Therion se despliega con un espectáculo de los de carisma y buen hacer en Sevilla
El espectáculo de Therion está ensayado al milímetro. Todos saben dónde colocarse en el escenario en determinado pasaje de cada tema; qué broma y qué chascarrillo hacer y dónde.
Una histórica fecha como el 23F sirve de marco para la primera visita del maestro Christofer Johnsson y los Therion de 2018 a la capital andaluza. Durante el concierto él mismo diría que nunca antes habían tocado tan al Sur (de Europa, suponemos, ya que América sí que la han pisado), y sin embargo recuerdo la primera vez que les vi, en el Atarfe Vega Rock en Granada, allá por 2005, con una formación de escándalo, presentando su díptico “Lemuria/Sirius B”. Debió haberlo olvidado, son muchas cosas. Desde aquella, cada vez que Therion visitan la península allá que voy. Así que no podía faltar a esta cita en casa, y más con la expectación que suscita la ambiciosa Opera Rock que venían presentando.
Para la gira escogieron una serie de teloneros bastante desacertados, que si bien pueden asimilarse en estilo y/o concepto a la banda sueca, su nivel e interés quedaba a eones. Teniendo en cuenta que estaba programado que la velada terminara a las once de la noche, como buenos puretas ante una gira larguísima, un cartel de cuatro bandas obligaba a abrir el recinto elegido, la sala Custom, a las cinco y media de la tarde. Era viernes sí, afortunadamente, pura suerte. Igual a esa hora sólo había cuatro gatos desde el inicio. Así que, tras pagar el obligatorio euro benéfico impuesto por la promotora a los fotógrafos, accedemos al recinto.
Están tocando para unos pocos los neoyorkinos Midnight Eternal, una banda del montón que no aporta nada nuevo y presentan su disco homónimo de 2016. Poco después, el cuarteto alemán Null Positiv defiende su extraña propuesta: un Metal modernete con baja afinación, sobria puesta en escena, y algunos samples enlatados. Sin duda la revelación de la noche es su vocalista, Elli Berlin, a quien tendremos el gusto de ver más tarde, por su energía y actitud, y sus varios registros. Cierran la tediosa tanda de teloneros los moscovitas Imperial Age, apadrinados por el mismísimo Johnsson, presentando su también Opera “The Legacy Of Atlantis”, trabajo editado este mismo año bajo el sello de Johnsson, Aldulruna. Lamento decir que los rusos pareciéronme un despropósito. Lo más al frente de la mezcla fue una sección orquestal y coros épicamente grabados, todo tras la voz principal de tenor de un tipo llamado Aor, muy épica también, que tras el segundo tema ya resultaba cansina. No había guitarra porque no sonaba. Y si sumamos los himnos épicamente pegajosos en forma de estribillos repetitivos a una puesta en escena algo sobreactuada y a los ridículos disfraces, nos queda un producto demasiado manido. Quiero resaltar que esta es una percepción individual, ya que el público, entonces algo más abundante, pareció disfrutar del concierto. Lejos quedaron aquellos años en los que Therion se iban de gira con teloneros de lujo. En 2007, en la gira del “Gothic Kabbalah” salieron a la carretera ni más ni menos que con Grave Digger y unos nisumadrelesconocía Sabaton como bandas soportes, y en 2010, en la del “Sitra Ahra” nos sorprendieron con unos increíbles y desconocidísimos Leprous presentando su obra maestra “Tall Poppy Syndrome” (en Barcelona dieron un concierto de los de boca abierta), probablemente lanzándolos al cómodo palco desde donde miran ahora el panorama metalero. No creo que dentro de diez años nadie se acuerde de las bandas que en 2018 giraron con Therion, aunque desde luego, la experiencia se la llevaron.
Lo de Therion es, como se dice por aquí abajo, para echarles de comer aparte. Puede que tan sólo te guste la etapa sinfónica y los primeros discos te parezcan ruido, o puede que como auténtico deathmetalero reniegues de ellos porque empezaron a meter voces líricas y ya no quede nada de su espíritu original. Puede que estemos hablando de la banda de Metal cuya evolución se haya visto más marcada de la historia. Pasaron de un pionero Death metal sueco a un gótico noventero; comenzaron a introducir instrumentos clásicos en sus grabaciones; coquetearon con el progresivo y terminaron siendo el mayor exponente de Metal Sinfónico en la actualidad, y lo demuestran con la ambiciosa Opera “Beloved Antichrist” que vienen promocionando. Hay quienes no los entienden, quienes los toman como repetitivos, quienes buscan algo más de agresividad y se les hacen melosos, y quienes aman con toda su alma las creaciones de este visionario esotérico. Se encuentre en el grupo que quiera, igual disfrutará en un show de Therion en directo, incluso con ese look tan steampunk que tienen en estos días. También existe un grupo de fanes que defienden que “con esta formación no son lo mismo”. Tal vez se eche en falta el desgarro de Mats Levén (porque este hombre es de otro planeta) en “Son of the Staves of Time”, un tema compuesto por y para él, o en “The Blood of Kingu”. O tal vez echásemos de menos la presencia y la voz, además de contar con un teclado real (como en la gira de “Les Fleurs du Mal”), de Lori Lewis. Quizá nunca olvidaremos la técnica y personalidad de los hermanos Niemann, que sublimaron a Therion con unas cotas difícilmente igualables técnica y compositivamente hablando. Y sin embargo el concierto de aquella noche en Sevilla alcanzó la perfección.
Mr. Thomas Vikström sorprendió porque (y ya van unas cuantas) jamás le había visto defender su posición con tanta seguridad, presencia y precisión. Se hizo dueño absoluto del escenario, modulando registros en lo vocal y en lo interpretativo. Se puede decir que ha alcanzado la madurez en la banda y su papel es fundamental. Si no lo creen véanle, es un espectáculo. Lo de su hija Linnea también es de traca. Tiene varios registros, uno más lírico y otro más heavy que combinan y se amoldan a las composiciones. “The Wine of Aluqah” y “Der Mitternachtslöwe” las hizo suyas. Poco después de comenzar el espectáculo empezó a sangrar por la nariz y la señorita se puso un tapón de algodón y siguió cantando sus frases como si no hubiera pasado nada. Muchas fechas por detrás y por delante, espeluznantemente profesional. A la soprano italiana Chiara Malvestiti era la primera vez que la veía y tengo que decir que su vibrato y afinación hicieron que se ganara al público a las primeras de cambio.
En la sección instrumental Therion ha recuperado al finés Sami Karppinen, quien estuvo en esa gloriosa etapa “Deggial/Secret of the Runes”, a la batería, y defendió a la perfección un setlist no demasiado complicado para las percusiones. El guitarrista argentino Christian Vidal está muy sobrado y parece que Therion se le queda chico. Ríe y bromea mientras toca, y adorna las composiciones con nuevos solos muy personales, reivindicando su papel. No es un intérprete sino que crea y aporta (si no escuchen el corte “Bringing the Gospel” del nuevo disco, es de lo mejor). Especial mención se lleva Nalle Påhlsson, que se ha hecho un hueco indispensable a las cuatro cuerdas con un sonido brillante y metálico, con pegada, además de echar un cable en las líneas vocales masculinas apoyando a Vikström en “Nifelheim” o en “Lemuria”. Vemos a esa bestia inquieta de la creatividad llamada Christopher Johnsson un poco más delgado que la última vez. Nos hubiera gustado que participase más con aportes vocales guturales en los estribillos de “Typhon” o en los coros de “To Mega Therion” como otras veces, pero sabemos que ha pasado por serios problemas de salud en el cuello (hacer headbanging sobre el escenario durante treinta años pasa factura, amigo). Y aún así le vemos darlo todo e interactuar con el público ininterrumpidamente durante los ciento diez minutos que duró el show. Acaba de publicar un estado en facebook contestando a los fans de Bucarest que no podían alargar el repertorio con más bises porque a) debe cuidarse de su dolencia y b) no han ensayado más temas. No era necesaria esta aclaración, pero vemos reflejada aquí la actitud de un tipo que respeta y cuida a su público, que está muy presente en las redes sociales y que siempre baja a firmar y hacerse fotos con los fanes tras los conciertos. Y eso se nota.
El espectáculo de Therion está ensayado al milímetro. Todos saben dónde colocarse en el escenario en determinado pasaje de cada tema; qué broma y qué chascarrillo hacer y dónde; qué riff es de los de mover adelante y atrás el mástil como un JudasPriest (ese movimiento tan barato le encanta a Johnsson) y cuál es de los de levantar la pala. No hay pausas entre canciones, sino que nos escupen un repertorio non stop, para que el espectador no baje la guardia. Y los casi quinientos que estábamos allí entonces lo percibimos y lo agradecimos. Como sabemos los que les hemos visto muchas veces, con cada canción cambian el tono y el clima de las luces, predominando un único color, sin ese efecto karaoke tan feriante. En Sevilla prescindieron de la lona trasera con logo (aunque la están usando en la gira). No sé por qué, pero como telón de fondo contaron con la sobria cortina negra de la sala, y no importó. El sonido también ayudó a meterse de lleno, con un volumen potente y sin llegar a saturar a pesar de las muchísimas pistas que trabajan estos señores suecos. ¿Mucha orquesta y arreglos grabados? Vale, de acuerdo, pero si quieren orquesta de verdad no esperen que la entrada les cueste lo mismo. Uno sólo se hipoteca el riñón por ver a Metallica, Maiden y AcDc con Axl Rose, ¿verdad?
Muchos desinformados creían y temían que en esta gira iban a interpretar íntegro el citado “Beloved Antichrist” con sus tres horas y cuarenta y seis temas, pero respiraron contentos tras contemplar cómo uno tras otro iban cayendo clásicos obligados de su etapa más sinfónica. Lo más atrás que llegaron en su discografía fue “Theli”(1996). Interpretaron algunos temas imprescindibles ya en su setlist como “The Rise of Sodom and Gomorrah” (que es como “The Trooper”, que todo el mundo está ya hasta los huevos de ella pero lo siguen flipando cuando la tocan), “The Wine of Aluqah”, “Ginnungagap”, “Lemuria”, “The Blood of Kingu” o el estandarte final “To Mega Therion”. Trajeron a directo hasta cinco temas de la Opera, muy bien llevados todos y sin empachar, no como algunos esperaban, y sorprendieron con algunas canciones buenísimas y no tan frecuentes en vivo, como “Din”, en la cual contaron con Elli Berlin de Null Positiv a las voces guturales, la oscura y cañera “The Khlysti Evangelist” que bordaron, o la genial “The Invincible”, único corte que rescataron del magnífico “Deggial”. Faltaron, por decir algo, “Perennial Sophia”, “Invocation of Naamah”, o algunos temas viejos de esa etapa deathmetalera que parece olvidada pero que dejó joyas como “Symphony of the Dead”, “The Way”, o “The Wings of the Hydra”. Ya habrá tiempo para eso. Total, ¿qué será lo próximo? ¿Un concierto bajo el agua en el que invoquen a Cthulu? Sólo una mente deforme y privilegiada como la de Mr. Johnsson lo sabe. De momento quedémonos con la maravillosa experiencia de Therion en vivo. No es una banda de Metal cualquiera. Juegan en otra liga.
Texto y fotografías: Odigir Olaf.
Therion setlist:
Theme of Antichrist
The Blood of Kingu
Din (con Elli Berlin)
Bring Her Home
Night Reborn
Nifelheim
Ginnungagap
Typhon
Temple of New Jerusalem
An Arrow from the Sun
The Wine of Aluqah
Lemuria
Cults of the Shadow
The Khlysti Evangelist
My Voyage Carries On
The Invincible
Der Mitternachtslöwe
Son of the Staves of Time
The Rise of Sodom and Gomorrah
To Mega Therion
Texto y fotografías: Odigir Olaf.
Promotor:Madness Live Productions
Día:2018-02-23
Hora:21:00
Sala:Custom
Ciudad:Sevilla
Puntuación:9
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