Ya iba siendo hora, ¿no? Ansias desbordadas por ver a los THERION girando por la península era lo que había. Una discreta visita a Valencia hará algunos años era el único bagaje que atesoraban Christofer Johnson y los suyos por nuestras tierras. La verdad es que los suecos venían acompañados por un par de bandas de lujo: TRISTANIA y TRAIL OF TEARS, ambos grupos iconos destacados dentro del gothic metal más agresivo proveniente de las frías tierras noruegas.

El inicio de lo que a priori iba a ser una noche perfecta no pudo ser más desafortunado. Vamos a ver, si la apertura de puertas está programada para las 17:30 horas, lo que no se puede hacer es abrir las puertas a las 17:00 sin previo aviso y que el primer grupo telonero salte a escena a las 17:20. Este alarmante desaguisado no hace más que perjudicar tanto a los fans como a la banda. Menudo cabreo pillé cuando llegué a la sala y comprobé que TRAIL OF TEARS ya estaban en la recta final de su show Y no hablemos de la gente que a sabiendas de los retrasos que suelen haber normalmente llegaron mucho más tarde que yo. Realmente el responsable de que esto fuera así se lució. Tuve el placer de presenciar las dos últimas canciones de los noruegos, en las cuales pude comprobar que al prescindir de su cantante femenina han logrado dotar de más agresividad a unas composiciones que, por otra parte, ya incluían en el pasado temas bastante potentes con partes más black, Un grupo de calidad del que lamento no haber podido presenciar su show completo.

La propuesta de TRISTANIA siempre ha sido de mi agrado. Su gothic metal agresivo les llevó en el pasado a lograr un merecido status gracias en parte a un sonido inconfundible que actualmente ha sido plagiado (o tomado como referencia, para ser más finos) por otras formaciones. A pesar de ello, soy de los que opinan que la salida del grupo de Morten Veland perjudicó severamente a la banda. A título personal, no encuentro en la última obra de estudio que editaron la magia que si poseían discos como “Widow’s Weed” o “Beyond the Veil”. Y en directo, ni en su actuación en el Rock Machina del 2002 ni en esta ocasión han sabido dejarme con el buen sabor de boca que me hubiera gustado. Para empezar, creo que escogieron un repertorio descafeinado, donde faltaron muchos temas trascendentes y predominaron algunos sosotes temas nuevos, quizá en un intento de escapar de la sombra de Veland. Por otra parte, cuando se tiene un tiempo limitado como es el caso de los grupos teloneros, no es muy aconsejable tocar una lánguida balada que no aporta nada, sobretodo, insisto, teniendo una auténtica artillería en el trastero de la cual no se hace uso. Pero bueno, más allá de apreciaciones puramente subjetivas, cabe decir que lo que hicieron no lo hicieron nada mal. Sobradamente conocida por todos es la calidad que atesora a la dulce voz de la vocalista Vibeke Stene, que con cada parte que aportaba hacía enmudecer al gentío que exaltaba sus sentidos en pos de disfrutar de sus lacónicas intervenciones, secundadas por la más prescindible voz de Osten Bergoy, el encargado de las clean vocals. Por otra parte, el registro gutural de Kjetil dotaba a la actuación de dinamismo y versatilidad, resaltando así las partes más cañeras del septeto noruego. “Angina”, “Beyond the Veil” y “Angellore” fueron básicamente los temas antiguos que tocaron mientras que de su última obra de estudio editada los seleccionados fueron “Tender Trip On Herat” y “World Of Glass”, que gozaron de una ejecución perfecta pero quizá les faltó algo de fuerza en algún momento. Por otra parte, tocaron dos temas de adelanto que se incluirán en su próxima obra de estudio que, por lo visto, está al caer. Tras 45 minutos sobre el escenario se despidieron del público barcelonés para dar paso a las estrellas de la noche.

Llegó el momento clave y THERION salieron a escena. Tal y cómo habían venido haciendo en los demás shows de la gira europea, venían acompañados por un coro compuesto por una soprano, una contralto, un barítono y un bajo, así como por una cantante solista de corte más bien mezzosoprano a la que sacaron maquillada como si fuera una muñeca pepona. Por otra parte, el grupo se hizo acompañar para la gira del polifacético vocalista Mats Leven, que ayudó sobremanera a que el directo ganara en gancho, dinamismo y contundencia, ocupándose de interpretar o bien las voces de tenor o bien las voces más heavies, en función de lo que los temas requerían. Mientras que la soprano solista se encontraba alineada en primera línea de fuego junto con Christofer, el segundo guitarrista Kristian, el bajista Johan y Mats, el coro fue relegado a la parte del fondo del escenario por razones obvias de espacio, lo cual es una pena, ya que durante la actuación a duras penas pudimos distinguirlos al no disponer la sala Razzmatazz 2 de focos que iluminaran el lugar donde estaban ubicados. Pero bueno, más allá de este detalle, lo importante era cómo iba a sonar aquello. Y la verdad es que mientras que el sonido de los instrumentos rozó a un buen nivel, el de las voces y los coros fue sencillamente sublime. El recital comenzó con “The Blood of Kingu” el tema que abre su magnífico “Sirius B”. Al ser la composición más heavy y cañera del compacto, el papel que cumple el tema en cuestión para abrir los shows de los suecos es tan acertado como crucial, siendo más que un pistoletazo de salida un hachazo en la cabeza; salióse de sus cabales el gentío y el espectáculo no había hecho más que comenzar.

La verdad es que me sorprendió gratamente la caña que le metieron al asunto, ya que si bien me habían comentado que los suecos tenían un directo potente, no me imaginaba que caería, por ejemplo, un tema del Lepaca Kliffoth (“Melez”). Vale, no tocaron nada de la época del “Of Darkness”, llegando a olvidarse por completo de sus tres primeros álbumes, y, por ende, su pasado death metal, pero es que tanta tralla ya hubiera estado salida de madre. En cambio, sí tocaron algunas de las canciones más heavies de su discografía post-Theli (el disco con el que tocaron techo), por lo cual se demostró que el sinfonismo no tiene por qué estar reñido con temas más guitarreros.

Por otra banda, del Theli también fue extraída la canción más lenta que interpretaron esta noche, esa balada con crescendo tan bello que es “The Siren of the Woods”, en el cual todos los alicientes que hacen de Therion ese grupo especial se volvieron a dar la mano para dejar paso a la melancolía y la pesadumbre más exquisitas. Emocionante.

Pero el grupo todavía tenía una cantidad enorme de ases escondidos en la manga: Interpretaron la potente “Crowning of Atlantis” en la cual Mats Leven suplió con sobrada solvencia las labores vocales que en su día ejerciera Dan Swano en la grabación original, teniendo también presencia en el set-list alguna de las composiciones de “Vovin”, tales como la rápida y headbangera “The Wild Hunt” (en la que Mats volvió a demostrar de qué está hecho) o la también movidita “Wine of Aluqah”. Sin embargo, una de las canciones más bien recibidas de toda la noche fue “The Rise of Sodom and Gomorrah”, donde el público coreó a conciencia ese estribillo tan pegadizo que la caracteriza. De los temas que tocaron del “Deggial” y del “Secret of the Runes” destacaría “Seven Secrets of the Sphinx” por la sobriedad y el buen gusto con el que fue ejecutada y “Ginnungagap”, por la versatilidad que le caracteriza, en parte, gracias al apoyo de unos magníficos arreglos orquestales. La verdad es que hubiera sido un detallazo llevar un músico más que ayudara a tocar en vivo algunas de las partes sinfónicas más susceptibles de ser reproducidas por un teclado a falta de orquesta. Aunque supongo que ya sería demasiado pedir y, teniendo en cuenta al festival de samplers al que nos tienen acostumbrados la mayoría de grupos en sus conciertos, demos gracias a que los suecos hayan traído a su coro y a callar. “Schwarzalbenheim” fue otro de los temas que mejor supieron plasmar Christofer y los suyos sobre las tablas, destacando, por otra parte, los agudos de la oronda cantante soprano.

Tras aproximadamente una hora y media de actuación, THERION se despedían por primera vez, lo que ocasionó que los ya más que consabidos cánticos por parte de la concurrencia hicieran acto de presencia. Para el primer bis cayó la variada “Cult of the Shadows”, en la cual los rítmicos coros hicieron las delicias del público al verse tan bellamente secundados por las voces de Mats y Johnson. Las melodías orquestales pregrabadas y el grueso rascado de las guitarras en ciertos pasajes también ayudaron a fortalecer el entramado de la composición, dando todos estos elementos el punto de contraste al tema de forma muy acertada.

A continuación tocaba dar por finalizada la velada (aparentemente) con uno de los temas más vanagloriados de la formación, su archiconocido “To Mega Therion”, lo que supuso que toda la sala Razzmatazz 2 se pusiera a saltar al unísono como pocas veces he visto. Tras su ejecución, los músicos se abrazaron y saludaron al público de forma elegante. Volvieron a desaparecer, pero aún nos tenían preparada una sorpresita.

El grupo volvió a subirse al escenario aunque esta vez sin las voces coristas, ya que se disponían a tocar dos sorpresivas versiones. Por un lado, el tema “Black Funeral” de MERCYFUL FATE, el cual permitió que el señor Leven pusiera toda la carne en el asador para intentar emular los agudos del amigo King Diamond, saliendo bastante airoso en su intento. Pero el momento más curioso llegó a la hora de versionear el “Iron Fist” de MOTORHEAD, para cuya presentación Mats ya cambió de forma alucinante su registro para pasar a imitar a un inimitable Lemmy ¿Tiene este hombre un karaoke a modo de cuerdas vocales o una susceptibilidad especial para ser poseído? Quien sabe. El caso es que, no contento con que el hombre de la verruga hablara a través de él, invitó a los cantantes de TRISTANIA y TRAIL OF TEARS a subir al escenario para que, cerveza en mano, se situaran en frente de los micros donde habían cantado los coristas. De tal forma, los suecos ejecutaron el guitarrero tema con el aliciente extra de los exóticos coros de sus compañeros de gira, provocando el desmelene y desasosiego en el ya de por sí adrenalítico público. Acto seguido se volvieron a despedir, esta vez sí, definitivamente, dando por finiquitado un conciertazo que rozó el sobresaliente más musculoso.

En fin, para finalizar incidir en que no deja de resultar sorprendente como un tío que no posee en su currículum estudios musicales formales es capaz de componer tales monumentos sonoros. Habrá que pasarse un día por la tienda de varitas mágicas que a buen seguro debe de haber por Suecia, ya que Christofer Johnson no es precisamente el único genio que de allí ha salido. Llevamos años disfrutando de sus discos y, ahora, por fin, nos trajo su directo. Le debemos una.

Texto y Fotos: Penumbra

Datos:

Razzmatazz 2
Barcelona
Promotor: Rock’n’rock
Público: 1000 personas

Día:19/11/2004

Puntuación:9