Dry River: 2038
Dry River ya son una realidad y de largo una de las bandas más refrescantes de la escena. Divertidos, atrevidos y con el foco puesto al rock 70, mezclando bien a los Queen más rompedores de esa era con riffs Van Halen y Boston. Van claramente para arriba y su accesibilidad les hace ir más allá de la escena rock aunque sus raíces están más que claras.
Dry River son una anomalía, una bendita anomalía en el aburrido panorama rockero hispano. Atreverse a tirar de Boston, Journey, Queen y de AOR en castellano, y salir airosos en pleno 2018, es algo que parecía al alcance de nadie. Hay en la banda una importante dosis de parodia, de diversión y de libertad compositiva, pero ante todo hay excelentes ideas y mucha valentía. Dry River ya irrumpieron con fuerza con “El circo de la tierra” en 2012 y me parecen uno de esos grupos que o te encantan o que detestas. Son comerciales, accesibles y refrescantes y “2038” es la culminación de todos sus propósitos, otro paso más allá de su anterior y genial “Quién tenga algo que decir, que calle para siempre”.
El disco rezuma buenrollismo y felicidad y la obra se abre con la maravillosa “Perder el norte” de ecos Journey, con unas guitarras 100% Neal Schon y unos coros a lo Queen. Cortes, pausas, subidas de intensidad y una creatividad excelsa dotada de orquestaciones puntuales. La voz de Ángel es pura personalidad y es un frontman tremendo en directo. Si los temas tienen que subir hasta los ocho o 10 minutos no es obstáculo para ellos. Composiciones orgánicas y libres a las que dotan de un gran estribillo siempre. Es el caso de la monumental “Fundido a negro”. Agorera de letra pero ideal para introducirte en su colorido mundo. Aquí reposan todas sus virtudes. En “Cautivos” se marcan una especie de “39’” de Queen. Instrumentos acústicos, coros y suavidad con un Ángel estelar y preciosos detalles técnicos a las acústicas. “Peán” es un tour de forcé de 10 minutos con una base netamente heavy aunque con momentos para todo, incluyendo instrumentos frotados de cuerda. En “Rómpelo” hay un riff deudor de Van Halen y diabluras técnicas por parte de Carlos Álvarez y Matías Orero. Mucho feeling y otra buena muestra de lo que son capaces, incluyendo el meloso estribillo.
Momento balada con “Me va a faltar el aire” con orquestaciones y coros de fondo realzando la tonada en la que las teclas de Martí Bellmunt toman protagonismo. Voces distorsionadas y festividad en “Me pone a cien” tirando de pop y sobreproducción de coros, un poco en la onda “Irresistible” de su anterior obra, a la que suman el saxo de Bellmunt. Algo más oscura suena “Caminos” con dominio de teclas blancas y negras y con grandes dosis de dramatismo. Giro de guion en “Al otro lado” a medio camino entre el blues y el cabaret pero con muchos dejes Queen y esos coros femeninos que elevan la composición. Mucha clase y libertad compositiva de la que vuelven a salir airosos. Se despiden con “Con la música a otra parte”, una coda de apenas dos minutos puramente AOR y repleta de feeling.
Dry River ya son una realidad y de largo una de las bandas más refrescantes de la escena. Divertidos, atrevidos y con el foco puesto al rock 70, mezclando bien a los Queen más rompedores de esa era con riffs Van Halen y Boston. Van claramente para arriba y su accesibilidad les hace ir más allá de la escena rock aunque sus raíces están más que claras. Es una banda de esas que adoras o que no te entran nunca pero a nivel musical están por encima de la media con una notable imaginación a la hora de componer. Temas orgánicos que avanzan y sorprenden y que irradian luz y felicidad. Dales una oportunidad y si puedes asiste a uno de sus conciertos en os que las sorpresas nunca decaen.
Grupo:Dry River
Discográfica:Rock Estatal Records
Puntuación:8
Canciones:
- Perder el norte
- Fundido a negro
- Rómpelo
- Me va a faltar el aire
- Me pone a cien
- Camino
- Al otro lado
- Cautivos
- Peán
- Con la música a otra parte
Año:2018-02-04
Votación de los lectores:5
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