Quince años son demasiados en el mundo de la música. Probablemente demasiados. En el mundo de supergrupos como GUNS N’ ROSES o VAN HALEN, donde la actividad se mide lustro a lustro en lugar de mes a mes, quince años es algo así como anteayer. Casualmente, las dos bandas mencionadas tienen al frente a un líder algo frágil mentalmente, llámese Axl Rose o Eddie Van Halen, que cuando centra sus esfuerzos en una dirección concreta, puede lograr grandiosos resultados. Mientras que el mediocre “Chinese Democracy” de Axl y los suyos fue un paso innecesario en una dirección indefinida, el disco sirvió para darle oxígeno en las subsiguientes giras. Cualquiera que haya visto a GUNS N’ ROSES en los últimos dos o tres años sabrá que el grupo está en muy buena forma en directo, aunque el disco fuera un ligero bodrio. En el caso de VAN HALEN la cosa fue al revés. El genio Eddie Van Halen se pasó años metido en su particular infierno de la droga para terminar sacando la cabeza de nuevo con una gira de reunión con el viejo vocalista David Lee Roth, quien es para muchos el cantante definitivo de la banda. Una gira irregular (no olvidemos que los problemas de drogas y alcohol de Eddie llevaron a la cancelación de varias fechas americanas) dejó el futuro de la banda en estado incierto, pero motivó que el grupo se pusiera a la labor de dejar fluir sus jugos creativos. El resultado es diametralmente opuesto a la irregularidad de la gira 2007-2008: VAN HALEN is back. En un trabajo de apenas cincuenta minutos de duración han logrado que el mundo olvide que Sammy Hagar fue el vocalista durante diez años, que en una ocasión Gary Cherone grabó un disco con ellos y que la mayoría de discos de bandas reunidas son absolutamente insufribles.

Han jugado con una carta que uno podría considerar válida o no válida, según se mire. Está claro que VAN HALEN –o cualquier banda- tiene bastante crudo el objetivo de intentar transmitir en 2012 lo mismo que transmitía en 1978. La música de los americanos siempre fue sinónimo de urgencia, falsa soltura que camuflaba a una banda muy bien ensayada en realidad, de pirotecnia instrumental, de sentimiento feel-good. Música que te motiva a salir un sábado por la noche y quemar la ciudad, especialmente la que crearon en los años de Roth. Escuchar a los VAN HALEN reflexivos de “Balance” o abiertamente cariñosos de “5150” u “OU812” era una experiencia muy distinta, que tenía más bien poco que ver con la encarnación original de la party-band definitiva. ¿Cómo podían VAN HALEN recuperar su sonido clásico cuando los individuos que forman la banda a día de hoy son personas sustancialmente distintas a las que eran hace 35 años? Pues haciendo lo único que podían hacer: tirar de descartes, de viejas demos olvidadas, de canciones que no terminaron de salir en su día y que ahora han recibido el último empujón que necesitaban, salvando de paso la trama de la película. Dejando de lado lo correcto que pueda parecer el procedimiento, la realidad es que gracias a ello, la banda ha conseguido un disco que huele al legado clásico de la banda por todas partes. Apenas una o dos canciones se podrían considerar relleno, todo un logro en los tiempos que corren y en un disco con trece cortes en total.

Comencemos por el principio: “Tattoo”. Se trata del tema que la banda escogió para presentar el disco en sociedad. A muchos les dejó fríos, y comprensiblemente. Es una de las canciones menos agradecidas de “A Different Kind of Truth”. Posee un potente groove zeppelinesco y combina toques de blues-soul con el heavy metal que emana de los riffs y solos de Eddie. Después de unas cuantas escuchas se acaba pegando lo suficiente, pero no convence en exceso, especialmente el estribillo facilón. A nivel histórico, se trata de una idea llamada “Down in Flames” que data de 1976 y aparecía en las primeras demos de la banda.

El caso de “She’s the Woman” es similar en cuanto a orígenes, pero mucho más reconocible para el fan medio. Procede de un tema llamado “Voodoo Queen” que terminaría dando lugar a la vieja “Mean Street” aparecida en “Fair Warning” de 1981. “Voodoo Queen” fue también la semilla de otro tema titulado “She’s The Woman”, aparecido en la demo que la banda presentó a Warner Bros en 1977 para conseguir su primer contrato discográfico. Ahora “She’s the Woman”, con un inicio y puente central retocados se convierte en uno de los temas más espectaculares del nuevo disco. Vacilona, con coros a lo Motown muy propios de los VAN HALEN de la vieja escuela, un solo fluido que deja caer las notas como el de “…And The Cradle Will Rock”, “She’s The Woman” contiene todas las claves del sonido de la banda en menos de tres minutos.

“You and Your Blues” es un tema de facturación nueva, que recuerda a parte del material en solitario de David Lee Roth en la segunda mitad de los ’80 y con un ligero recuerdo a “Top of the World” en el riff de guitarra. El estribillo es uno de esos vencedores natos, con buenos coros y un Roth que se atreve a llevar su voz a los límites que posee actualmente, saliendo victorioso del asunto.

En el apartado de joyas, “China Town” es un tema rápido, al estilo de “Hot for Teacher” o “Hang ‘em High”. Eddie se funde en un doble tapping con su hijo y bajista Wolfgang al inicio de la canción, al estilo de Steve Vai y Billy Sheehan en los discos en solitario de Roth. No cabe duda de que el solo va a dar faena a más de un aficionado a la guitarra eléctrica en las próximas semanas, uno de esos rompecabezas habituales de Eddie que son ejecutados a la velocidad de la luz. El estribillo vuelve a ser muy digno, aunque la verdadera sorpresa reside en lo atronador de Alex Van Halen a la batería. Doble bombo a piñón fijo, fills a euro el kilo y una técnica envidiable que parece que todo el mundo había olvidado ya después de tantos años en un discreto tercer plano musical.

“Blood and Fire” recupera una vieja idea instrumental titulada “Ripley” que data de 1984 y la convierte en una canción de melodías beatelescas y energía positiva ineludible. Hasta la referencia al “look at all the people here tonight” que siempre gritó al público Dave en sus discursos entre canciones te hará esbozar una amplia sonrisa.

La rápida “Bullethead” es un ejemplo más de que aunque hayan pasado casi treinta años desde que la banda hiciera su último disco con Roth VAN HALEN siguen manteniendo intacta su energía más explosiva. Lo mismo sucede con la saltona “As Is”, donde el fraseo de Eddie a la guitarra es mareante. No cabe duda de que la banda se ha aplicado a fondo a la hora de hacer canciones que recuperen la esencia más clásica. Curiosamente, en ningún disco previo de la banda ha estado el bajo tan alto en la mezcla. Se nota que al bajo está ahora el hijo de Eddie y no el maltratado Michael Anthony, a quien se echa de menos especialmente en las armonías vocales, de las que era un componente decisivo. Pero lo que hay es lo que hay y, de no ser por el hijo de Eddie, probablemente la reunión de la banda jamás habría sucedido.

Mención aparte merecen las letras de David. La de “Tattoo” es pura poesía al estilo libre de Roth, mientras que los comentarios y añadidos del vocalista en otras canciones son tan brillantes como siempre. “It’s not who you squeeze, but who returns once again to squeeze you” dice el tipo en “As Is”, antes de volver a por un juvenilmente enérgico estribillo.

Extraños ruidos introducen “Honeybabysweetiedoll”, un tema de riff más experimental, donde Eddie usa un octaver para darle más cuerpo (aún) a su sonido de guitarra durante el riff principal. Roth usa su registro más bajo, al estilo de lo que hacía en “Me Wise Magic” del recopilatorio “The Best of Van Halen Volume 1”. El riff de bajo bamboleante de Wolfgang sirve como prueba de que el chico sabe lo que hace pese a su corta edad. Y, a todo esto, si alguien no ve la influencia de “Gates of Babylon” en esta canción, que tire la primera piedra.

Más funk y setentera es “The trouble With Never”, un tema en la onda de cualquier cosa que pudiera aparecer en “Van Halen II”. Los coros y armonías agudas de fondo vuelven a hacer acto de presencia, demostrando que son parte integral del sonido de VAN HALEN de la vieja escuela. Por seguir la senda de las comparaciones, cierto toque del “Crosstown Trafic” de Hendrix se evidencia en las melodías y estructura.

“Outta Space” es otro tema rockero en la onda del material de “Fair Warning”, con Roth volviendo a rozar los picos más altos de su voz. Es todo un misterio el cómo replicará estos temas en directo, aunque según se desprende de los primeros set-list, éste no formará parte de los shows. Es más criminal que hayan dejado fuera de los shows (de momento) la fabulosa “Stay Frosty”, una especie de “Ice Cream Man” del 2012. Roth canta y toca la acústica en los primeros minutos, antes de que el ataque de toda la banda se haga efectivo como en los buenos viejos tiempos. El final del tema, con un power chord de treinta segundos acompañado por la madre de todos los redobles por parte de Alex Van Halen nos recuerda otro de lo grandes tics de esta banda: los finales encendidos de la mayoría de canciones. Tan solo falta que el batería prenda fuego al gong como antaño.

Aunque hoy en día los últimos temas de los discos suelen tender hacia el relleno tanto como x suele tender a infinito, los dos últimos temas de “A Different Kind of Truth” son igual de consistentes que el resto. “Big River” posee una cadencia bailable que es hasta insultante. Si no comienzas a moverte involuntariamente durante el tema, háztelo mirar. Podría ser un tema de MOUNTAIN o de BLACK OAK ARKANSAS, de no ser por el solo veloz de Eddie.  El disco finaliza con la enorme “Beat’s Workin” y uno de esos inicios extraños a lo “Everybody Wants Some”. Es un tema más de medio tiempo, que no falto de energía. Roth vuelve a tesituras agudas, desafiando a la propia naturaleza de su maltrecha voz. La duodécima muestra de que esta banda está al tope de sus capacidades casi cuarenta años después de su formación, porque – siendo sinceros- si algo sobra en el disco es “Tattoo”. Es el tema que menos pega con el resto. Y probablemente por ello han hecho uso de éste para presentar el disco. Allí donde todo el mundo esperaba un bodrio de disco, lo que nos hemos encontrado es un trabajo consistente, sin baladas, ni teclados, ni experimentos fuera de lo común. Un trabajo en sintonía con lo que los fans de VAN HALEN querían después de quince años esperando. Creo que nadie, ni siquiera ellos mismos, se esperaban que terminara siendo algo tan bueno.

Probablemente el mejor disco del año, y eso que aun faltan diez meses.

Sergi Ramos

Grupo:Van Halen

Discográfica:Interscope / Universal

Puntuación:9

Canciones:

  1. Tattoo
  2. Shes the Woman
  3. You and Your Blues
  4. China Town
  5. Blood and Fire
  6. Bullethead
  7. As Is
  8. Honeybabysweetiedoll
  9. The Trouble With Never
  10. Outta Space
  11. Stay Frosty
  12. Big River
  13. Beats Workin

Año:2012