The Pink Tones; más allá que cualquier grupo tributo

Porque se puede tener mucho presupuesto y montar en un escenario luces estroboscópicas a mansalva, elefantes, domadores, trapecistas y payasos si es necesario, pero esto no es un circo, esto es música que tiene que llegar al oyente.

No es la primera vez que publicamos una crónica de THE PINK TONES, pero es que cuando un plato gusta, repites una y otra vez. Y también en otras tantas ocasiones, hemos hablado y especificado más o menos, las diferencias entre las bandas tributos que existen en el planeta, y la importancia o indiferencia de las mismas. Pero centrándonos en esta crónica, es de recibo ser consciente que, efectivamente, THE PINK TONES son una gran banda tributo de un mítico grupo al cual no tendremos muchas ocasiones (por no decir ninguna) de ver en directo hoy en día. Y a diferencia de las demás formaciones de su calaña, ya cuentan con mucho prestigio ganado a lo que han ido sembrando durante sus actuaciones: un espectáculo a nivel visual bastante trabajado, y unas interpretaciones que llegan al alma. Porque se puede tener mucho presupuesto y montar en un escenario luces estroboscópicas a mansalva, elefantes, domadores, trapecistas y payasos si es necesario, pero esto no es un circo, esto es música que tiene que llegar al oyente. Y hablamos canciones que ya forman parte de la historia y que las más de 600 personas que acudieron a la sala París 15 han oído tropecientas veces. Así que el reto no está exento de dificultades.

Pero THE PINK TONES, señoras y señores, cumplen con su cometido en todos los aspectos. Todos los detalles de las canciones de los ingleses están presentes en sus conciertos, y no es de extrañar que los más neófitos de PINK FLOYD admiren cada descarga, porque hasta el sonido de batería de temas de sus inicios, caso de “Atom Heart Mother” o “Summer 68”, son recreados de forma minuciosa. No faltan unos juegos de luces efectivos de forma constante que adornan mucho más la propuesta de esta banda tributo, pero el plus lo ganan con la calidez de sus interpretaciones.

El público malacitano pudo disfrutar de joyas de la carrera de la mítica banda británica, y obviamente no faltaron piezas de su catálogo más popular, caso de “Time” o “Breathe Reprise” para comenzar o unas magníficas “Dogs” y “Shine Of Your Crazy Diamond” en sus primeros compases. “Have A Cigar”, «The Great Gig in the Sky”, “Brain Damage”, “Any Colour Your Like”, “Eclipse” o “Money” eran piezas que iban calando muy hondo entre los presentes, que no paraban de aplaudir todas las bondades que THE PINK TONES poseen sobre el escenario. Otro año más le brindaban un gran recibimiento, y como contrapartida volvieron a dejar más que contentos a todos los que se dejaron la voz en “High Hopes”, la inmortal “Wish You Were Here”, y respetaban ese silencio pedido por la banda antes de hacernos alucinar con una enorme interpretación de “Echoes”.

Y aunque se fueron, todos sabíamos dada la experiencia anterior que volverían para completar más de tres horas de actuación, y volvíamos a emocionarnos con ese sonido de helicóptero antes de que comenzaran con unos temas que representaban “The Wall”: “Another Brick In The Wall (part I)”, “The Happiest Days of Our Lives”, “Another Brick In The Wall (part II)”, “Another Brick In The Wall (part III)” y el cierre de este bloque coronado por la figura hinchable del profesor en escena con “Goodby Cruel World” cantada por su bajista. Pero de adiós, nada; quedaba otra traca. “Run Like Hell” hizo alzar los brazos de toda la sala antes de despedirse por todo lo alto con LA canción de PINK FLOYD: “Comfortably Numb”. La magia que desprenden con la ejecución de este tema y su emotivo solo de guitarra, sirve de ejemplo de todo lo que se puede vivir en un concierto de THE PINK TONES. Y sí; es una banda tributo. Pero hay bandas tributo, y hay bandas tributo. ¿La gran ausente? “On The Turning Away”. Pero eso ya son apreciaciones puramente personales.