Recientemente un grupo modernillo que no merece mención especial respondía a quienes preguntaban por las influencias metaleras en su nuevo disco con algo sorprendentemente bastante coherente (¡y que tengan que venir J. a decírmelo!): negaban esta influencia, pero aceptaban la interpretación de la prensa, ya que se habían inspirado en música clásica y mantenían que el metal es el heredero contemporáneo de ésta en el sentido de pretender transmitir sentimientos épicos, intensos y románticos. Y si quienes apuestan todavía por el metal – en un panorama musical donde predomina el culto a lo banal, el cinismo y las revisitaciones irónicas- podrían calificarse como “los últimos románticos”, Therion vienen a ser uno de los mejores ejemplos de ello.

Y es que los suecos, liderados por Christofer Johnsson, llevan ya un cuarto de siglo predicando en los escenarios y en nuestros iPods la fascinación por temáticas de culturas lejanas y mitologías antiguas, la pasión por lo fantasmagórico y el lado oculto, la intensidad épica en las composiciones musicales. Y manteniendo siempre un punto de rebeldía ante la etiqueta en la que la gente los quería encasillar, queriendo sorprender con cada disco. Cuestión que esta vez, en el “25th Anniversary Tour” y en el disco secreto que traían bajo el brazo era más que evidente.

Porque el disco súper sorprendente de Therion que solo iban a vender en la gira y en la web ha levantado ampollas entre muchos fans: (Alerta Spoiler, para quien vaya al de Bilbao hoy…) “Les Fleurs du Mal” es un disco de versiones de canciones francesas de los años 50. Sí, como oyes. Porque a Chris Johnsson le ha salido de ahí. Porque le ha dado por ser coherente y “como vivimos en una época decadente, pues me he comprado una villa decadente y he sacado un disco de estética  decadentista” [sic]. Que sí, toda obra es hija de su tiempo y todo eso. Pero lo verdaderamente interesante de “Les Fleurs du Mal” es la ruptura con el formato tradicional, tanto en lo musical, como en la edición (autoeditado) y la distribución (sorpresa preservada hasta el último momento, no hubo copias ni para prensa) y la consecuente respuesta del público a esa iniciativa de preparar algo especial para ellos: hacer que el puestecillo de merch eche humo, apoyando con su dinero al “disco raro de Therion” AKA “un trocito de libertad”, como lo describió el propio líder de la banda en uno de sus discursos de la noche.

En directo, los temas del disco de versiones aportaron momentos de extrañeza, combinando el carácter instrumental  habitual de Therion con riffs más suaves y las voces líricas en francés que dejaban a un lado la ópera para entonar melodías de carácter más popular. En cuanto al resto de repertorio, el setlist fue todo un acierto, incluyendo los grandes clásicos (“Wine of Aluqah”, “Rise of Sodom and Gomorrah”) pero también temazos de discos más recientes que han superado la prueba del tiempo (“Gothic Kabbalah”, “Son of the Staves of Time” “The Khlysti Evangelist”), demostrando que no solo de “To Mega Therion” se vive.

De la parte los músicos, se agradece la incorporación de Nalle Pahlsson al bajo, que en la anterior gira tuvo que ser sustituido por problemas personales. Y a destacar positivamente el contrapunto experimental y lúdico que aporta el argentino Christian Vidal sobre escena y lo rotundo que es Christofer Johnsson, dando el máximo cada segundo para presentar todo ese mundo que sale de su cabecita. Otro que se lució en virguerías técnicas, fue el majísimo Stefan Jernstahl a los teclados.

Los vocalistas se mostraron absolutamente compenetrados, no se puede negar que se sienten cómodos compartiendo escenario. Lori Lewis estuvo impecable, desplegando su talento para los agudos, llevándonos a otra dimensión. Linnéa, la hija de Thomas Vikström, demostraba haberse integrado perfectamente en lo vocal con su padre y la soprano americana, pero aportaba frescura perdiéndole el respeto a las melodías: jugueteando con ellas sobre la marcha dejaba entrever su formación soul y pop, haciendo más patente el puntito (puntazo) ABBA que han tenido Therion desde casi siempre. Thomas hizo gala de su versatilidad y sus tablas, demostrando  autosuficiencia tanto como cantante, como en el papel de showman. Pero como bien sabemos, en Therion  más es más, así que por desgracia no pudimos ignorar la ausencia de Snowy Shaw, echando en falta el apoyo de otra voz masculina.

Y ateniéndonos al “más es más”, pareció que resultaba perjudicial para la teatralidad que muestra en escena el grupo el cambio de sala con respecto a la gira anterior (de la Razz 1 a la Razz 2), detalle que fue compensado con la asistencia y el entusiasmo del público, radicalmente diferente a la anterior ocasión (¡hay que ver cuánto hace que los conciertos sean en víspera de laboral o en fin de semana!).

Ahora lo que nos queda es tener paciencia y esperar expectantes esa nueva propuesta que están preparando en forma de “Ópera metal” purista y ver con qué nos sorprenden estos románticos empedernidos…

 

Texto: Ana Velcev / Fotos: Sergi Ramos

Promotor:Rock N Rock

Asistentes:300

Día:05/10/2012

Sala:Razzmatazz 2

Ciudad:Barcelona

Puntuación:9