Steve Harris ruge como un auténtico león británico

Y esta es la experiencia del directo. La garantía de satisfacción cuando sabes que un titán de estas dimensiones viene a tu ciudad. Rock meloso con influencias setenteras bien tocado, riffs pegadizos, talante, genio, y actitud. Sobre todo actitud. Por muchos más años de Steve Harris. Por el British Lion.

Siete de una soleada pero agradable tarde en Sevilla, y una marea negra se concentra a las puertas de la sala Custom, la sala cubierta de más capacidad de la ciudad, en espera de asistir a uno de los mayores eventos metaleros del Verano: nada más y nada menos que Mr. Steve Harris con su banda en solitario.

Para abrir la velada tocaron The Raven Age, una joven formación de la que no habíamos oído hablar, pero que cuenta entre sus filas con el cuarto hijo del primer matrimonio del León Británico, como guitarrista. Y la verdad es que superaron nuestras expectativas con un metalcore muy melódico y muy modernito, con mucha melodía de guitarra, una batería a potente a medio tiempo con mucho platerío y voces limpias. The Raven Age ofrecieron un buen show de unos cuarenta y cinco minutos, en el que destacaron su vocalista, así como su bajista, que acompañaba con los coros agudos mientras desparramaba energía. El sonido hizo justicia a los temas que nos presentaron de su EP homónimo que acaban de sacar del horno dos semanas atrás. Buen sonido, buena actitud. No pegaban ni con cola con lo que venía después, y aún así se ganaron al público sevillano que acompañó y coreó a los teloneros casi como si fueran las estrellas de la noche.

Y llegó el momento que todos estábamos esperando. Poco después de las nueve de la noche, todo parecía dispuesto para que subiera el maestro de las cuatro cuerdas a la tarima de la Custom. Y es que poder ver a este hombre en una sala cerrada, a pocos metros de distancia, se nos antojaba un regalo.

Tras una breve introducción sonora, la banda al completo sube al escenario para abrir con los riffs en wah-wah de “This is my God”, coreada por el público ilusionado. Teníamos enfrente a una leyenda viva del Heavy Metal, tan cerca de nosotros como teníamos los posters clavados con chinchetas en las paredes de nuestros dormitorios durante la adolescencia. A sus cincuenta y ocho años, Mr. Steve Harris sigue moviéndose como un chaval, agitando su melena, cabeceando, y recitando las letras a grito pelado mirando a su público, haciéndole participar y contagiando su energía. Quizá más energía que la que requerían los temas que nos trajeron, la gran mayoría pertenecientes a su disco debut en solitario. O quizá mejor llamarlo “proyecto paralelo”, ya que no tiene nada que ver con su banda, ni con el Heavy Metal.

Con la cabeza en nuestro sitio, creyendo saber lo que nos íbamos a encontrar, descubrimos que los cortes de su “British Lion” (Emi, 2012) ganan en directo. A pesar de que en el disco se desploman por su propio peso, nos sorprenden las guitarras de David Hawkins y Grahame Leslie, mucho más presentes que en el CD, la batería de Simon Dawson, con muchísima pegada, limpia, directa, y con un solo timbal, y la voz melosa de Richard Taylor, que demuestra una facilidad tremenda y un control absoluto sobre la afinación y el micro. Se acompaña en ocasiones de diferentes guitarras acústicas, y contagia a los asistentes con sus melodías vocales pegadizas, rayando en lo comercial, a las que el público contesta en un coreo que supera el alto volumen al que nos tienen acostumbrados en la sala.

Y es que si bien la iluminación saturaba un tanto en rosas y verdes, complicándonos la labor a los pocos fotógrafos que tuvimos la suerte de estar ahí, el sonido se distribuía uniforme por la pista, equilibrado, compacto. Se definían las guitarras, la voz tenía presencia sin llegar a tapar, la batería sonaba potente sin saturar en graves, y, obviamente, ese sonido metálico característico de las cuerdas de ese mítico bajo Fender Precision blanco con golpeador de espejo y decorado con el escudo del adorado West Ham United (a destacar la enorme alforja de calceta con los colores del club que le hacía de correa) de Mr. Harris, que destacaba sin prevalecer.
La técnica y la actitud, de diez. Cuando tenemos delante a señores que llevan más de media vida sobre un escenario se nota. Se nota por sus tablas, por su mirada, por cada toque de púa y cada bending; se nota cada vez que señalan al público para metérselo en el bolsillo y por cada solo en el que, por corto que sea, cada nota tiene un matiz; por cada vez que vemos separar el micro en un agudo sin que se pierda un ápice de volumen, por la sincronía entre los miembros, por cada golpe en un parche perfectamente afinado. Señores, esto es Rock.

Y es que, en su repertorio de esta noche, encontramos nueve de las diez pistas que conforman el álbum debut de este proyecto, además de algunas versiones de los setenta entre las que destaca el “Let It Roll” de UFO, llevado perfectamente a su terreno. Destacamos la coreada “Karma Killer”, o las setenteras “A World Without Heaven” y “Eyes of the Young”, que eligieron para cerrar un show bastante redondo. Puede que a medida que iba avanzando el repertorio, un poco light para lo que nos tiene acostumbrados este señor, se nos apeteciese un poco de tralla, hecho que compensaba la banda con sonrisas, guiños y actitud. Comandados por un Steve Harris bastante tímido al principio (parecía que la presencia de los fotógrafos hasta le incomodase), pero que se venía arriba a medida que el espectáculo avanzaba, regalándonos ese gesto tan propio de señalar al público con la pala del bajo al finalizar casi cada tema, la banda se crecía, disfrutaba de sí.

Y esta es la experiencia del directo. La garantía de satisfacción cuando sabes que un titán de estas dimensiones viene a tu ciudad. Gracias a Madness Live! por traernos una vez más a un peso pesado y poder disfrutar de sus conocimientos y habilidades desde tan cerca. Rock meloso con influencias setenteras bien tocado, riffs pegadizos, talante, genio, y actitud. Sobre todo actitud.
Por muchos más años de Steve Harris. Por el British Lion.