XMAS METAL FEST

SÁBADO 15

NIGHTMARE 9/10

En la jornada del sábado los problemas continuaron, pero afortunadamente fueron solventados. Phorceps, la banda que se había ganado el puesto en un concurso, tocaron antes de Nightmare y tuvieron que ceder los instrumentos a los franceses Nightmare. Finalmente concierto y pruebas de sonido se solaparon. Pero eso no sería impedimento para que estos franceses demostraran que su veteranía les avala. Los hermanos Amore salieron a por todas, llevando en hombros a un grupo que lleva activo desde 1984. La combinación de veteranía y juventud del grupo funciona, y desde “The Preacher”, combinada con “Sunrise in Hell” demostraron que esta gente no venía de vacaciones precisamente. Impresionante la voz de Jo Amore. Había gente que hablaba de que el de Nightmare había sido el mejor show del festival… y puede que así fuera. Sus raíces en la NWOBHM han quedado hoy en día algo difuminadas. La verdad es que dieron mucha cancha a su último disco, pero funcionó y mucho. Temas como “The Children of the Nation” o “The Doomsday Prediction” (Amore hizo bromas sobre el fin del mundo Maya) sonaron a gloria. Hubo espacio para temas más antiguos como “Gospel of Judas” o la intensa “Three Miles Island”. El final fue impactante con unos agudos de Amore que nis hicieron recordar por unos momentos al gran Ronnie James Dio. No cayó material de su etapa 80s, pero bajaron del escenario con un buen puñado de nuevos fans. Sólo había que ver el gentío que se arremolinó en la firma de discos.

SKYCLAD 9/10

Para muchos era el concierto más esperado. El hambre que poseen los fans de Skyclad por ver a su banda favorita es impresionante. Hay un amor y una devoción totales hacia ellos, pero seamos claros: son una inmensa minoría. Skyclad venían a Almàssera con la intención de hacer un set muy especial, y creo que todo fan se tirará de los pelos si ve el setlist. Ya desde “Earth Mother, the Sun and the Furious Host” la fiesta pagana se inició para deleite de los presentes. Genial el poder vivir un concierto de Skyclad desde primera fila. Impresionante Georg con su violín y un Kevin Ridley que fue de menos a más. “Another Fine Mess” precedió a la esperada “Just What Nobody Wanted”. Amplia sonrisa por parte de los fans ante gemas como “Cardboard City” y “The Land of the Rising Slum”. Tocaron sólo temas de su etapa en Noise Records, aunque hubo alguna que otra sorpresa al final. El grupo estuvo en todo momento muy simpático y cercano, con un Ridley sonriente siempre junto a su inseparable botella de vino tinto. La balada de “One Piece Puzzle” fue para muchos un sueño hecho realidad. Continuaron con “The Cry of the Land” y con “The Wickedet Man of the World” a la que Ridley se refirió a Steve Ramsey. “The Widdershins Jig” fue presentada como la primera canción folk metal de la historia. Mucho ha llovido desde ese disco… Curiosamente la versión de Thin Lizzy “Emerald” quedó fuera pues creyeron que iban mal de tiempo. Una lástima. Eso no quitó que el fin de fiesta fuera espectacular con la ya clásica “Spinning Jenny”, una fiesta, y con la potente “Thinking Allowed”. Luego sería el turno de dos cortes del “Irrational Anthems”, ya de bonus. Primero “Inequally Street”, para terminar finalmente con esa maravilla que es “Penny Dreadful”. Genial comienzo con Ridley cantando el coro de “¡¡Extra, extra!!. Si eres fan de Skyclad siempre echas de menos algún tema que otro, pero es innegable que el setlist es para enmarcar, también su actuación. Esperemos que no tarden mucho en volver por aquí.

IRON SAVIOR 9/10

Cuando le dije a Piet Sielck que su último disco era tan bueno como los dos primeros… Un silencio largo fue su contestación… Sielck ha estado luchando mucho y ha seguido editando discos más que interesantes, pero su peso en la escena ya no es el que era. Sin embargo sigue siendo todo un referente y su mirada impone. Su banda no ha perdido ni un ápice de calidad y su nuevo disco tiene momentos realmente enormes. Hace muchos años ya de sus show en el Machina o de su aparición en Wacken, pero el grupo demostró que sigue poseyendo un directo matador. Jan Eckert sigue en sus filas, y en la batería nos encontramos con el afamado Thomas Nack, el chico que grabó la batería en el “Land of the Free” de Gamma Ray. Tras la intro “Descending” la sala se inundó de tonos azules y rojos y el grupo saltó a la yugular con los dos temas más celebrados de su última obra: Primero “Starlight” y luego “The Savior”. Dos cortes que van para clásicos absolutos de la banda. Potencia, melodía y un Sielck espectacular. Tras “The Omega Man” tocaba recuperar todo un clásico: “Condition Red”. Gran disco, injustamente olvidado. Sielck demostraba que su garganta sigue estando muy en forma y el combo sonaba como una apisonadora. Mención aparte merece Nack con su estilo personal de tocar y su agilidad. Turno para “Break the Curse” y la aplaudida “Mind Over Matter”. Luego tocaba visitar, otra vez, su nueva obra con “RU Ready” y “Hall of the Heroes”. Y ya en la recta final, antes del bis, ese single llamado “Ive Been to Hell” y ese corte que ha marcado su nuevo disco: “Heavy Metal Never Dies”. No es el mejor tema del disco, pero sí posee cierto mensaje. Sielck estuvo a punto de arrojar la toalla. Cuando vio la luz, nació este tema, el primero de “The Landing”. Tras una merecida ovación tocaba rematar la faena. Quedaban las favoritas del público. Primero “Coming Home”, melódica y potente. Haciéndonos recordar a esa banda que tanto sorprendió a principios de la pasada década. Luego combinaron dos pesos pesados: “Iron Savior” con “Watcher in the Sky”. ¿Las dos mejores canciones del grupo? “Atlantis Falling”, otra imprescindible, puso el punto final. Pero no, había otra bala. Nada más y nada menos que “Breaking the Law” en versión Sielck. Sonó perfecta y muy adaptada al sonido de Iron Savior.

La jornada finalizó con bandas, gente, periodistas y demás tomando cervezas juntos y charlando. Momentos realmente bonitos y que sólo se pueden vivir en festivales de esta índole. Es una lástima que la gente no llenara la sala, pero los que allí estuvimos seguro que repetiremos. Quizá estas bandas no estén en el mejor momento de sus carreras, pero tanto da, todas ellas demostraron el por qué de su nombre. Enormes conciertos y con mucho tiempo para tocar. No es el típico festival en el que cada banda toca 30 minutos y ya está. Tuvieron tiempo para sentirse cómodos y demostrar quiénes eran. Sentimos no poder dar la crónica de Astral Doors, pero estábamos haciendo algunas entrevistas que en breve se subirán. Enhorabuena a los organizadores. Esperemos que cuadren los números y que el festival siga adelante los próximos años.