Slayer y Anthrax lo petan en Madrid

Quizás, por poner una pega un poco tonta, estaría bien que variaran el final del show, que viene siendo el mismo, con “Raining Blood” y “Angel of Death” al menos los últimos ocho años. ¿Que no sería increíble que empezaran un concierto con los acordes de esta última, con toda la energía del público en ebullición? Ahí lo dejó.

Aspecto imponente presentaba la tarde de ayer la Madrileña sala la Riviera para recibir una de las giras de la temporada (y probablemente del año). Ni una sola entrada en taquillas y la sala a rebosar desde primera hora de la tarde.

Los encargados de abrir fuego fueron los Noruegos Kvelertak. Dificil papeleta la de una banda que poco o nada tenía que ver con el resto de componentes del cartel ante un público de corte más clásico. Sin embargo y a pesar de la dificultad del envite, cumplieron con creces la papeleta. Sorprende incluso el buen sonido para tratarse del primer telonero (y de la sala en cuestión).

El primer plato fuerte de la noche llegaba apenas una hora y cuarto después. Es encomiable el estado de forma en que se encuentran Anthrax hoy en día, viviendo una segunda juventud. No hace mucho ya se comieron a Megadeth, en el último Sonisphere Madrileño, y a punto estuvieron de hacerlo anoche con los todopoderosos Slayer. Un sonido espectacular, una energía encomiable y un set list maravillosamente escogido para no dejar apenas respiro a la audiencia, que a punto estuvo de echar la sala abajo con ese eterno “Among The Living” que cerró la actuación de Scott Ian y los suyos. Ya va siendo hora de que alguien se arriesgue y los traiga de cabeza de cartel, para poder disfrutar mas que la hora escasa que nos regalaron anoche.

Y con la sala a punto de caramelo, empieza a sonar la intro de Slayer (lástima que por condiciones de la sala no pudimos disfrutar del inicio del concierto tal y como vienen haciendo en esta gira, con telón y sombras chinas) y la sala directamente se viene abajo. Igual de sorprendente que ese pletórico regreso de Anthrax es este nuevo pico de popularidad de Araya y los suyos. Posiblemente el resurgir del género en los últimos años haya ayudado bastante, unido a que Slayer son una de esas bandas que nunca jamas falla. Da igual que los veas en festival, de día, de noche, en salas más grandes o más pequeñas. El resultado es siempre el mismo. Una apisonadora. Sin más. Los temas nuevos, como ese “Repentless” que abre la velada, suenan como una metralleta. Y los clásicos, pues qué decir. Quizás, por poner una pega un poco tonta, estaría bien que variaran el final del show, que viene siendo el mismo, con “Raining Blood” y “Angel of Death” al menos los últimos ocho años. ¿Que no sería increíble que empezaran un concierto con los acordes de esta última, con toda la energía del público en ebullición? Ahí lo dejó.