One Man Army And The Undead Quartet: 21st Century Killing Machine

Exactamente desconozco si es un refrán, un dicho popular o simplemente un
chiste malo, pero se dice que mientras haya muerte, hay esperanza. THE CROWN,
para disgusto de muchos, pusieron punto y final con su magnífico “Possesed
13”, traducido en otras palabras, en plena alza compositiva y sin visas a desquebrajarse.
Una pena, sí.

Aunque mejor que fuera de ese modo, siempre es más reconfortante guardar en
la memoria satisfacciones varias, que perder espacio dedicado a grupos convertidos
en resquicios sin nada que decir, e indiferentes a los oídos de los metaleros
de pro.

Precisamente, ha sido el vocalista de aquellos, Johan Lindstrand, quien no
ha dado tregua para que terminemos de asimilar que THE CROWN no volverán (o
por ahora). Ha creado ONE MAN ARMY AND THE UNDEAD QUARTET (toma trabalenguas!),
ha fichado por la todopoderosa Nuclear Blast, ha girado como teloneros de CHILDREN
OF BODOM, y ha reclutado en sus filas a miembros de IMPIOUS y RECLUSION. Sin
duda, la cosa promete.

Dada la proveniencia de sus miembros, no resulta una sorpresa comprobar que
el ejercicio musical que ofrece ONE ARMY AND… es un entramado de thrash/death
metal (agréguenle old school si gustan), donde se conjuga la técnica sin excesos
de malabarismos, y la caña burra y dura a partes iguales. Desde la inicial “Killing
Machine”, Lindstrand y su séquito nos pone en pie de guerra para que no nos
coja desprevenidos la descarga de diez temas devastadores que nos espera. Sabiamente
han dotado casi por igual a “21st Century Killing Machine”  con canciones a
gran velocidad (sirva “Public Enemy No 1” como ejemplo, o el destructivo cierre
con “Bulldozer Frenzy”) con cortes a media aceleración pero no por ello menos
intensos (muy logrado el tempo machacón de “Hell Is For Heroes”, y no menos
conseguido el de “Branded By Iron”). Salvados de la linealidad, pues.

Quien ya conozca las bondades vocales de Lindstrand no necesitará orientaciones
de un vocalista capaz de escupir por su garganta un torrente de voz descalabrante,
de esos que te taladran el cerebro con cada pronunciación. Aunque se encuentre
el voceras en primer plano, no desmerece la atención el trabajo de los guitarristas
Mikael Lagerbland y Marek Dobrowolski, dados a reflejar su imaginación en un
mismo corte con un arsenal de riffs gruesos y rudos, vueltas de tuercas para
ejecutar solos propios del heavy metal, y pisar freno para la degustación de
melodías concienzudas. Péguenle una escucha a “When Hatred Comes To Life” o
a la metálica “So Grim So True So Real” y sabrán a lo que me refiero. Este álbum
no será la innovación en persona dentro del estilo, pero si su capacidad de
sorpresa es limitada, hay que decir a su favor, que tras varias escuchas, esto
se compensa con la infinidad de detalles que se van desmantelando, logrando
que este disco perdure una larga temporada en tu reproductor. Algo que no se
puede decir de muchos.

Para finalizar citemos el, digamos, sentido del humor de ONE ARMY AND…, ya
que parece ser, que con su lírica no les era suficiente. Cada tema se divide
en 10 subcortes, que vienen a coincidir en la mayoría de los casos, con algún
cambio de ritmo, con el inicio de alguna estrofa vocal, con el comienzo y desarrollo
de algún solo de guitarra o vaya usted a saber. El caso es que, si por ejemplo,
se les antoja escuchar “Behind The Church”, gocen ustedes de la paciencia necesaria
para pulsar 71 veces el botón del next track. Ya les vale…