Que a nadie se le escape que Mathias Jabs dijo en una entrevista con “El Mundo” el mismo sábado que “Scorpions nunca han dicho que fuesen a retirarse”. ¿Hemos sido vilmente engañados una vez más con las falsas despedidas? Al menos Phil Collins admitía públicamente que era un timo, con aquello de “The First Farewell Tour”… La caradura no tiene límites, pero tampoco se les puede criticar que quieran levantar su negocio. Lo cierto es que desde que anunciaron su última gira en el 2010 (esa misma que ya dura cuatro años) el perfil mediático de Scorpions ha crecido exponencialmente.

Segunda y última noche de Scorpions en Madrid, tras seis años sin visitar España. Tras las buenas sensaciones de la primera noche, se enfrentaban al concierto que salió a la venta en primer lugar y que más rápido agotó las entradas. Ya estaban calentitos, por así decirlo, y podríamos decir que la segunda noche fue incluso mejor que la primera. El ambiente de un show de heavy metal clásico en un pabellón en la capital del reino es inigualable: es como volver por momentos a 1984 y vivir lo que muchos afortunados pudieron disfrutar en aquella época. La diferencia es que Scorpions están en la sesentena, mayormente, pero no dejaron que se notase. Comedidos en sus fuerzas, pero con ocasionales muestras de fuerza en los momentos adecuados, al final nos hicieron creer a todos que estábamos treinta años atrás. Y debe ser jodido, para aquellos que les vieron en la época, ver como ellos se van haciendo mayores y echando barriga y firmando hipotecas, pero Scorpions se mantienen tan esbeltos como hace treinta años y con unos niveles de energía realmente envidiables, especialmente en el caso de Rudolf Schenker.

El show, lleno hasta la bandera en las gradas y con más espacio hábil en la pista (al menos estéticamente, seguramente por culpa de las limitaciones impuestas por la Comunidad de Madrid para los aforos en espectáculos tras la tragedia del Madrid Arena) tuvo un ambiente potente desde el principio, con la llegada de los americanos Steel Panther. Ya habían realizado su show completo el día anterior en Barcelona, de modo que lo que vimos de ellos teloneando a Scorpions supo a poco. Apenas 40 minutos en directo, aunque consiguieron hacer de Vistalegre una fiesta. Sonó “Eyes of a Panther” para iniciar el show y en cuestión de cinco minutos se habían metido al público en el bolsillo. No obstante, la reacción siempre es menor en un gran recinto que en una sala pequeña, donde Michael Starr y Satchel se llevan al público por donde les da la gana durante todo el concierto. Aún así, hubo espacio para la broma y el cachondeo jocoso de siempre, especialmente en las presentaciones de la banda y en concreto del raruno Lexxi Foxx. Sonó “Death to All But Metal” para acabar y por el camino se descolgaron con “Asian Hooker”, “Party All Day” o “Party Like Tomorrow is the End of the World”. No hubo “hair solo” ni otros momentazos del show, como el de subir chicas al escenario, pero convencieron y sembraron la semilla ante ocho mil personas de que a veces las parodias pueden ser mejor incluso que la realidad.

Tras una media hora de espera, Scorpions salieron a escena puntuales y absolutamente on fire desde el primer momento. La batería de James Kottak se elevó hasta arriba (con el a cuestas) y sonaron “Sting in the Tail” y “Make it Real” para iniciar el show. No hubo sorpresas en el cuerpo general del setlist respecto a la noche anterior, aunque se podría decir que la banda estaba más centrada, motivada y encendida en esta segunda ocasión. El público también respondió mejor, especialmente en temas relativamente recientes como “Raised on Rock” y la coreadisima “The Best is Yet to Come”.

La banda no escatimó en clásicos, como ya se esperaba: “Holiday”, “The Zoo”, “Coast to Coast”, “Send Me an Angel”, “Loving You on Sunday Morning”, “Tease Me Please Me”…una tras otra fueron conquistando al público de Madrid. Klaus Meine fue muy comunicativo y en distintos momentos hizo arengas para que el público cantase entre tema y tema, manteniendo el nivel participativo a buena altura. Así mismo, Rudolf Schenker estuvo especialmente trabajador esa noche, ya no solo ofreciendo las habituales poses de rock star, sino saltando como un cosaco y pegándose unas carreras que ya qusieran muchos señores en edad de jubilación. Debe ser que la cerveza alemana está hecha de cebada y células madre a partes iguales…

El capítulo de los solos fue tan tedioso como siempre suele suceder en estos casos, aunque el de James Kottak, que no hizo nada en particular, se llevó la palma. Pesaban más las reproducciones de portadas de Scorpions que ejecutaba a través de videos en las pantallas del escenario que lo que tocaba con su batería. Nunca fue tampoco el Mike Mangini del hard rock, así que se limitó a un solo a medio camino entre Cozy Powell y Peter Criss. Torpe pero técnicamente tolerable. El de Mathias Jabs al final del show fue un pequeño anticlimax también, especialmente con canciones en el tintero como “Bad Boys Running Wild” y otros clásicos. Dicho esto, el final a base de “Black Out”, “Big City Nights” y, ya en el bis, “Still Loving You”, “Wind of Change” y “Rock You Like a hurricane” fue épico. El palacio entero en pie fue la señal de que aquella estaba siendo una gran noche.

La sorpresa llegó al final del set, cuando la banda ya se estaba despidiendo del público, y los cánticos les obligaron a replantearse el final del concierto. Cogieron acústicas y se dignaron a hacer un “When the Smoke is Going Down” que terminó de apaciguar al personal antes de salir del Palacio. Se les vio contentos, agradecidos por la respuesta del público español y francamente emocionados.

Eso si, que a nadie se le escape que Mathias Jabs dijo en una entrevista con “El Mundo” el mismo sábado que “Scorpions nunca han dicho que fuesen a retirarse”. ¿Hemos sido vilmente engañados una vez más con las falsas despedidas? Al menos Phil Collins admitía públicamente que era un timo, con aquello de “The First Farewell Tour”… La caradura no tiene límites, pero tampoco se les puede criticar que quieran levantar su negocio. Lo cierto es que desde que anunciaron su última gira en el 2010 (esa misma que ya dura cuatro años) el perfil mediático de Scorpions ha crecido exponencialmente. No recordemos que los managers cobran por pensar estrategias y no se nos escapa que lo de la “última gira” no es más que otra estrategia más.

Mención a parte en esta crónica merece el sonido: posiblemente Vistalegre nunca ha sonado tan nítido. Nos consta que se han hecho grandes esfuerzos desde la empresa promotora en acondicionar debidamente el recinto para exprimir al máximo el sistema de sonido y eso es de agradecer, especialmente cuando uno paga una cierta cantidad por una entrada y no tiene ganas de escuchar un batiburrillo más cercano al death metal que al hard clásico de los ochentas.

Promotor:Madness Live

Día:2014-03-08

Hora:20:00

Sala:Palacio de Vistalegre

Ciudad:Madrid

Teloneros:Steel Panther

Puntuación:9