Yuri Gagarin o cómo cepillarse varios discos de post rock metalúrgicos (tus favoritos también) en cinco minutos

La potencia y la energía que desprendieron en tan solo cinco minutos, dejaba el pabellón muy alto de su propuesta en estudio y de su fiel reflejo en el directo. Pero el ritmo no bajó, y canciones como “The New Order”, “Za Cosmoson” o “The Big Rip”, a pesar de su extensión, fueron disfrutadas con éxtasis por todos los presentes que parecían hallarse en pleno desierto de Marte.

Todos tenemos en mente el nombre de algún grupo cuyo conocimiento queda reducido a un círculo muy cercano de amigos. Y con una calidad tan pasmosa que hace incomprensible su poca popularidad. Sólo un intrépido promotor se pone manos a la obra para subir a la banda de marras en un avión desde un recóndito rincón del mundo, y trasladarla para un concierto  cerca de su casa. Es el caso de Devilstone Productions con Yuri Gagarin, que si bien los de Göteborg tiene bastante seguidores enganchados a su space rock en un ámbito más bien neófito, no es el grupo que esperas que venga a dar un concierto en nuestro país. Y en esta ocasión, por primera vez y en fecha única en la sala Paris 15 de Málaga.

Pero antes de que los suecos dieran rienda suelta a su psicodelia más espacial, disfrutaríamos de la no menos categórica actuación de ATAVISMO; banda gaditana formada por ex componentes de  VIAJE A 800 y MIND!, que poco a poco están construyendo su propia carrera. De hecho, a comienzos del próximo mes abril tendrán en la calle su segundo trabajo “Inerte”, pero sin dejar de hablar del presente, pudimos disfrutar de los aires pinkfloydianos y dejes progresivos andaluces en una actuación cargada de cambios de ritmos y ambientaciones, echando mano de músculo y soltura interpretativa. Todos los asistentes quedaron hipnotizados con un concierto que se prestaba a la hipnosis y al deleite atmosférico de “Meeh” o “Pan y Dolor” de su próximo y citado álbum a estrenar.

Poco tardaron YURI GAGARIN en gobernar el escenario después de una intro cósmica que daba paso a una frenética “Cluster Of Mins”. La potencia y la energía que desprendieron en tan solo cinco minutos, dejaba el pabellón muy alto de su propuesta en estudio y de su fiel reflejo en el directo. Pero el ritmo no bajó, y canciones como “The New Order”, “Za Cosmoson” o “The Big Rip”, a pesar de su extensión, fueron disfrutadas con éxtasis por todos los presentes que parecían hallarse en pleno desierto de Marte.  Ese mar de melodías de guitarras envueltas en sintetizadores astrales, penetraba con facilidad entre los asistentes, a pesar de que el quinteto se subiera al escenario con ropa de andar por casa y el juego de luces no le hiciera justicia a su vuelo galáctico instrumental.

Nos llevaron en volandas un poco más, y a pesar de su frialdad nórdica en un primera despedida, regresaron para noquearnos el cerebro con “Oblivion” de su más reciente trabajo “At The Center Of All Infinity”. Dada la respuesta del público, no es de extrañar que lo que parecía en un principio un viaje y un concierto planificado por azar o gustos demasiados personales, se convierta en otra cita en un futuro no muy lejano.  Al salir de la sala, podíamos comprobar que el centenar de personas que asistieron al concierto, arrasó con el merchandising que trajeron consigo desde su Göteborg natal…