Royal Hunt: 2016

Puede que tenga escaso sentido este directo pero si eres fan del grupo multinacional lo recibirás con los brazos abiertos. Música exquisita perfectamente ejecutada por una de las bandas más infravaloradas del planeta rock. El binomio Andersen-Cooper sigue facturando discos excelentes y verles sobre las tablas es un privilegio. No llega al nivel de perfección y magia de “1996” pero es su segundo mejor directo hasta la fecha.

20 años ya han pasado desde el excepcional directo “1996” de Royal Hunt. Ese disco nos deslumbró a quienes lo escuchamos, y lo mejor de todo es que le siguió su obra cumbre “Paradox”. Maravillosos años para un grupo que cerró su era dorada demostrando que su hard rock técnico con tintes progresivos no tenía igual. En estos 20 años ha pasado un poco de todo, pero la deserción del flamante vocalista D.C. Cooper fue algo que lastró a la banda en demasía hasta su retorno en 2016. Afortunadamente el vocalista americano y el líder y teclista ruso han vuelto a hacer las paces y el combo vuelve a lucir como si nada hubiera pasado. Incluso sus nuevos discos están a la altura de su leyenda, y eso es decir mucho, pues hasta “Paradox” todo era perfecto. Quizá no tenga excesivo sentido volver a sacar un directo cuando todavía está fresco “Cargo”, pero bueno, es testimonio de su última gira, sin coristas y que en sitios como Barcelona apenas contó con unas 50 personas. El mundo se lo pierde, Royal Hunt son una de las mejores bandas del planeta…

Esta vez se da cabida al material de esta nueva etapa pero se incluyen cortes clásicos e incluso alguno que en su día fue cantado por otro vocalista, algo que hay que agradecer a D.C. Cooper. Otros vocalistas renegarían de ese material. La instrumental speedica “Martial Arts” abre los juegos para desembocar en la preciosa “River of Pain”, uno de sus cortes más emblemáticos. Sonido pulcro marca de la casa con un Cooper extraordinario y las teclas mágicas de André Andersen. Técnicamente soberbios con temas extensos plagados de atmósferas y derroches técnicos en la guitarra de Jonas Larsen. “One Minute Left to Live” representa esta nueva etapa, tan inspirada como la época clásica. Sorprende la inclusión de “Army of the Slaves”, pero bienvenida sea, único tema de la etapa sin Cooper junto con “Lies”. “Wasted Time” y “Flight” siguen sonando tan melódicas y deliciosas como en “1996” y el piano con regusto a cabaret en el inicio de “Heart on a Platter” demuestra que el grupo sigue teniendo ángel en la composición.

Los momentos delicados de nueva factura vienen de la mano de la intro de “May You Never (Walk Alone)”. De verdad es que esta nueva etapa posee la misma magia que en sus clásicos. Elegancia a raudales y exquisitez técnica constante en ese solo neoclásico de guitara y teclado. “Half Past Loneliness” me parece uno de los mejores cortes de toda su dilata carrera, y eso que es del “Show Me How to Live” de 2011. Precioso riff y destellos técnicos rematados por un excepcional Cooper. Gran entrada a “Message to God” entre palmas y cánticos. Luego 15 minutos de gloria y feeling con uno de sus mejores estribillos. Una de las joyas más rutilantes del “Paradox”. Final con la primeriza “Stranded” (Bonus track japonés de su primera obra) y con una maravillosa interpretación de “A Life to Die For”. Hay una presentación de la banda entre aplausos, larga pero que da testimonio de lo vivido en su último tour.

Puede que tenga escaso sentido este directo pero si eres fan del grupo multinacional lo recibirás con los brazos abiertos. Música exquisita perfectamente ejecutada por una de las bandas más infravaloradas del planeta rock. En mi humilde opinión superan con creces su anterior “Cargo” aunque esta vez los coros van enlatados. No baja la intensidad ni un segundo y a golpe de estribillo te conquistan. El binomio Andersen-Cooper sigue facturando discos excelentes y verles sobre las tablas es un privilegio. No llega al nivel de perfección y magia de “1996” pero es su segundo mejor directo hasta la fecha.