SEBASTIAN BACH + HANDFUL OF RAIN
Siendo sinceros, pocas ideas preconcebidas llevaba de cara a ver esta actuación de Sebastian Bach. Nadie duda de la excelente marca que dejó en SKID ROW, con dos primeros discos que a día de hoy siguen siendo verdaderas joyas del hard/heavy rock. Pero claro, aunque ponga en mi reproductor “Monkey Business” dentro de un rato, y me vuelta loco con su escucha por enésima vez en mi vida, el factor tiempo que juega a favor de “Slave To The Grind”, tristemente no lo hace con la voz de este vocalista. Y, aunque por separado, tanto SKID ROW como Sebastián Bach parezcan tener una competición para ver quien es la mejor banda de versiones de SKID ROW en la actualidad, ambos bandos pierden la batalla una y otra vez. Pensándolo fríamente, una multa o una dura sentencia les deberían de poner por no dejar que el pasado se recuerde tal y como fue. Dulce y memorable.
Pero es que el guaperas de Sebastián Bach poco más tiene para agarrarse y seguir teniendo vida. Aunque sea amigo de Axl Rose, y parezca pasárselo bomba cantando “My Michelle” o “Paradise City” a modo de colaboración según su agenda le permita, debería de una vez por todas plantearse empezar de cero y forjar una carrera en solitario (ya que así lo decidió en su día) para que por lo menos sea recordado como un vocalista con cierta credibilidad una vez le llegue la jubilación. Vale; que nadie le quite el mérito y el entusiasmo que derrocha en sus obras de teatro de Broadway, pero si tanto ama el rock, que lo demuestre.
Pero no adelantemos acontecimientos. Caldearon el ambiente los gaditanos HANDFUL OF RAIN, y debido al buen sabor de boca que nos dejó, bien merece su espacio. Así que de primeras, aquí os dejo su MySpace: http://www.myspace.com/handfulofrainband, porque, sinceramente, son una banda de puro hard rock con una calidad que sorprende que aún no tengan un primer disco editado. Bueno, quizás es por que sean españoles, y si grupos como NEXX tiran la toalla, es que el panorama no pinta nada bien para este género por estos territorios. El cuarteto, con un sonido jodidamente bueno para ser teloneros, arrancaron los aplausos después de la ejecución de cada tema, y eso es algo a tener en cuenta, ya que el público asistente (alrededor de 250), ¡estaba sentado!. Curiosa estampa la que presentaba en Centro Cultural Medina Elvira, muy similar a la que me encontré en el Palacio de Congresos de Granada durante la actuación de EUROPE. Aún así, con una ilusión desbordante, mostraron su repertorio cargado de temas dinámicos y pegadizos, de esos que tanto gustan oír en directo, y con un vocalista realmente a la altura, que nos hizo casi poner los vellos de punta en la balada que ejecutaron. Esperamos tener buenas noticias de esta formación, y si es en breve, mejor.
Venía el plato fuerte de la noche, o por lo menos eso es lo que ponía en la entrada con letras mayúsculas. A modo de resumen, he de confesar que la sensación del concierto de Sebastián Bach es similar a la de un esguince de tobillo. Mientras esté caliente no sientes el dolor, una vez que se enfría, vaya que si lo notas… Claro está que el respetable se vuelve loco cuando el canadiense sale a escena como alma que lleva el diablo al son de “Slave To The Grind”, y con solo dos gestos y un par de movimientos pone al público a cien. Y uno se deja llevar, hemos de admitir. Tan efusivos se mostraron los asistentes, que se pasaron por el forro su número de butaca y fila, y comenzaron a inundar el espacio entre la primera fila y el escenario en décimas de segundo. Rápidamente la seguridad vino a despejar la zona ya que, al ser un suelo poco resistente y hueco cerca del escenario, había riesgo de que aquello se viniera abajo. El encargado de disuadir a la masa se encontró con un placaje bastante violento del propio Sebastián Bach que incitaba al acercamiento de todos los presentes, incluso tirando de los brazos de las personas que ocupaban primera línea, y ya, al echársele encima más encargados de seguridad y dándole a entender mediante gestos el peligro existente, calmó dichos ánimos y pagó su furia haciendo el helicóptero con el micro a unos centímetros de nuestras cabezas. Inicio de concierto más que entretenido…
En cuanto al sonido, fue lo bastante digno (y es que algo bueno debe de tener la acústica de una sala-teatro), pero en cuanto a las luces, he visto a bandas noveles con un juego mucho más llamativo. Es más, casi por igual de tiempo la actuación permaneció en una sombra total, y la otra mitad, con unos focos muy pobres. Pero si algo lució en la casi hora y media de actuación, fue el carisma de Sebastian Bach, porque aunque su voz no sea la de antaño, nadie quita que sea un frontmen de primera. Todo lo contrario que la banda que le acompaña, solo Metal Mike Chlasciak se esmeraba en caer simpático al respetable. Aunque, ¿quién sabe?, ¿se atrevería, por ejemplo, el bajista Rob DeLuca en eclipsar un solo segundo al protagonista indiscutible?
El concierto continúo con lo que todo el mundo espera (porque es que no hay otra cosa) de Sebastian Bach. Clásicos y más clásicos de SKID ROW, caso de “Big Guns” y “Here I Am”, con una calurosa reacción del público. La que se esperaba. También del primer disco de los norteamericanos, “Piece Of Me” fue una de las elegidas dentro de este primer tramo de concierto. A partir de ahí, Sebastián Bach se molestó, y también molestó, en presentar algunos de los temas que se incluirán en su próximo disco “Angel Down”, a publicar en breve, y cuyas camisetas ya se encontraban a la venta en un puesto de merchandising exterior. Eso sí, con una portada que uno no sabe si es una broma mientras se decide cual será la original, o si es ciertamente la original pero hecha con bastante mal gusto. Sin irme por las ramas, digo que molestó, porque lo que menos se espera a estas alturas, es encontrarse con un Sebastián Bach intentando emular a Rob Halford en cuanto a agudos irritantes se refiere, a fuerza de efectos de micro que rozaban el play-back. ¿Tendrá algo que ver Mike Chlasciak en este sonido tan metálico? Las demás canciones con estilo más hard rockeros si se dejaban escuchar, e incluso la balada se llegó a degustar por momentos. Otra anécdota, dicho corte necesitaba de guitarra acústica en escena, y tras varias intentonas de Mike Chlasciak por los consiguientes problemas de sonido, se decantó finalmente por su eléctrica ante la mirada asesina de Sebastián Bach al técnico que se encontraba entre bambalinas. En total cinco fueron los temas, si la memoria no me falla, que presentó de su próximo trabajo, y si estos cinco son de los mejores…no digo que sea un mal disco, pero tampoco será un bombazo que calme la sed de sus fieles seguidores. No me pregunten por los títulos, porque algunos ni los presentaba y en los que sí lo hacía, no usaba el “delay” del micro, y no crean que sea fácil adaptarse del Sebastián artificial al Sebastián natural.
El concierto en su ecuador y durante casi todo su trayecto tuvo altibajos, marcados evidentemente por los nuevos temas. Pero ahí estaban de forma intercalada “The Threat”, una esperada “18 And Life” o la contundencia de “Monkey Business”, para volver a meterse al público en el bolsillo. La banda cerró como cabía esperar con “I Remember You” (ni se molestó Chlasciak en repetir la angustiosa odisea con la acústica), y con un “Youth Gone Wild” donde el público, viendo que se acercaba el final, se dejó la garganta en todo momento.
Cuando pasan varias horas del concierto, y es el cerebro el que se antepone a la emoción, se ven las cosas de distintas formas. Una de ellas: no encuentro explicación para que un vocalista que lleve tantos años en los escenarios, lo cual le reporta, o eso se supone, mucha experiencia, pueda tener tantos detalles como si de un principiante se tratara. Malas caras y de forma muy, pero que muy descarada, al técnico de sonido cuando su micro (o sus efectos) no se encontraba al nivel deseado. Aunque fuera por décimas de segundo y ni casi se percibiera. Y por favor… vale que Jason West venía en sustitución casi a última hora del incombustible Bobby Jarzombek, pero creo que estuvo de más que Sebastian, en varias ocasiones, se situara delante de su batería para marcarle los ritmos como si de un ensayo o clase de solfeo se tratase. Es normal que el batería saliera casi sonrojado de dicha situación.
¿Hubo momentos buenos? Por supuesto. En su listado de temas aparecían varios clásicos del rock, y contra eso, no hay alma y corazón que pueda luchar. Y más cuando tienes a un vocalista de casi dos metros, llamado Sebastián Bach, cogiéndote por un brazo y mirándote a los ojos, mientras canta dichas gemas hechas canción. ¿Hubo momentos prescindibles y fuera de lugar? Es obvio que sí. ¿Balance? Vivir de las rentas termina pasando factura.
Texto: Satur Romero / Fotos: Satur Romero, Saray Galiano
Promotor:Br Music
Asistentes:250
Día:11/07/2007
Sala:Centro Cultural Medina Elvira
Ciudad:Atarfe, Granada
Puntuación:6
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