Hace unas horas pudimos ver a unos avispados (por eso de las traducciones literales) WASP en la sala Macumba de Madrid, en el ático de la estación de Chamartín. Estos WASP poco tienen que ver con los de la foto de aquella formación que forraba la carpeta de 8º de E.G.B. de algunos de nosotros, allá por finales del 80. Únicamente el señor Blackie Lawless permanece ahí, quince cursos más viejo, en los que ha ido ganando kilo –de peso- por año. Pese a todo, y aunque el sonido haya sido algo irrregular, ha resultado un concierto excelente. Aunque se siga echando de menos a un Chris Holmes de la época del "Live… in the raw", que hace ya algún tiempo cambió la guitarra por el pico y la pala de una obra de L.A.

El concierto empezó a las diez y cinco de la noche, y la sala se encontraba en esos momentos al 100% de capacidad: unas 1200 personas. Diez minutos antes todavía podía verse a gente intentando conseguir en la reventa alguna entrada. La lista de temas que nos ofrecieron era prácticamente idéntica a la que tocaron en otras capitales de la península. Empezaron con un cocktail de On Your Knees, Inside The Electric Circus,

Hellion y el Murders In The New Morgue. Como si no hubieran empezado de una forma suficientemente contundente, remataron el comienzo con L.O.V.E. Machine y con Animal (f*** like a beast). Quizá tenga que ver estas canciones la fama que se les atribuye de We Are Sexual Perverts, pero no se lo pudimos preguntar. No hay que ser brujo para adivinar que estas coplas sembraron un prado de cuernos en la sala, que se retorcían al ritmo de los coreados estribillos. Blackie se hizo soldar, para la ocasión, un artilugio pivotante a modo de esqueleto, sobre el que podía montar el pie de micro e incluso balancear los noventa kilos en canal del cantante.

Continuaron con la inevitable Wild child, pero a partir de aquí pareció que se paralizaba el concierto. Dos temas de su flamante álbum The Neon God (What I’ll never find y Sister sadie & her black habits) no hicieron más que bajar la temperatura musical por debajo de cero. Además, durante estas canciones hubo más porcentaje enlatado que tocado en directo. Supongo que para recuperarse de la media hora larga que llevaban tocando… debió resultarles agotador. Bueno, pues siguieron con My tortured eyes, y en lugar de esparcir sangre a borbotones, violar a monjas indefensas o destrozar algún que otro ataúd, en esta gira con nos viene el Lawless embadurnándose de blandi-blub fosforito, mientras se meneaba sujetado entre las piernas del mamotreto esqueleto pivotante. No sé si estáis pensando lo mismo que yo.

Bien, después de quitarse con una toalla ese líquido viscoso que le chorreaba por la cara, como si se tratara de la de la primita de un italiano llamado Rocco, retomaron la actuación muy honrosamente con The Real me y I Wanna be somebody (be somebody soon!). Se fueron unos minutos y reaparece Balckie con la vena acústica haciendo un refrito que provocó silbidos y sopor a partes iguales. Menos mal que terminaron con un par con el Blind in Texas a eso de las 23h30′. Nosotros, con eso de ponernos en el papel, acabamos marcándonos un Ciego in Vallekas.

Texto: Toni de la Quadra
Fotos: Javi Metal (Barcelona, 08/06/2004)

Datos:

Macumba
Madrid
Promotor: n.d.
Publico: 1200 personas

Día:11/06/2004

Puntuación:7