De buenas a primeras, sabíamos que ni de broma iba a haber tanto público como en la anterior visita de Skunk Anansie a Barcelona (en la que la Razz 1 estaba atestada hasta en su parte alta): no había la expectación que suponía "su regreso" con la que sí contaban el otro año, no se había publicitado el concierto tanto, ni habían causado tanto revuelo en la prensa antes del mismo. Y, de hecho, acertamos de lleno: una pena que en la sala hubiera la mitad de personas que la otra vez.

Así que, burdamente, voy a dedicar esta crónica a toda la gente que se perdió el concierto, porque ya pueden ir arrepintiéndose y buscando utensilios para autoflagelarse por haber tenido otra prioridad el viernes noche. Y la voy a desgranar en 5 motivos por los que deberían haber estado ahí. 

1. El grupazo

Si te gusta la música, tienes que ir a ver Skunk Anansie en directo. Da igual lo que escuches, te guste el rock, el pop, el funky, el metal, el soul, grupos indie que todavía no existen, el eurodance cutre con vocalista femenina, el NWOBHM (¿se pueden inventar nombres de estilos con más siglas?), el post-neo-grindcore con arreglos étnicos,… Da igual. Lo que sea. Si te gusta LA MÚSICA, algún día tienes que ver un directo de éstos  porque seguro que lo vas a disfrutar. 

Los británicos han hecho gala siempre de un estilo indómito e inclasificable, y es ahí donde reside su riqueza: una combinación de estilos muy versátil que hace que el resultado sea explosivo y difícil de etiquetar. También cambiante y variado, lo que llena su repertorio tanto de baladones hechos con gran sensibilidad como de temas con buena dosis de tralla y furia casi punk.

En esta ocasión los ingleses volvían por segunda vez después del parón que empezó en 2001 y acabó en 2010 con la edición y promoción sobre los escenarios del infravalorado "Wonderlustre" donde Skin exprimía sus posibilidades vocales en estilos más variados y menos guitarreros que lo que nos tenían acostumbrados Skunk Anansie. Esta vez venían a presentar "Black Traffic" una aproximación a sus orígenes cañeros y sus letras más satíricas y directas. 

2. La vocalista

Que Skin es una bestia, eso nadie lo va a poner en duda, pero es que aquella noche se lució hasta dejarnos sin aliento. Pocas veces se ha visto una frontwoman de una banda de rock haciendo tan bien su papel, pero es que si te lo planteas, se estrecha mucho el círculo entre los líderes masculinos también. Y es que Skin está a la altura de los grandes. Y aprovecho estas líneas para reivindicar a todas las chicas que, como ella, lideraban grupos noventeros en pantalones anchos, di que sí.

Pues menuda nochecita nos dio esta todoterreno. Sobra decir toda clase de cumplidos sobre las capacidades vocales que hizo evidentes esa noche… su tono aterciopelado cuando entonaba un medio tiempo, su fuerza cuando nos ponía las pilas con las canciones más rockeras, lo preciado de su voz de negra con cariz soul que tanta originalidad aporta a su propuesta. Y en conjunto, lo valioso de cargarse, tanto con su voz como con su actitud, los clichés de género: puede ser machorra como la (el) que más, pero también nos atrapaba con su lado dulce. Inclasificable, como Skunk Anansie, como la vida misma. 

La cuestión es que eso no se queda ahí, sino que tiene tanto control vocal y de respiración que aún que se moviera como una loca, aún que andara literalmente sobre el público, aún que la llevaran de un lado para otro, la tía seguía cantando todas las líneas de sus temas sin desafinar ni un pelín, sin quedarse sin aire en ningún momento. Pelos como escarpias cuando después de haber andado unos metros sobre las manos del público, Skin extendió los brazos, cayó de espaldas, volvió al escenario y entonó un agudo de esos que tienen el peligro mortal de quedarse a medias pero lo bordó!

3. El ambiente

Para empezar, esa noche no hubo foso para fotógrafos, así que podríais haber disfrutado de una primera fila aún más cercana al escenario de lo habitual en Razzmatazz (y sin que las tres primeras canciones os taparan la del moño, el que se está quedando calvo, o el de rastas, mientras sacan esas malditas fotos para sus medios). 

Era fin de semana, así que se notaba el ambiente festivo que hacía vibrar a la gente. Algún pelmazo de esos que graban todo con su iPhone y miran mal a los que están bailando a su lado porque les mueven sí que había, pero la mayoría del público estaba disfrutando del show, dando un buen feedback a la banda, que se esforzaba por ello (sin tanta parafernalia, solemnidad y monumentalismo como la vez pasada, pero con más naturalidad, espontaneidad y energía). Incluso hubo un momento en el que Skin hizo un comentario sobre la difícil situación en España y dijo que comprendía, agradecida, que en estos momentos fuera un esfuerzo para la gente pagar por una entrada. Ahí nos metió en el bolsillo (un poco más si cabe). 

El asunto fue animándose, gracias a un repertorio muy bien elegido y acabó en locura colectiva, como os lo explico a continuación.

4. El setlist

En cuanto saltaron al escenario empezaron soltando decibelios con fuerza, introduciendo algunas de las canciones de su nuevo disco, pero todo despegó cuando empezaron a enlazar temazos de sobras conocidos como la grandísima "Weak", la dosis de filosofía sentimental que es "Hedonism (Just Because You Feel Good)", la rabiosa "Twisted (Everyday Hurts)" y la ultra bailable en plan zorrón resentido "My Ugly Boy". 

Detrás vino la novata "I Hope You Get to Meet Your Hero" con sus toques épicos y el bloque de lentas que el público vivió a flor de piel, cantando como si se les fuera la vida en ello (para enmarcar, sobretodo el momento "Because of You"). Pero volvieron a su material cañero con "I Can Dream" y con una interpretación fantástica del single que sirvió para presentarnos el nuevo álbum "Sad Sad Sad", un tema burlón y áspero a la vez, que nos caló hasta los huesos e hizo que no hubiera persona inmóvil en Razzmatazz. 

Ya en plena locura soltaron el tema ineludible y esperado, "Charlie Big Potato" y la locura fue un síntoma generalizado en la sala, con bailes frenéticos imitando a los de Skin… pero el verdadero broche de oro, que quedará clavado en la retina muchos, vino con el bis. Para interpretar "Little Baby Swastikkka" Skin sacó un artilugio extraño que resultó ser un micrófono con una cámara compacta adherida para grabar el concierto desde su perspectiva! Micro-cámara en mano bajó con la gente e hizo que durante las estrofas todos nos agacháramos para saltar como poseídos cuando empezaba el estribillo. Llegó así al final de la sala, se subió a hombros de algún voluntario y volvió haciendo crowdsurfing de espaldas al escenario (todo esto sin dejar de cantar) mientras la cámara -esta vez girada para enfocar su cara- registraba todo eso. 

5. La nota que les ponemos – y que se merecen

Matrícula de Honor. Y mira que no les pondría un diez solo por cómo han ninguneado últimamente su temazo por excelencia -con perdón de "Charlie Big Potato"- , esa joya que es "Selling Jesus" (todo un misterio el por qué no la tocan, igual alguno de los miembros ha tenido una iluminación y se ha vuelto católico, cosas que pasan mucho entre músicos con el tiempo…) pero es que si le pusiera un 9 al bolaco que vivimos el viernes, muchos nueves de esta web serían taaaan injustos en comparación… *gran suspiro* ¡Esperemos que vuelvan pronto! (Y por pedir, que nos regalen un "Selling Jesus"…)

 

Texto: Ana Velcev / Fotos: Sergi Ramos

Promotor:Last Tour International

Asistentes:900

Día:09/11/2012

Sala:Razzmatazz

Ciudad:Barcelona

Puntuación:10