbandada. Si tenemos que comparar “A Life to Die For” con “Show Me how to Live”, quizá me quede con el segundo, pero el que nos ocupa tiene grandes momentos y muy buenos temas.

Sorprenden, y mucho, con la extensa “Hell Comes Down from Heaven”. Aúlla el lobo de la portada y el combo entra con los teclados ampulosos y ataca con las melodías exquisitas. 100% Royal Hunt con un Cooper excelso y una banda más que cumplidora. Sobredosis de teclados y entrada susurrante. Un medio tiempo largo que no decae. Uno de los highlights es la entrada de “A Bullet’s Tale” con Alexandra Popova tomando el protagonismo. Excelente el dar cancha a las brillantes coristas que siempre les acompañan. Teclados envolventes y una dosis de los Royal Hunt más clásicos. El estribillo es muy inspirado y es de lo mejor que han grabado desde la vuelta del americano. El bajo de Andreas Passmark está realmente agudo, y se agradece, como también se luce la guitarra de Jonas Larsen cuando le dan cancha. Enormes solos… La cosa no decae siendo “Running Out of Tears” uno de los estribillos más brillantes de la obra. El sinfonismo recargado y barroco está en todos los temas y las influencias neoclásicas destacan en “One Minute Left to Live”, de entrada algo más oscura.

Mantienen el tipo en la ultramelódica y bonita “Sign of Yesterday”, pero sus estribillos, aún estando bien, no sientan cátedra como antes lo hacían. Es o no quita que la mayoría de temas funcionen y sean puramente Royal Hunt. Ampulosidad sinfónica en “Won’t Trust, Won’t Fear, Won’t Beg”. Jugueteos a medio tiempo, luciendo vocalista y metiendo esos coros tan reconocibles. Finalizan con el tema que da título a la presente obra. Abren con un riff de guitara y pronto funden los teclados. Es quizá el mejor tema juntamente con la primera y con “Running Out of Tears”. El DVD es más una curiosidad que otra cosa. Varios temas grabados en calidad realmente baja, una entrevista que cuesta llegar a captar debido a que suena la música de fondo y varias escenas de momentos de gira de esos que ves una vez y la no los pones nunca más. Y si no los ves… pues tampoco pasa nada. Lo mejor es el unplugged callejero en Madrid. Cooper está alucinante, el show en el Hard Rock Café de Tokyo y el clip de Rusia. Pero poco más a destacar. Meramente anecdótico.

Los cambios de formación han dejado un poco que el grupo sea más el proyecto de Andersen que otra cosa, pero está claro que D.C. Cooper es la pieza con la que se alcanza la perfección. Esta segunda etapa con el vocalista americano vuelve a ser excelente, pero seguimos esperando los clásicos en sus directos. Cumplen expediente y hay temas que seguro que funcionarán en directo, pero muy lejos quedan del legado con que les vimos nacer. Royal Hunt siguen siendo una banda realmente especial, con un estilo propio, recargado y barroco. Plenamente reconocibles y capaces de hechizar en directo. Pero la magia en estudio y esa perfección la echaremos de menos. Eso no quita que uno disfrute de discos como el que nos ocupa. Siguen siendo muy grandes.