Steel Panther llenan de tias el escenario en Barcelona

Sonó la apropiada "Gold Digging Whore", mientras montones de niñas de 18 años se hacían fotos con los miembros de la banda y ellos flirteaban y se morreaban con ellos. Vaya, igualito que ir a ver a Bon Jovi estos días. "It Won't Suck itself" mantuvo el nivel de cachondeo sobre el escenario, para finalizar la porción habitual del show con "Death to All but Metal", que coreó el público en masa.

Pocas bandas existen hoy en día con un nivel de excelencia similar sobre el escenario, especialmente cuando lo que hacen es algo tan simple y manido como el hard rock ochentero que todos hemos escuchado mil veces. Pero, a estas alturas, cuando Motley Crue dan pena en directo, los propios Poison ni giran, Def Leppard tienen menos energía que la Duquesa de Alba y otros como Pretty Boy Floyd, Faster Pussycat o L.A. Guns están más desvirtuados que un Debate de la Nación, es realmente refrescante que Steel Panther lleguen y reúnan todos los clichés de la época en un sólido concierto de hora y cuarenta minutos. Y cuando clichés no lo digo de manera despectiva: es que todas esas cosas que ellos reflejan sobre el escenario son las que hicieron de los ochenta la década musicalmente más divertida y entretenida de la historia. Seamos sinceros: ¿quien quiere a In Flames contando sus dramas exsitenciales desde Suecia cuando puedes tener a Poison hablando de tetas desde California? Pues, por si se nos habia olvidado que hubo una vez en que el rock era divertido y gamberro, Steel Panther vinieron a recordárnoslo.

La sala, contra todo pronóstico, estaba llena hasta los topes. Y lo que es más importante:un público muy joven, con una gran representación del sector de edades comprendidas entre los 18 y 25 años. Un sector que necesitaba su propia banda de hard rock y que han visto en la parodia de Steel Panther algo más auténtico que la mayoría de grupos con identidad propia.

El concierto comenzó pronto, a las 20.30h, algo cada vez más habitual en la ciudad Condal, donde antaño los conciertos abrian puertas a esa hora y comenzaban no antes de las 22:00 (o más). Se hacía raro ese horario en el caso de un grupo tan gamberro, pero fue lo mejor para los que después querían acercarse a ver a Toxic Holocaust en el Estraperlo de Badalona. Steel Panther salieron a por todas, sin dejarse nada en el tintero desde el minuto 1. Ya cuando salen con «Eyes of a Panther» sabes que se lo van a llevar de calle y no decepcionaron. A partir de ahí se sucedieron «Asian Hooker», «Tomorrow night», «Just Like Tiger Woods», la nueva «PArty Like Tomorrow is the End of the World», la cachonda «Let me Cum in» seguida de un solo de guitarra de Satchel y la gran «Turn out the Lights». Fue entonces el turno del «hair solo» de Lexxi Foxx, que tenía su espejo de bombillitas en el lado derecho del escenario, como mandan los cánones. Fue entonces cuando sonó «Glory Hole», con todo el mundo haciendo el famoso símbolo con las manos, algo asi como la antítesis del maldito corazoncito que hacen las fans de Justin Bieber, sobre el cual no dejaron de hablar a lo largo del concierto, haciendo especial mención a su «pene pequenio», según Satchel.

El gran momento de la noche vino cuando Michael Starr comenzó a invitar féminas al escenario. Con veinte tías morreándose y enseñando las tetas sobre el escenario, era difícil no hablar de aquello como la mayor fiesta que han visto los escenarios de Barcelona en mucho tiempo. Fue entonces cuando sonó la apropiada «Gold Digging Whore», mientras montones de niñas de 18 años se hacían fotos con los miembros de la banda y ellos flirteaban y se morreaban con ellos. Vaya, igualito que ir a ver a Bon Jovi estos días. «It Won’t Suck itself» mantuvo el nivel de cachondeo sobre el escenario, para finalizar la porción habitual del show con «Death to All but Metal», que coreó el público en masa.

El bis fue impresionante, como no podía ser de otro modo: «Community Property», «17 Girls in a Row» y, como no, el gran final con «Party All Day, Fuck All night», su particular «Livin’ on a Prayer» de la decadencia.

Dicho esto ¿con qué ánimos va uno a ver el próximo conciertucho de Children of Bodom aburriendo al público sobremanera? Y lo peor: también sonaron bien. Pero como «muy bien».