NIGHTWISH

Los multiplatino finlandeses se presentaban en el festival como uno de los
visibles cabezas de cartel junto a ACCEPT,  por la cual la cantidad de público
que se acercó al true metal stage para presenciar su actuación fue tal que
se convirtió en una misión imposible avanzar hacia el escenario más allá de
la mesa de mezclas, quedando la visibilidad de muchos de nosotros bastante
mermada. Aunque el show fue de lo más correcto, he visto conciertos bastante
mejores de NIGHTWISH, mejor interpretados y con mejor sonido, pues las guitarras
y los teclados muchas veces no se distinguían en el sonido que salía por la
PA. Por otra parte, la interpretación de la señorita Turunen fue, para sorpresa
de muchos, demasiado discretita. En esta ocasión no logró sorprendernos con
su envolvente voz, sino que se mantuvo en el mero plano de la corrección llegando
incluso a errar en algunos momentos. Quizá fuera porque no sé encontraba en
un buen momento físico, porque se había dejado las cuerdas vocales en sus recientes
conciertos en solitario o porque simplemente nos tiene tan bien acostumbrados
que comienza a ser más fácil que no quedemos sorprendidos. El caso es que faltó un
punto de fuerza y magia para que nos viéramos azotados por las dotes con las
que a lo largo de estos años nos ha seducido y que la han alzado a la posición
de buque insigne de la exitosa formación finlandesa. A pesar de este detalle,
el cómputo de la actuación fue lo suficientemente exitosa como para que el
público saliera la mar de contento ese día del recinto de conciertos. En cuanto
al set list y el devenir escénico nada que no hayamos podido ver ya anteriormente
con la excepción de un par de sorpresas.  La flamante ristra de clásicos y
hits de la banda erigiéronse piezas destacadas de la habitual serie de temas
que nos suelen ofrecer en directo. Cayeron los cuatro primeros cortes de “Once”,
de los cuales me quedo con la impactante “Planet Hell” a pesar de que estaba
claro que serían “Nemo” y “Wish I Had An Angel” las que iban a recibir las
mayores ovaciones por parte del público. Eso sí, agradecí sobremanera que también
de su última obra de estudio sonara la emocionante “Ghost Love Score”, para
mí una de las composiciones más erizavellos que haya escrito Tuomas Holopainen
jamás. El resto de temas, los habituales, entre los que podríamos destacar “Slaying
The Dreamer” (con un Marco Hietala fantástico), “Wishmaster”, “The Kinslayer” o
la ya demasiado sobada “Over The Hills And Far Away”. Sin embargo, se atrevieron
con una nueva versión, “High Hopes” de PINK FLOYD, que sorprendió a muchos
que no sabían de donde había salido esta nueva canción. La otra sorpresa fue
la interpretación del nuevo single del grupo de Tarja Turunen en solitario
(editado por lo visto solo en Finlandia), una canción sosegada y suave.

Como detalles vistosos destacar los ya habituales cambios de vestimenta de
la diva a lo largo del show (hasta tres veces) cuidados hasta el punto de que
el color del micro también fuera variando para que viniera a juego con el modelito
que la soprano lucía en ese momento. El público, como no podía ser de otra
forma, se mostró bastante animado y atento, no en vano NIGHTWISH es una de
esas bandas que agradan tanto a amantes del gothic como del heavy o como de
vete a saber tú qué. Es decir, una de esas formaciones que en mayor o menor
medida gustan a todo el mundo. La tremenda multitud apelotonada dio pie a que
empezara el festival de metaleros voladores que comenzaron a surcar los mares
que son nuestras cabezas sin ningún tipo de pudor. Esto me hizo recordar las
tremendas oleadas de heavies flotantes que nuestras cervicales tuvieron el
placer de degustar el pasado año, aunque por suerte o por desgracia en la presente
edición  este fenómeno no ocurriría en demasía debido al mal tiempo y a la
diarrea en forma de barrizal en la que nos vimos rebozados todos durante los
conciertos. Vaya, que si hubiera ocurrido hubiera sido la gran guarrada.

Mención a parte merecen los numerables efectos pirotécnicos que se fueron
sucediendo a lo largo del show, con un castillo de fuegos artificiales final
que dejó a más de uno boquiabierto. Y es que queda claro que a día de hoy no
se escatima en recursos cuando se trata de ofrecer una actuación especial en
la gran cita europea que es el Wacken Open Air. ¡Como debe ser!

Viernes 5 de agosto

NAGLFAR

Tragarse una actuación de black metal a las 11 de la mañana y con un chubasquero
verde puesto tiene que ser por cojones bastante “true”. El caso es que realmente
tenía ganas de disfrutar de una nueva actuación de los black metaleros NAGLFAR
después del mal sonido que sufrieron a su último paso por España como teloneros
de FINNTROLL. Ahora sí que tienen en nuevo disco en la calle que presentar, “Pariah”,
y por ello cortes como “A Swarm of Plagues” fueron perpetrados con la furia
de quién destripa a su nuevo hijo bastardo.

El sonido esta vez sin ser la octava maravilla resultó bastante acertado y
pudimos disfrutar de lo lindo de los temas sacadas básicamente de sus dos últimas
obras de estudio, tales como la ya clásica “I Am Vengeance”, el obús que abre
su obra “Sheol” y que en contra de lo que venía siendo habitual no dejaron
para el final. El frontman Olivius salió ataviado con una especie de jersey
negro y con un aspecto que nos hizo pensar en que quizá se había vuelto un
niño bueno, pues tampoco llevaba el sutil maquillaje habitual en él, pero para
nuestra fortuna no tardó en deleitarnos con sus berridos y sus caretos histriónicos
de cordero poseído, caldeando así el ambiente, algo frío a causa de las bajas
temperaturas y de la fina lluvia que no dejó de caer lentamente a lo largo
de toda la actuación (sin llegar a apretar). El público, más numeroso de lo
que me esperaba dada la hora y las condiciones, se mostró algo espeso o quizá algo
dormido. En ese caso eran cápsulas como “Of Gorgons Spawned Through Witchcraft” o “The
Perpetual Horrors” las que realmente hacían falta para quitarnos la tontería
de encima, pues era hora de ir espabilando en clave de metal extremo. Es de
agradecer que la banda no se entretuviera en entremeses vacíos ni discursitos
prescindibles, por lo cual ellos pudieron aprovechar como es debido de los
45 minutos que se les brindó y nosotros pudimos deleitarnos con el puñado de
canciones que queríamos oír, tales como  Sin duda una magnífica forma de darnos
los buenos días.

ILLDISPOSED

Les llegaba el turno a estos daneses no muy conocidos por nuestras tierras.
Lo cierto es que su death metal comercial y bajado de revoluciones posee la
calidad suficiente como para hacer las delicias de todo persona que no se aferre
necesariamente a estereotipos, pues el metal extremo de estos señores no resulta
ciertamente extremo, aunque si no fuera así probablemente la gracia que se
les supone a las composiciones con gancho que les caracterizan quedaría en
agua de borrajas. Aunque su último “1-800 Vindication” sea un disco bastante
tranquilito la verdad es que sorprende la pegada de un tema tan aparentemente
accesible como es “Believe In Me”, que dada su peculiar producción en el disco,
en directo tomó un cariz más crudo. De tal forma, temas como la thrasher y
cañera “Jeff” sonaron de maravilla, pues de hecho la banda disfrutó durante
toda la actuación de un sonido impecable.

Entre tema y tema Bo Summer soltaba cosas en alemán que me imagino serían
muy graciosas, pues provocaron más de una carcajada entre el público. Ante
nuestro desconocimiento del idioma, a nosotros no nos quedaba más opción que
esperar a ver que nos depararía el siguiente tema, pero por lo que me enteré a
posteriori dicho señor soltó perlas como “Somos gays y venimos de Dinamarca,
y somos gays con pequeñas bolas” (¿?)  Chorradas a parte, aspectos como constancia,
nitidez y profesionalidad fueron suficientes para hacernos disfrutar de una
actuación que lejos de sorprendernos o de tirarnos de espaldas colmó nuestras
expectativas, lo cual no es poco, tal y cómo quedó demostrado en “Kokaiinum” o
la más típicamente sueca “Beyond The Gates”.

WITHIN TEMPTATION

Cuando la actuación de los holandeses dio comienzo, la mayor tromba de agua
que caería durante todo el festival estaba haciendo acto de presencia, por
lo cual muchos decidimos perdernos los primeros compases del concierto antes
de lanzarnos a la incomodidad que supone ir chorreando por Alemania a menos
de 10 grados.

Cuando la cosa se hubo calmado, aparecimos por la zona para poder comprobar
de nuevo lo bien que las gasta esta gente en directo. Un sonido y una interpretación
impecable hicieron que tuviera que mentalizarme de que estaba en Wacken y no
en una gala de Televisión Española y que por lo tanto no había playback. Y
es que si bien el día anterior habíamos podido ver a una Tarja Turunen con
algunas carencias de directo, la señorita Sharon nos demostró que posee en
chorro de voz para dar y regalar en escena. Prácticamente no falló ni un semitono
en todo el tiempo que de actuación que pude presenciar, algo que les aseguro
que no se ve todos los días. Por otro lado, también pudimos comprobar que las
constantes que caracterizan a la frontwoman desde los primeros días de la banda
siguen intactas: Ahí estaban los vestidos exagerados, los llamativos y casi
obsesivos movimientos de brazos al son de las melodías y los tonos agudos que
hacen que más de uno huya despavorido.

El escenario estaba flanqueado por dos columnas y dos esculturas de ángeles
que se situaban a los laterales de forma simétrica. A pesar de la acertada
presencia de pirotecnia, con lenguas de fuego incluidas, eché de menos las
sugestivas imágenes de espacios naturales que se proyectaran durante su periplo
por tierras españolas en las pasadas giras. A destacar que la batería estaba
situada un lateral y que el central del escenario lo ocupaba una plataforma
escalonada a la que los componentes le dieron bastante juego, especialmente
Robert Westerholt.

El set list no varió mucho respecto a lo que hace poco hemos podido ver por
partida doble en la gira española (recordemos que han pasado por aquí dos veces
en menos de cinco meses), por lo cual volvieron a caer los temas clásicos y,
si no recuerdo mal, no se interpretó ningún tema del “Enter”. “Caged”, “See
Who I Am”, el radiado hasta la saciedad “Stand My Ground” o la preciosa “Mother
Earth” fueron algunas de las piezas claves de una actuación que se dio finiquitada
por el clásico “Ice Queen”. En definitiva, un show donde todo salió a la perfección
de no ser por la lluvia inicial que tocó bastante las pelotas.

STRATOVARIUS

El “acto sorpresa” anunciado por la organización resultó ser nada más ni nada
menos que la vuelta al ruedo de los finlandeses tras las mil y una historias
acontecidas a lo largo del último año y que ahora no recordaremos por enésima
vez. Eso sí, no hubo más que tiempo para recordarnos que no se han ido y que
además vienen con las pilas cargadas, pues una actuación de 3 temas no da para
mucho. 15 minutos en los que sonaron “Hunting High And Low”, “Black Diamond” y
un tema de adelanto de su nuevo disco, de hecho el que será el single, “Maniac
Dance”. De los dos primeros temas poco hay que decir, pues sonaron perfectos,
no en vano han sido interpretados ya cientos y cientos de veces por una banda
capaz incluso de mejorar las versiones del disco. El nuevo tema, por su parte,
sorprendió a propios y extraños: puro hard rock ochentero que poco o nada tiene
que ver con lo que nos había ofrecido la banda hasta ahora. Sonó de fábula,
pero me pregunto qué opinarán de él los fans más acérrimos. Una buena composición
que, siendo el single, nos da pistas sobre la nueva dirección de la banda una
vez acaecido el agotamiento de su fórmula de power metal de tintes neoclásicos.
Eso sí, a pesar de la corrección de las formas mostradas, no sé que esperar
del futuro de STRATOVARIUS, pues si es cierto que Tolkki ha sido diagnosticado
de maniaco-depresivo no esperéis que supere dicha patología con un par de aspirinas.
Sin más, el mini show de los finlandeses constituyó un buen aperitivo para
la caída de la noche.

APOCALYPTICA

A continuación, con APOCALYPTICA y CORVUS CORAX nos esperaban tres horas bastante
relajadas. Y es que no nos engañemos, por mucha caña que metan APOCALYPTICA
en muchas de sus composiciones, tres horas seguidas sin escuchar una sola guitarra
en un festival de metal en la franja de horaria de más relevancia es de lo
más curioso e incluso paradójico. ¿No creéis? Pero no nos quedemos con la opinión
vista desde un solo extremo, pues toda moneda tiene dos caras… Y es que este
pequeño detalle (o detallazo diría yo) viene a demostrar que en el metal existe
mucha gente que tiene los oídos bien abiertos en vista a degustar cualquier
agrupación que tenga calidad, se cumplan los clichés y requisitos clásicos
o no. Y una muestra de ello es la cantidad de público que siguió con atención
ambas actuaciones, a cada cuál más “exótica”.

En un escenario en el que tan sólo se hallaban cuatro tronos, una batería
y poco más hicieron acto de presencia los cuatro cellistas con sus armas en
ristre. Ya empiezan a ser habituales dentro del circuito de festivales de verano
y tampoco se lo piensan dos veces a la hora de emprender sus propias giras
desde hace un par de discos. Estos factores unidos a su dedicación y a su calidad
como instrumentistas dan como resultado un show sin fisuras que resulta de
lo más entretenido y, en muchos momentos, espectacular. El set list fue muy
parecido al que días después interpretarían en el The Metalway Festival, con
la diferencia de que su show en Wacken fue algo más largo. De tal forma, pudimos
disfrutar de algunos de sus grandes éxitos como “Bitersweet” (sin las voces
de Lauri y Valo, obviamente), “Path” o la thrasher “Betrayal”. , teniendo también
cabida composiciones como “Quutamo” o “Farewell”.

Las grandes dosis de humo vertidas sobre el escenario nos hacían dudar si éste
era producto de la vertiginosa velocidad a la que nuestros muchachos rascaban
sus cuerdas, pues versiones de METALLICA como “Seek & Destroy” o “Fight
Fire With Fire” nos azotaron con una fuerza que nada tenía que envidiar a la
distorsión de las guitarras de las composiciones originales. Eso sí, también
hubo tiempo para la calma, calma esperada, pues escuchar tantas bocas cantando
el estribillo de “Nothing Else Matters” es otra de esas experiencias que sólo
pueden vivirse a lo grande en un festival del nivel de asistencia de Wacken. ¿Pensabas
que el hecho de haber escuchado esta canción un millón y medio de veces ya
era motivo suficiente para no volverte a emocionar? “Creeping Death”,  “Enter
Sandman” o la inconfundible “Master of Puppets” fueron otros de los temas de
sobra conocidos por todos que cayeron, con Eicca y Paavo fuera de sus respectivos
asientos agitando a la concurrencia de un lado a otro del escenario, lejos
de la seriedad escénica de Antero Marinen, al que se le pudo ver durante toda
la actuación sentado y concentrado en su trabajo, oculto bajo sus ya célebres
gafas de sol.

Como viene siendo habitual últimamente en las actuaciones de la banda, el
concierto terminó con la interpretación de “Hall of the Mountain King”, del
compositor clásico noruego Edward Grieg, dando así por finalizada una actuación
de la que nadie salió insatisfecho.

CORVUS CORAX

Y llegó la propuesta más exótica, sin duda, del festival. Los germanos CORVUS
CORAX practican una especie de folk bastante original, pero que poco tiene
que ver con el metal, de hecho dudo mucho que ni tan siquiera la mitad de los
allí presentes conociera demasiado a estos tipos (que no hay que confundir
con el grupo estadounidense black metalero del mismo nombre), que, no en vano,
se traían para esta ocasión una propuesta entre manos que a buen seguro agradó a
todo aquél que fuera un poco abierto de mente. Por lo menos unos 80 músicos
se juntaron sobre el escenario (sí, habéis leído bien la cifra) entre orquesta,
coros y los componentes del grupo. Con un sonido totalmente cristalino y una
delicadeza musical muy llamativa se encargaron de interpretar el celebérrimo
Carmina Burana de Carl Orff dotándolo de innumerables matices marca de la casa.
La orquesta estaba situada en forma de uve y la formación se veía completada
por un director, mientras que en el punto medio del escenario se encontraba
una estructura escalonada en la cual los músicos de CORVUS CORAX ataviados
con toda una serie de ropajes a medio camino entre lo medieval y lo Mad Max
irían apareciendo con multitud de instrumentos supuestamente arcaicos para
ejecutar varias performances y bailes para en algunos casos descender al frontal
del escenario. Lo cierto es que sobre las tablas había tanto donde mirar que
lo raro era no quedarse ensimismado y con la boca abierta. Si bien la música
de los instrumentos medievales y sobretodo las gaitas y sus derivados eran
los que presidían las composiciones en muchos momentos (al más puro estilo
IN EXTREMO) la solemnidad producto de la conjunción entre los instrumentos
clásicos y el grandioso coro hacían ascender nuestros oídos hasta un nuevo
nivel.

Momentos sosegados y de larga contención como fue el tramo inicial de la actuación
contrastaron con los más alegremente folk en los que pude ver desfilar por
el escenario multitud de instrumentos que no había visto en mi vida, desde
una especie de enorme conducto vertical de madera que producía unas sonoridades
agudas y que a buen seguro costaba más dominar físicamente que musicalmente
hasta una especie de organillo con manivela que necesitaba de dos componentes
para hacerlo funcionar y que fue arrastrado hasta la parte frontal del escenario
para que nos preguntáramos desde más de cerca qué carámbanos era lo que estábamos
presenciando. Eso sí, en medio de la extrañeza no fuimos pocos los que logramos
transportarnos a oscuros tiempos medievales en los que las guitarras no eran
ni tan siquiera producto de la imaginación de los más visionarios. Por otra
parte percusión y cuerda había a raudales dentro de un generoso abanico de
timbres, cortesía de la conjunción del bando clásico con el folk.

Una hora y cuarto sin aparentemente nada de metal que se pasó volando, lo
cual tiene un mérito incalculable. Espectacular, grandioso y refinado ejercicio
que muy pocos olvidaremos y que finalizó con todos los músicos saludando bajo
un pequeño castillo de fuegos artificiales. Si Carl Orff lo hubiera visto se
nos cae de espaldas.

TURISAS

Menudas ganas de pasárselo bien había frente al escenario del Party Stage.
Los músicos tarados de TURISAS han conseguido con un solo disco y un buen boca
a boca que las noticias en torno a la banda comiencen a generar un notable
interés. Dudo que de no ser por la existencia de Internet una banda con un
solo disco, sin una fuerte campaña promocional detrás y sin apenas haber girado
por Europa hubiera llegado a congregar a tal legión de guerreros envueltos
en fango frente al Party.

Sin que apenas hubiera acabado la actuación de CORVUS CORAX en el True Metal
Stage comenzó el despelote sonoro a cargo de estos chalados finlandeses, con “As
Torches Rise”, el tema que abre su aclamadísimo “Battle Metal” y que nos vino
a demostrar que, sí, estos señores son unos alumnos aventajados de BAL-SAGOTH
que, no contentos con ellos, tiran del rollo vikingo, folk y medieval para
luego batir dichos componentes y deleitarnos con un bocado exquisito. Y con
el principio de la actuación, la locura que se nos iba a avecinar durante tres
cuartos de hora: el corpulento cantante, vestido en gruesas pieles de váyase
usted a saber de qué bestia y con la cara pintada a franjas rojas y negras
nos dejó clarito que ni él ni sus compañeros son un espejismo: son unos sucios
vikingos y están realmente chalados. Vociferando sin parar secundó al carismático
violinista Olli en su faceta de corretear por el escenario sin parar, cosa
que propició que el fiestero caos organizado sobre las tablas se contagiara
al público en menos que suena un cuerno. Y es que allí arriba no eran pocos:
si bien los miembros oficiales de la banda son cinco, para el directo se hacen
acompañar nada más ni nada menos que por dicho violinista, un acordeonista/teclista,
dos tiparrones enormes que hacen coros, un bajista y una cantante femenina
que salió ocasionalmente para deleitarnos con las líneas vocales del tema “Midnight
Sunrise”.

“Land of Hope and Glory” fue otra de las destacadas, tema al fin y al cabo
representativa del arte que atesoran estos bárbaros: cambios de ritmo totalmente
inesperados, melodías folk, voces desgarradas, teclados de batalla y multitud
de coros que sonaron con una nitidez y una potencia abrumadora. Y de tal forma
sonaron casi todos los temas (a excepción de dos o tres) que conforman “Battle
Metal” incluido como no el que da título al álbum. Para colmo, para el final
nos guardaron una sorpresa en forma de medley cachondo donde empezaron a sonar
para nuestro pasmo piezas tan peculiares como el “Rasputin” de BONEY M, el
himno de Finlandia, la Lambada (!!) o las melodías de algunas series de dibujos
animados. Vaya, que esto sólo podría ocurrir en Wacken y con TURISAS.

Una actuación sorprendente, potente y con una versatilidad pasmosa. Los incrédulos
que creían que no se podría recrear un universo tan rico y variado sobre el
escenario debieron quedar estupefactos al comprobar que más allá de lo que
allí sonó lo que pudimos presenciar fue un auténtico espectáculo a todos los
niveles, a lo que hay que sumar un sonido perfecto que hizo que un entregado
público se quedara con ganas de más juerga sin tregua. Si las cosas siguen
su curso natural y evolucionan en su justa medida espero que en poco tiempo
TURISAS gocen de la popularidad de FINNTROLL o ENSIFERUM y los podamos ver
incluso de gira por nuestro país.

Sábado 6 de agosto de 2005

ZYKLON

El escenario Black Stage sería atacada el sábado en primera instancia por
los noruegos ZYKLON. Cierto es que gran parte del atractivo inicial por este
grupo vino suscitado por la presencia en sus filas de los exEMPEROR Zamoth
(aka Samoth) y Trym y, de hecho, hacia ellos van la mayoría de miradas todavía
a día de hoy, pero también hay que reconocer que el resto del grupo no desluce
en absoluto la labor de las otras dos leyendas, especialmente el bajista y
cantante Secthdaemon, que demuestra muy buenas aptitudes en sus menesteres.
Eso sí, siempre refiriéndonos a lo musical, ya que el grupo se muestra ciertamente
parado sobre escena, siendo el voceras el único que entra en algo en contacto
con el respetable entre canción y canción.

Su death metal técnico con ligeros argumentos black metal, sin ser la panacea
de la originalidad, destiló suficiente calidad como para que las progresiones
de la banda fueran seguidas con suficiente atención (aunque no mucha pasión)
por el respetable, que fue llegando a generosas ráfagas a medida que pasaban
los minutos. El hecho de que el sonido estuviera algo desnivelado provocó que
la mayoría de espectadores alucináramos especialmente con el instrumento que,
posiblemente por méritos propios, se comía a todos los otros: la apisonadora
camuflada de batería del coleguita Trym,  que no contento con deleitarnos a
base de contundencia en todos y cada uno de los ritmos, nos puso los pelos
de punta cada vez que tenía lugar un blast beat, por no mencionar su punzante
técnica con el doble bombo. No había tenido la oportunidad de ver a este hombre
en directo todavía, pero por fin pude comprobar que quien se dejó el alma tocando
la batería en el “Anthems to the Welkin at Dusk” de EMPEROR es de carne y hueso  ¡Pero
que tío!

Por lo demás, el set list estuvo compuesto por temas tanto de “World ov Works” como
de “Aeon” (evitando tocar temas de ZYKLON-B) entre los que se encontraban piezas
pesadas como “Two Thousand Years” o la rápida “Psyklon Aeon”, en la que Zamoth
nos demostró que sigue engrasando su muñeca con esmero a día de hoy. “Hammer
Revelation”, el tema que abre el primer disco, fue el encargado de poner el
broche final a una actuación que si bien no fue épica sí que colmó nuestras
expectativas de largo.

SUFFOCATION

SUFFOCATION es uno de esos grupos que jamás decepcionan en directo, toquen
en las condiciones que toquen, ya sea ante una gran masa enfervorizada o en
la buhardilla de mi habitación. Los que los hayan visto alguna vez saben de
lo que hablo. Ahora, tras tantos meses de gira sin descanso tras su ansiada
vuelta al ruedo, iban a tener la oportunidad de darse un baño de multitudes
a la hora de demostrar la apisonadora letal y técnica que son en directo. Y
de qué manera.

Con una montaña de watios a su disposición, tan sólo tenían que volver a hacer
lo que tan bien saben… ¿Otra vez? Sí, de nuevo nos volvieron a dejar con
la boca abierta a base de profesionalidad, brutalidad, cambios de ritmo y una
técnica que se derramaba a borbotones entremezclada con mucha mala leche cortesía
de las letras, con joyas como las de “Breeding the Spawn”, que fue dedicada
a todas las mujeres allí presentes.

Qué decir de hachazos en la cara como “Effigy of the Forgotten”, toda una
aventura por los recovecos del death metal,  o la visceral “Torn Into Enthrallment”.
Todo un prodigio de la técnica cortesía de los certeros guitarras Terrance
y Guy así como el experienciado Derek Boyer (otrora en las filas de nada más
y nada menos que VITAL REMAINS o DYING FETUS), que no dudaron en aliarse a
la hora de perpetrar corpulentas tríadas de headbangings que eran secundadas,
cómo no, por un público plenamente contagiado de ese mal del death metal que
tan bien saben cultivar los americanos. Sumados al insustituible Frank Mullen,
que se basta con un par de notas para dotar a las canciones de las líneas vocales
que necesitan, se encargaron de dotar al escenario de un lugar versátil, especialmente
Frank, que con sus característicos movimientos bruscos sabe desempeñar a la
perfección su papel de frontman. Por su parte, Mike Smith, se encargó de hacernos
sabedores de nuevo de su incontinencia rítmica, que por mucho que tenga nombre
de enfermedad no es otra cosa que un manual de “Cómo meter media tonelada de
cambios de ritmo avasalladores y técnicos en un solo tema”. Hay que ver como
las gasta el morenito.

“Funeral Inception”,“Infecting the Crypts” o “Tombs of Acrimony” hicieron
transformar la ténue lluvia que caía en maldito ácido sulfúrico. Obviamente
nuestras única escapatoria era mover las greñas como posesos intentando evitar
que el dolor nos atormentase.  “Quiero ver un brutal “moshpit”, pero no asesinéis
a demasiadas personas”, nos espetó un Frank ansioso de ver una carnicería allí abajo.
Serás bestia.

La recta final del show fue todo lo digna que se merecía, con un “Surgery
of Impalement” atronador y, como no podía ser de otra forma, otro de sus piezas
ya clásicas, “Pierced From Within”. Fue a ver como triunfaban y triunfaron.
No podía ser de otra forma. Nada que objetar.

KREATOR

Si bien en la pasada edición de Wacken tocó reducirlo todo a cenizas con uno
de los grandes del thrash metal, DESTRUCTION, en esta ocasión les tocaba el
turno de volver a construir el mal sobre dicho escenario de batalla a sus compatriotas,
esos bastardos comandados por el cabreado de Mille Petrozza. Últimamente me
estoy pegando unas hartadas de KREATOR que ni el más pintado, pues estos chicos
aparecen por todas partes. Aunque dadas las formas con las que nos premia la
banda, ni me quejaré yo ni se quejará nadie, pues ya se sabe de sobras que
todas y cada una de las actuaciones de los germanos se convierten en una experiencia
difícilmente sustituible. ¿Qué otra banda de thrash metal congrega a tanta
gente, ofrece una actuación con tantas garantías y arrasa allá a donde vaya?
Indiferentemente de predilecciones o gustos personales, ese trono lo ocupan
KREATOR, grupo que a día de hoy han sabido llegar a la masa metalera como ninguna
otra de sus mismas características lo ha conseguido.

Aunque “Enemy of God” no sea de los mejores discos de su carrera ni de lejos,
Mille y compañía poseen un fondo de catálogo con suficientes cañonazos como
para vivir de gemas del pasado durante diez años más. La canción que abre su última
obra de estudio, homónima y posiblemente la mejor del álbum, fue la encargada
de abrir, como viene siendo costumbre, la caja de los truenos. A un volumen
ensordecedor que no perdió ni un ápice de nitidez gracias a los amplificadores
de apoyo situados en la torre de control, los germanos fueron descargando una
a una esas piezas ineludibles en un Black Stage lleno hasta los topes de gente,
la mayoría de ellas con generosas dosis de alcohol en el cuerpo y con el fresquito
y la noche cayendo sobre nosotros con gusto.

Así pues, bien recibida fue esta nueva sesión de “best of” de la banda, aunque
se espera que para futuras giras el repertorio varíe un poco como es obvio.
Ametrallados por “Flag of Hate” o “Pleasure to Kill” pudimos comprobar lo cómoda
que puede llegar a sentirse la banda en un escenario tan grandioso como el
de Wacken, haciéndose con la situación y clavando los temas, por mucho que
la visibilidad desde el público se viera en algunos momentos algo mermada por
la ingentes cantidades de humo que eran lanzadas al escenario. La algo más
melódica y siempre bienvenida “Phobia” y la inervante, rápida y predilecta
de un servidor “Extreme Agressions” fueron dos de los ejemplos más representativos
de lo que fue la actuación. Vaya, que se derramó caña hasta que quedamos empapados. “Suicide
Terrorist” o “People of the Lie” siguieron empapándonos del rabioso pesimismo
que atesoran las letras de la banda, con toda una demostración por parte de
los en otra ocasión conocidos como TORMENTOR, con especial mención a las dobles
tareas de Ventor y Petrozza, el primero demostrando por qué la máquina está tan
bien engrasada y el segundo justificando por qué la mayor parte de la popularidad
de la banda es aglutinada por él, pues carisma rebosa por los cuatro costados.

Dada su situación en el cartel, no cabía duda que iban a ser uno de los platos
fuertes del sábado. Con un buen apoyo de la impresionante luminotecnia y jugando
en casa ante un montón de los fans para los que yo son casi de la familia,
se despidieron entre vítores y saboreando una gran actuación legitimada por
su profesionalidad, entrega y tesón. Si se lo siguen proponiendo, nos quedan
KREATOR para muchos años más.

PRIMORDIAL

En el escenario WET Stage iban a tener la oportunidad de mostrarnos su particular
propuesta musical los irlandeses PRIMORDIAL, ocasión que no podíamos perdernos
dado el inigualable marco de un festival como este, posiblemente el único festival
multitudinario en el que podríamos tener la oportunidad de ver concentrados
a un número de fans de la banda lo suficientemente considerable. Además, considero
que la música de estos señores gana más enteros en ambientes algo más reducidos
que en espacios abiertos, por lo cual su inclusión en el escenario más pequeño
de los cuatro fue un punto a favor, una opción más acertada de lo que hubiera
sido incluirlos en la parrilla del Party o el Black Stage. Así pues, este condicionante
arropó positivamente una propuesta marcada por el intimismo, la emotividad
y el matiz totalmente anticomercial  de la música de la banda de Alan Averill
y compañía.

Realmente perfecta fue la espiral de emociones recreadas en total sinergia
con el público, muy a pesar de una música solo digerible por los más avezados,
que, al fin y al cabo, eran la mayoría de los que se encontraban en la carpa
presenciando la actuación. La pasión de Alan (que apareció en escena con una
camiseta blanca de tirantes y el rostro y el cuerpo salpicado de sangre) a
la hora de interpretar las profundas letras del grupo fuertemente enraizadas
en la imaginería celta era tal que a buen seguro muchos llegaron a dudar si
dicho sujeto no se encontraba en unas condiciones mentales aptas. Nada más
lejos de la realidad, pues en estos casos extremos cuando podemos ver si el
frontman de un grupo sabe ejercer de catalizador de emociones de la banda tal
y cómo se le brinda por cumplir dicho papel.

Los temas, vinieron a ser básicamente un compendio de todos sus álbumes, con
algunos temas de los ubicados en el recopilatorio/directo “Dark Romanticism” y
el ineludible hincapié en su última obra de estudio como principales bazas.
Ritmos constantes y de intensidad contenida como son “The Golden Spiral” ,
donde  Alan ya nos dejó claro que se retorcería, pondría su vida en expresarse
y narrar delante del micro o se tiraría por el suelo si hacía falta. Y es que
este tema que abre “The Gathering Wilderness” es una obra lo suficientemente
lúcida y representativa de lo que gustan en cultivar estos señores. También
caería con estilo la algo inesperada “Autumn’s Ablaze” o la creciente “The
Coffin Ships”, que con su alternancia de guitarras en acústico y distorsionadas
logró ir labrando un huesudo camino que desembocaría en un final intenso en
el que Alan se desgañitó a gusto. Quizá no hubiera estado de más aquella inusual
rápida pieza que abría su anterior “Storm Before Calm” para tener también la
oportunidad de escuchar un tema más movido, pero estaba claro que los chicos
se encontraban más concentrados en recrear atmósferas en detrimento de blast
beats y ritmos veloces. Demostraron no necesitarlos, por otra parte. Mención
especial merece el tema con el que finalizaron el show,  “Gods To The Godless”,
en cuyo clímax final incluso algunos espectadores volaron sobre nuestras cabezas,
aspecto a destacar ya que la música de PRIMORDIAL a priori no se presta a ello
dada su naturaleza algo pausada de pagan y folk. Todo un espectáculo de emociones
que resultó tan exorcizante como analgésico y gratificante.

ENDSTILLE

Otra de las bandas que más interés habían suscitado del WET Stage eran los
alemanes ENDSTILLE, que con cuatro discos (contando el recientísimo “Navigator”)
editados a razón de uno por año hasta ahora y con una propuesta a medio camino
entre unos DARK FUNERAL y unos MARDUK han sabido ganarse cierta confianza por
parte de los amantes del black metal más rápido.

Después de que los propios componentes del grupo chequearan e hicieran las
pruebas pertinentes, éstos desaparecieron y aprovecharon para ponerse el corpse-paint
en tiempo récord mientras sonaba la intro. Una vez sobre el escenario daría
comienzo una bastante accidentada actuación en la cual los problemas técnicos
serían la nota dominante. De entrada, el grueso sonido del bajo no estaba presente
en la mezcla que llegaba hasta nuestros oídos, al parecer por problemas con
el cableado. Para cuando éste finalmente se oyó, el sonido aparecería y desaparecería
a intervalos durante toda la actuación hasta que los técnicos dieron ya directamente
el caso por perdido. El sonido de la guitarra, por su parte, no fue todo lo
nítido que podría esperarse, hecho que provocó que en algunos momentos la tan
temida maraña sónica hiciera acto de presencia. A pesar de ello, el sonido
por lo general fue lo suficientemente justo como para que disfrutáramos de
un show bastante entretenido, en el que la banda comandada por Iblis nos llevó por
el martilleante y tortuoso caminos de los blast beats de temas como “Dominanz” o “Instinct”.
También hubo algo de tiempo para riffs más pesados en una onda de los temas
lentos de MARDUK, pasajes que fueron aprovechados para menear las greñas y
hacer resucitar el alcohol que ya llevaba unos cuantos días fermentando en
nuestros podridos cuerpos.

Todo se vino abajo cuando la banda se encontraba interpretando “Bastard”,
de su última obra de estudio. De golpe y porrazo el sonido desapareció y a
los señores de ENDSTILLE se les quedó cara de tontos. ¡Vaya, esto me suena!
Yo pensaba que estas cosas solo pasaban en España, pero veo que no. En Wacken
nada más ni nada menos, señores. Al cabo de poco tiempo dicho problema se solucionó y
pudieron terminar el tema para deleite del personal. Acto seguido la banda
desapareció de escena y nunca más se supo de ella, culminando de tal forma
una actuación sencillamente correcta y entretenida en la que no se puede decir
que la suerte les acompañara. Otra vez será.

Texto: Penumbra / Fotos: Penumbra, Mike, www.brighteyez.com

Datos:Wacken
Alemania
Público: Sold-Out
Promotor: ICS Festival Team

Día:04-06/08

Puntuación:9