Málaga fue la ciudad elegida para el arranque de la nueva y tercera gira estatal
de los gaditanos SPHINX; motivada lógicamente por un reciente estreno, su tercer
lanzamiento discográfico “Paraíso en la Eternidad”. Y como viene siendo habitual
en todos sus conciertos realizados en tierras malacitanas, el evento se celebró
en esa ratonera que dice llamarse Sala Spectra, la cual tiene un aforo para
ciento cincuenta y tantas  personas, una acústica mediocre y una iluminación
basada en un par de ¿focos o bombillas? Sí, amigos míos, y después de todo es
de las salas existentes, que se pueden contar con los dedos de una mano, más
decente de Málaga. Así están las cosas por estos lares, aunque eso no es excusa
para que no se llenara por completo. Pero estamos con lo de siempre; no es una
sorpresa comprobar que los heavys solo mueven el culo para ver a Iron Maiden.
No será porque esta provincia goza de numerosos conciertos precisamente….

Si la memoria no me falla, más o menos fue la asistencia de su anterior visita
para presentar y promocionar “Mar de Dioses”. O sea, que la popularidad de los
de “Cai” no es que haya aumentado en exceso; que no en calidad y entrega, ¡ojo!,
eso si que se puede corroborar. A diferencia de su segunda gira, en esta ocasión
no habría teloneros, y SPHINX interpretaría su repertorio (de una veintena de
temas) a lo largo de dos horas y media aproximadamente. Para algunos, demasiado
largo, y para otros, plena justicia para amortizar el coste de su entrada.

Fue una sorpresa ver a Justi Bala (guitarra de la banda que se retiró la mayor
parte de su anterior tour por problemas de espalda) aparecer sobre el escenario
para realizar el show junto a sus compañeros. Eso sí, sentado. Aún hay que cuidarse,
pero ilusiones y fuerzas no le faltan para completar el tour si nada se lo impide.

El adelanto del grupo a través de su página web, “No”, uno de los temas más
potentes de la historia de SPHINX, sirvió para comenzar su actuación, seguido
y sin respiro de otra nueva canción: “Destino”. Un inicio potente para entrar
en calor; sin embargo, el público estaba más bien frío, debido, supongo, al
poco conocimiento de su último trabajo, ya que se había puesto a la venta poco
más de dos semanas atrás. No fue hasta la tercera interpretación con “Sangre
de Egipto” y la continuación con “Condenado a Vivir”, cuando se animaron los
asistentes un poco más, y cada vez con un ímpetu más elevado; coincidiendo además,
con una mejoría en el sonido a nivel general.

El resto de canciones que fueron cayendo repasaba sus tres discos editados,
pero haciendo “especial” hincapié en su último “Paraíso en la Eternidad”. Y
subrayo lo de especial porque, si no me equivoco, lo tocaron casi en su totalidad.
Diez de once composiciones que lo integran, intercalados con sus antiguos temas.
A destacar, siempre bajo miras personales, por su calidad propia y por su interpretación,
“A las puertas del infierno” (segunda parte lírica de “Noche Maldita” que tocaron
encadenadas), “Esclavo de tu maldición”, “A dos minutos de la muerte”, y la
emotiva “Respóndeme” dedicada a las víctimas del 11-M y basada en tan triste
acontecimiento.

Mención especial a la citada “Condenado a vivir”, “Almas sin paz” y sobre todo,
el vuelco del público con “Momentos de lucidez”. A buen seguro que son canciones
que se han convertido en verdaderos himnos para los seguidores de la banda.
Los demás temas que cayeron de sus dos primeras obras fueron: “Luz en la oscuridad”,
la balada “Llanto en soledad” (¿por qué esta y no “Mirando al infinito”?); y
un enérgico cierre compuesto por “Santa Maldad”, “Ángel sin piedad” (le tengo
especial cariño a esta canción, no me pregunte porqué) y el tema homónimo del
grupo “Sphinx”. Un buen set list, sin embargo, en mi opinión, se dejaron alguna
que otra importante, dígase “Recluso 943”, “La muerte sobre un papel”, o “Mar
de Dioses”. Pero claro, ni iban a estar tocando tres horas, ni soy yo nadie
para protestar por querer ellos promocionar su nuevo disco. Para eso es esta
gira, evidentemente.  

¿Los miembros de la banda? Todos en su sitio y entregados al máximo. Su vocalista
Manuel Rodríguez es todo un ejemplo de potencia duradera; de principio a fin,
sin resentirse en ningún momento. A todo esto hay que sumarle que se sentían
como en casa, cómodos, sin aparente presión, y las bromas con el público o entre
ellos mismos se iban sucediendo entre canción y canción.

Mucho se entregaron, y eso se transmite; paulatinamente los allí congregados
así lo entendieron acalorando cada vez más la fiesta y con total desenfreno
en muchas ocasiones. En Málaga se les quiere, ya llevan tres giras dejándoselo
bien clarito. Son pocos; pero siempre haciendo ruido.

Texto y Fotos: Satur Romero

Datos:Spectra
Malaga
Promotor: N.D.
Publico: 100 personas

Día:11/02/2005

Puntuación:7