Por las mismas fechas que hace 2 y 4 años respectivamente,
YNGWIE MALMSTEEN volvía una vez más a Barcelona en su ya obligada visita a la
sala Bikini presentando un nuevo disco, "Unleash the Fury", que curiosamente,
tras publicarse en el mercado japonés hace ya unos cuantos meses, todavía no
ha sido editado aquí en Europa, algo que no tengo muy claro si llegará a suceder
algún día a este paso.

Con una abarrotada sala Bikini donde no cabía apenas un alfiler,
las luces se apagaron y apareció el gigante sueco acompañado de sus 4 escuderos;
El vocalista Doogie White que parece haberse consolidado ya en la formación,
el teclista Joakim Svalberg y el batería Patrik Johansson, quienes ya participaron
en anteriores trabajos de Yngwie, y un desconocido bajista argentino de nombre
Mike Cervino cuya trayectoria musical me es completamente desconocida y que
de hecho, se acaba de incorporar al grupo puesto que las pistas de bajo de "Unleash
the Fury" fueron grabadas por el propio Yngwie.

Yngwie Malmsteen estuvo soberbio, como siempre. Su aspecto
físico ha mejorado muchísimo tras abandonar definitivamente el alcohol hace
ya un tiempo. El otrora famoso barrilete sueco gruñón ha adelgazado y parece
haber rejuvenecido lo menos 10 años, y es que Yngwie Malmsteen sino me fallan
los cálculos, debe rondar los 45 años. Sus movimientos por el escenario fueron
constantes, no paró quieto ni un solo instante, lanzando sus famosas patadas
voladoras, haciendo sus ejercicios de lanzamiento de Fender Stratocaster por
los aires, recreándose en su particular forma de hacer headbanging… En fin,
que parecía un mozalbete, y encima, se le veía tremendamente feliz  sobre el
escenario, incluso llegando a congeniar con sus compañeros de banda, algo no
muy habitual en él.

Su presencia escénica siempre ha sido, y de hecho lo sigue
siendo, imponente. Ver a un tipo de casi 2 metros de altura, tocando de forma
tan agresiva y con los habituales atuendos que Yngwie suele llevar, es cuanto
menos, atractivo. Lo que no parece cambiar es su, también gigantesco, ego; Su
parrilla de Marshalls, en esta ocasión creo recordar que había 10, sigue ocupando
dos terceras partes del escenario, lo que apenas deja espacio para que el resto
de músicos coloquen su equipo. Por si esto fuera poco, Yngwie necesita de medio
escenario más para poderse mover con soltura lo que obliga al resto de su banda
a quedarse prácticamente estática para no entorpecer las labores escénicas del
señor Malmsteen. El único que parece tener la libertad de "codearse"
con él es el cantante Doogie White, quien incluso, solía bromear constantemente
sobre Yngwie, su arsenal de guitarras, su "muro" de Marshalls y como
no sus Ferraris, en un inglés cerrado como pocos que hacía prácticamente imposible
entender sus chistosos comentarios.

Doogie White empezó el concierto de una forma un tanto desastrosa,
soltando una cantidad de gallos que hacían temer lo peor, sin embargo a partir
del tercer tema empezó a clavar prácticamente todos y cada uno de los agudos
que cantantes de la talla de Goran Edman, Mike Vescera, Mats Leven, Jeff Scott
Soto, Joe Lynn Turner o Mark Boals han plasmado a lo largo de los años en los
trabajos de estudio del guitarrista sueco. Lo que es innegable es que Doogie
es un muy buen cantante, ahora, eso no quita que su particular timbre pueda
gustar más o menos a sus fans; A título personal, yo prefiero los registros
de Mike Vescera, Jeff Scott Soto o Joe Lynn Turner muy por encima de los de
Doogie White, cuestión de gustos.

El resto de la banda, simplemente, cumplió, destacando por
encima del resto el teclista Joakim Svalberg, quién apoyó en más de una ocasión
en los coros de una forma sublime y se marcó un solo de teclado diferente a
lo que uno esperaría de un concierto de Yngwie Malmsteen. Por otro lado, el
batería Patrik Johansson se limitó a hacer su faena cambiando mínimamente los
patrones de algunos temas, eso sí, sin grandes filigranas. Su solo, completamente
prescindible, podría haberse evitado sin problema alguno. Finalmente, la presencia
del, fenomenal por cierto, bajista Mike Cervino fue meramente testimonial, y
al igual que solía darse con aquel tipo llamado Barry Dunaway que militó en
la banda a finales de los 80’s, sus terroríficas pintas y su melenilla a lo
Randy Rhoads’ 81 causaron estragos entre los asistentes, algo de lo que probablemente
el propio Mike era consciente puesto que apenas se acercó a menos de 3 metros
del foso de la sala.

Antes de desgranar un poco más a fondo el repertorio de Yngwie,
les advierto que no tomen al pie de la letra el orden del repertorio aquí mencionado;
Muchos fueron los temas de los que solo se extrajeron algunos fragmentos, otros
tantos fueron intercalados entre larguísimas instrumentales, las cuales a su
vez, solían ser pupurris de varias piezas de cosecha propia de Yngwie, tanto
del pasado, en vivo y en estudio, como del presente, fragmentos extraídos de
piezas de música clásica, e incluso improvisaciones de todo tipo. Con todo esto,
imaginen por un momento el cacao mental que un servidor puede tener en mente
a la hora de intentar poner un poco de orden. Vayamos a ello pues.

Tras la pertinente intro repleta de barridos que el propio
Yngwie empezaba a soltar desde los mismos camerinos, y siguiendo la tradición,
la banda ejecutó su primer clásico de la noche; "Rising Force", uno
de los temas que mayor respuesta tuvo por parte de un público que se sabía la
letra al dedillo. Tras rememorar tiempos mejores con Joe Lynn Turner al frente
de la banda, empezaron a sonar los primeros acordes de "Never Die",
tema sorpresa que Yngwie decidió interpretar sacrificando así "The Seventh
Sign", ¡Craso error!, hay temas que no deberían sacrificarse nunca por
nada del mundo. Con la siguiente "Masquerade", única concesión juraría
que hizo Yngwie a sus últimos 4 trabajos, Doogie White empezó a dominar a la
perfección su voz, algo que perduraría hasta el fin del show. Una vez llegados
al grueso medio de la actuación, Yngwie prácticamente enlazaría casi todos los
temas cantados, solos e instrumentales, hasta casi llegados los bises. Así pues,
la primera pieza instrumental en sonar fue "Far Beyond the Sun", seguida
del clásico "I’m a Viking", otra sorpresita como fue "Demon Driver"
de su disco "Eclipse" el cual apenas suele tener  representación en
directo en las últimas giras de Malmsteen, con unos muy buenos coros del propio
Yngwie, un extracto del blues "Cherokee Warrior" de su último trabajo,
la antigua "As above, so Below" y como no, el tramo acústico donde
Yngwie interpretó un fragmento de aquel "Concerto Suite for Electric Guitar
and Orchestra in E flat minor Opus 1" que juraría que pertenecía a "Prelude
to April" (no me hagan mucho caso…), seguido de la emotiva "Dreaming
(Tell Me), pieza coreada obviamente por el respetable. Al igual que en anteriores
ocasiones (e incluso diferentes ciudades), la guitarra acústica, preciosa por
cierto, de Yngwie sonó como el mismísimo infierno. ¿Cómo pude ser que en los
casi 20 minutos que Yngwie tuvo la acústica bajo su brazo a nadie le diese por
checkear el cableado para ver qué ocurría?, ¡Si hasta el propio Yngwie amenazó
con un gesto de rebanada de cuello al técnico!. Incluso, el mismísimo asistente
personal de Yngwie puso cara de espanto al escuchar las primeras nota que emanaban
de la guitarra del sueco. Asistente por cierto, cuya gigantesca labor no ha
de ser desmerecida para nada; Reponer las púas de guitarra del micro de Yngwie
aproximadamente cada 5 minutos, afinar constantemente las 4 Fenders Stratocasters
de color crema que el sueco llevaba y a la vez, estar atento por si al señor
Malmsteen le daba por lanzar acrobáticamente su guitarra para cambiarla por
otra… 

En la parte final de este tramo medio del show, llegaron
también las imprescindibles "Trilogy Suite Op: 5" y "Black Star",
con algunos fragmentos intercalados del "My Resurrection", la oscura
"Krakatau" o préstamos de piezas clásicas de compositores como J.S.
Bach, Paganini o Mussorgsky, y como no, "You Don’t Remember, I’ll Never
Forget", lógicamente, el tema más coreado de toda la noche. Tras un amago
de despedida, Yngwie y el resto de músicos que le acompañan,  volvieron para
cerrar la velada con aquel himno del "Marching Out", "I’ll See
The Light Tonight", otra de las más coreadas. Tras ello, la banda se despidió
definitivamente e Yngwie anunció que muy en breve volverían, fecha que les anticipo
será, si las previsiones se cumplen como hasta ahora, a mediados del 2007 (Y
como no, ¡Ahí estaremos de nuevo!).

Texto: Javi Metal / Fotos: Sergi Ramos

Datos:Bikini
Barcelona
Publico: 500 personas
Promotor: RM Concert

Día:28/06/2005

Puntuación:8