Nos dejaron con ganas de mucho más, Hora y media de Symphony X es realmente muy poco. De todas maneras pocos peros se le pueden poner a su actuación. Entrega, intensidad y derroche de virtuosismo. Me atrevo a decir que el grupo es incluso mejor que cuando les empecé a ver a principios de los 2000.

Las bandas que son capaces de espaciar sus entregas discográficas no sólo acostumbran a ofrecernos un material más explosivo y bueno, sino que consiguen que asistir a uno de sus conciertos de gira se convierta sea algo obligado. Symphony X son de esta clase de grupos, valientes hasta el punto de que son capaces de tocar su nueva obra en toda su integridad, a sabiendas de las protestas de muchos de sus fans, que esperan rememorar los tiempos de “Divine Wings of Tragedy”, “Twilight in Olimpus” o “V”. Donde no llegaron con “Iconoclast” lo han logrado con “Underworld”, posiblemente su mejor disco en muchos años. Había ganas y bastante gente, que si bien no llenó hasta la bandera el Apolo barcelonés, sí que demostró respeto y conocimientos hacia lo que se les venía encima.

Antes hubo dos bandas, la primera Melted Space, convenciendo ampliamente con sus tres cantantes. Luego Myrath, el grupo tunecino que ya nos visitó hace unos años con Orphaned Land. Me gustan más en disco que en directo y ya las raíces orientales ya no sorprenden tanto si eres de los que has crecido con Avalon o Mezarkabul. Pero su propuesta sigue siendo fresca, poseen grandes singles y entretuvieron dando mucho colorido. Como siempre “Believer” y sobretodo “Merciless Times” marcan sus descargas. Un grupo ideal para acompañar a Symphony X que va creciendo año tras año. Son mucho más que una curiosidad exótica. Quizá sobró que para calentar Zaher Zorgati se dedicara a lucir agudos antes de empezar. Quedó algo sobrado… Anis Jouini demostró sus grandes cualidades como bajista.

Symphony X arrasaron con todo. Técnicamente son superdotados y a diferencia de Dream Theater su vocalista no falla ni una nota. Russell Allen es un coloso vocal, y más si utilizan un volumen tan atronador como el que gastaron en Barcelona. Por momentos fue excesivo. Gran puesta en escena atacando un “Nevermore” que dejó patente la enorme calidad de “Underworld”. Son temas directos, hay momentos para el lucimiento pero no hay devaneos excesivos y es un material muy centrado en la composición. Russell estuvo algo más trascendente y místico, presentando los temas de forma solemne. Hubo dos momentos brillantes en la actuación, uno fue la maravillosa “Without You”. Va a ser impensable a partir de ahora que semejante pieza quede fuera. Si en disco enamora en directo impresiona. El otro fue la arabesca “Charon”, muy aplaudida.

Michael Romeo estuvo brillante y la compacta base rítmica formada por Rullo y LePond suena más espectacular que nunca. Impresionante ver los juegos de teclas del estelar Michael Pinnella. Russell avisó que iba a caer todo el disco, y así lo hicieron. La ampulosa “Kiss of Fire” conecta con los buenos tiempos, sonando realmente potente y metálica, dominada por ese bajo de LePond. Enorme la interpretación de la melódica “To Hell and Back”, con esa subida de tono en el estribillo. Luego, la que para muchos es uno de los mejores cortes de “Underworld”: “In My Darkest Hour”. Fue un show constante y sin altibajos. Mantuvieron la intensidad en “Run with the Devil” y “Swan Song” para luego darnos unas cuantas alegrías en forma de clásicos. Michael Romeo lució a lo largo de toda la descarga, pero sería en la pieza del mítico “V” cuando pudimos verle al máximo: “The Death of Balance”, un corte instrumental y rápido para que Allen se recuperara del esfuerzo vocal.

Toda la magia estuvo en la imprescindible “Out of the Ashes” del “Divine Wings of Tragedy”. El tema sigue sonando tan espectacular como antaño. Intrincada, melódica y mítica. Obviamente no le fue a la zaga otro regalito del mismo disco: “Out of the Ashes”, dejándonos con ganas de bastante más. Una gira rememorando tiempos pasados sería muy bienvenida, pero este grupo tiene claro que hay que apoyar lo nuevo. El primer bis sería la ya clásica “Set the World on Fire (The Lie of Lies)”. Uno de sus cortes más duros, con esos breaks tan protagonistas por parte de Jason Rullo, y dotada de ese estribillo mágico. La despedida la puso “Legend” del “Underworld”, el tema que pone fin al último disco. Musicalmente es de lo más redondo de la obra, con esos juegos constantes de guitarra por parte de Romeo. Posee el espíritu clásico del grupo.

Nos dejaron con ganas de mucho más, Hora y media de Symphony X es realmente muy poco. De todas maneras pocos peros se le pueden poner a su actuación. Entrega, intensidad y derroche de virtuosismo. Me atrevo a decir que el grupo es incluso mejor que cuando les empecé a ver a principios de los 2000. Más sólido y espectacular. Nunca fallan y estaba claro que iban a convencernos. El único problema es que les vemos de uvas a peras. A ver si están disponibles para los festivales de verano y podemos volver a disfrutar de ellos, pues son una de las pocas bandas que cuanto más las ves, más te atrapan.

Fotos: Roger Navarro

Promotor:Rock N Rock

Día:2016-02-25

Hora:19:15

Sala:Apolo

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Myrath Melted Space

Puntuación:8