Intentando digerir un menú McRata que tenía peor aspecto que el rostro facial de nuestro añorado Manu Estrada este domingo a las 9 de la mañana, me encuentro en estos momentos, a la par que intento sacar conclusiones de la que debe haber sido la enésima visita de SAXON a Barcelona. No exagero si digo que puedo haber visto a esta banda en directo lo menos 12 o 13 veces en los últimos 7 años, algo que, tratándose de SAXON, no tiene ningún mérito.

De hecho, entre la gente que llevamos este webzine, suele darse muy a menudo la broma sobre el caché de SAXON y lo fácil de su contratación. A este ritmo, no me extrañaría ver un día de estos a la banda de los señors Biff Byford y Paul Quinn tocando en las fiestas mayores de mi pueblo o en el salón de mi casa. La carrera de estos británicos hasta el momento ha sido ejemplar y están viviendo una segunda juventud totalmente merecida y compensatoria por tantos años de fidelidad y apoyo al heavy metal.

Mientras vemos como infinidad de bandas, algunas muy populares y otras no tanto, deciden que ya va siendo hora de volver a la escena, SAXON siempre han estado ahí, y solo por eso, ya merecerían el status de leyenda del metal que, de todas formas, poseen. Es curioso y preocupante ver como bandas que en su día, en los 80’s, sacaron un par de Lp’s para nada millonarios, anuncian ahora su vuelta a los escenarios a bombo y platillo, qué esperan, ¿Que les demos las gracias y nos arrodillemos ante ellos por semejante favor?, ¿Y donde carajo han estado todos estos años?, ¿Que la situación del heavy metal no era muy buena? Pues fenomenal, pero si SAXON han sabido aguantar, no veo porqué otros decidieron tirar la toalla en vez de seguir, quizá es aquí donde se demuestra quien realmente ama y vive esto, y quién lo ama, pero únicamente a expensas de que haya una buena retribución económica detrás de ese "amor", no sé si me explico. SAXON, a pesar de haber seguido publicando fenomenales trabajos de heavy metal tras sus "años dorados", han tenido que ver como sus cifras de ventas bajaban escopeteadas, sus conciertos contaban con 100 o 200 personas a lo sumo y la escena pasaba completamente de ellos tachándolos de vestigio del pasado. Sin embargo, ahí han estado y nunca han escondido su verdadero rostro con declaraciones absurdas, ni cambios de estética radicales, ni mucho menos el clásico ataque de "Evolucionitis" (Extraña enfermedad que afecta a aquellas bandas que en su intención por "evolucionar", acaban sonando igual que el resto de grupos afiliados al estilo que más de moda esté en ese momento).

Resulta gracioso ver como las modas pasan y los grupos que probablemente echaron mierda sobre ellos en el pasado recurriendo a los típicos argumentos "Música caduca", "Viejas glorias", "Desfasados" y demás, actualmente no existen o están en vías de extinción y sin embargo SAXON, ahí siguen, llenando salas cada vez más grandes, encabezando sus propias giras, entrando de nuevo en las listas de éxitos  de varios países y añadiendo nuevos y jóvenes fans a su causa. De hecho, de todas las bandas clásicas del género, quizá sean SAXON los únicos que siguen sacando discos buenísimos, no a la altura de sus clásicos, pero sí merecedores de ser tenidos muy en cuenta y ampliamente representados en el setlist actual del grupo.

En esta ocasión, SAXON hicieron un muy buen show, a la altura de lo que nos tienen acostumbrados, con una actuación de más de 2 horas de duración, repasando todos sus clásicos, incorporando varias joyas como suelen hacer en cada gira y demostrando que están en un estado de forma envidiable, incluso respecto a bandas que no son ni la mitad de jóvenes que ellos (Biff y Paul rondan los 55 años y no pararon de moverse ni un solo instante). Actualmente, junto a Biff y Paul, encontramos al señor Nibbs Carter, un tipo que entró con 22 años a sustituir al mítico bajista Steve Dawson y que con la tontería ya lleva 16 años en la banda. Junto a él está el guitarrista Doug Scarratt, otro que parece que debutó ayer, aunque ese "ayer" nos remonte hasta la gira de "Dogs of War" de 1995 y finalmente, tras todos ellos, el recién llegado Jorg Michael, batería sobradamente conocido por todos y con un curriculum abrumador (RUNNING WILD, MEKONG DELTA, GRAVE DIGGER, STRATOVARIUS, RAGE…). Debido a un malentendido con la hora de apertura de la sala, nos perdimos la actuación de CHINCHILLA, banda germana a la que tenía bastantes ganas de ver tras quedarme bastante sorprendido con su anterior trabajo de estudio. SAXON, desde sus años dorados durante la primera mitad de los 80’s siempre se habían caracterizado por sus espectáculos escénicos, sin embargo nunca más se ha vuelto a ver nada de todo eso en un concierto de SAXON (Pasando por alto su memorable actuación del Wacken del 2002 con la parrilla de focos en forma de águila). En esta nueva gira, la banda de Yorkshire ha añadido una serie de tarimas metálicas con un par de rampas, y dos cajetines gigantes con rejas metálicas donde se esconden los amplificadores Laney de Doug y Paul. Tras la estructura metálica, SAXON colocaron un telón de fondo con el careto del guerrero sajón que aparecía en la portada de su debut de 1979, con el logotipo más antiguo de la banda. Toda una lástima ya que la portada de "Lionheart" es de las más pasables (o menos cutres) de toda su carrera, y eso se tendría que haber aprovechado.

La banda al completo destacó de forma sobresaliente. Al frente de todos ellos, el inconmensurable Biff Byford, ese gigantón fornido con su ya clásico abrigo de piel negro que encandiló a toda la audiencia con su mágica voz a la cual parecen no afectarle los años. Vale, si a Biff le quitamos esa preciosa melena rubia teñida y le ponemos un bastón y unos pantalones de pana, podría parecerse perfectamente a mi abuelo, pero, ¿Qué más da? No para quieto ni un segundo, corre, salta, grita, sonríe y demuestra pasárselo bomba sobre un escenario y ante su público. Estoy convencido que este tipo accede a tocar 2 horas y pico porque el resto de la banda no acepta tocar más rato, que si por él fuera, se tiraría 3 horas de más cantando y contando chistes que tan solo él y probablemente Lemmy de MOTORHEAD (otro cuentacuentos escénico de mucho cuidado) lograrían entender. Qué demonios, podría ser absolutamente demencial; Biff y Lemmy disfrutando su futura jubilación en plan pareja cómica a lo Faemino y Cansado en versión metálica,¡Ver para creer!.

Al lado de Biff, otro que parece disfrutar sobre un escenario como si fuera su última actuación con la banda; El bajista Nibbs Carter. Éste, probablemente sea quién más desfasa de todo el grupo haciendo headbanging continuamente, corriendo sin parar de abajo a arriba de la tarima metálica, poniendo caretos de heavy muy chungo, haciendo coros y con un brillo en los ojos que parece que estuviéramos en 1988 en una de sus primeras actuaciones con la banda. Vale que es el más joven de lejos de todos ellos, pero se nota

que lo vive y que le gusta lo que hace. Justo a la derecha de Nibbs está el tímido Doug Scarratt, un fenomenal guitarrista que tiende a esconder siempre la cara entre sus melenas con tal de no ser muy visto. Probablemente no posea el carisma del mítico Graham Oliver, guitarrista fundador de la banda que fue expulsado en 1995 tras casi 20 años de servicio, pero sí posee la misma técnica y nitidez, aunque en más de una ocasión metió la pinza, bien sea por las múltiples improvisaciones que SAXON hacen en directo para cerrar los temas o hacer cantar al público, como por las meteduras de pata de Jorg Michael, algunas de libro y seguramente provocadas por la más que notable cogorza que llevaba encima el señor Michael.

Al otro lado del escenario, alejado, metido en su papel de forma total y ajeno prácticamente al resto de la banda estaba el guitarrista y pilar básico de SAXON, Paul Quinn, viviendo el concierto a su manera, de forma intensa, pero siempre discreta. Paul está bastante mayor y cada vez más  torcido de espaldas, de hecho no me extrañaría verle un día de estos tocando con la cabeza el suelo. Con su clásico pañuelo en la cabeza (¡No más pelucas como la del 95 Paul!) Paul ejecutó un repertorio de solos de guitarra perfecto, sin fallo alguno, demostrando que debe haber tocado cada uno de esos temas del orden de 24 millones de veces.

Finalmente, tras todos ellos, Jorg Michael, un tipo que ha entrado para grabar el disco y hacer la pertinente gira, pero visto lo bien que se lo pasó en el escenario, no me extrañaría que tarde o temprano acabase incorporándose a las filas de SAXON como miembro oficial. Su labor fue prácticamente perfecta, metiendo doble bombo por todas partes y convirtiendo los temas de SAXON en piezas más heavies de lo que ya son de por sí. En más de una ocasión metió la pata, pero dudo mucho que alguien de los allí presentes se enterase.

El repertorio fue tan previsible como sorpresivo, ocupado en su mayoría por los temas que nunca pueden faltar en un concierto de SAXON, pero dejando un buen espacio para pequeñas sorpresas. Para abrir eligieron uno de los temas de su nuevo disco, "Lionheart",

bastante coreado por el público, tras el cual, llegaron los 2 primeros clásicos de la noche; El primero y sorprendente "Backs to the wall" de su Lp de debut de 1979, tema que juraría no habérselo visto tocar nunca en directo, y el segundo, un clásico rotundo con todas las de la ley, "Power and the glory", que puso el Razzmatazz II como una olla a presión. La banda siguió interpretando clásicos alternados con temas más recientes, y así se sucedieron "Motorcycle man", "Are we travellers in time", la comercial "Rock the nations", la emotiva y poco corriente "Broken heroes" (Quizá la única "balada" pasable de SAXON), "Never surrender" (dedicada a los más jóvenes del gremio), las nuevas "Beyond the grave" (Tema donde intercalaron un fragmento de otra canción que no logro recordar, ¿"Unleash the beast"?), "Flying on the edge" o el trallazo "Heavy metal thunder" tras el cual, y ante la petición del público, la banda interpretó "Crusader", canción que SAXON siempre se han guardado para el final de sus shows, pero que esta vez accedieron a tocar a mitad de su actuación. A estas alturas, el público había demostrado su total entrega y la banda lo notaba, ¡Vamos que si lo notaba!, pocas veces he visto a SAXON tan felices y contentos sobre un escenario. El setlist continuó con más clásicos como "Strong arm of the law" o "Dogs of war" (¿Para cuando "Hold on" señor Manu Estrada?) y más temas nuevos como "Men and machine", la rápida (casi thrash metal) "To live by the sword" o el tema que abre su último disco, "Witchfinder general", tras el cual, la banda se despidió y se marchó hacia los camerinos de cara a volver para realizar los bises. Tras un período de espera bastante corto, SAXON reaparecen y ala, "Ride like the wind", un tema que no suele dejarse caer mucho en directo y que para quién esto escribe es su canción favorita de SAXON (aunque sea una versión). Tras la única concesión que hicieron hacia ese flojo "Destiny" del 88, llegó la artillería pesada, "Solid ball of rock", "747 (Strangers in the night)", "Princess of the night" y "Wheels of steel" tras el cual, la banda, despidiéndose de su público, se entera que todavía tiene tiempo para interpretar un tema más y así nos lo comunica; "Denim and leather" empieza a sonar ante el delirio del público. Éste fue sin duda un detalle que habla muy a favor de SAXON, ¿Cuántas bandas harían algo así? Muy pocas, y es una lástima que lo tengan que hacer bandas como SAXON que ya no tienen que demostrar nada a nadie y que ya tienen su base de fans sólida y estable.

Fue bastante curioso que de su anterior "Killing ground" no tocaran absolutamente nada, desde luego no será porque no es un buen disco. También me sorprendió que de "Unleash the beast" no tocaran ni "Ministry of fools" ni "The thin red line" ni "Cut out the disease", temas que siempre se dejaban caer al igual que "Conquistadores" o "Metalhead", canciones 1000 veces superiores a la lenta y pesada "Are we travellers in time". Finalmente se quedaron fuera clásicos como "And the bands played on", "Rock and roll gypsy", "Back on the streets" o "20.000 Ft", pero está claro que todo no se puede pedir, y menos tras ver a la banda interpretar nada más y nada menos que la friolera de 25 temas, que se dice rápido.

En definitiva, SAXON volvieron y triunfaron una vez más. Creo no ser el único que ha visto una infinidad de veces a la banda británica y estoy convencido, que al igual que yo, todos sus fans acudirán de nuevo a la llamada de los clásicos.

Texto y Fotos: Javi Metal

Datos:Razzmatazz 2
Barcelona
Promotor: Rock N' Rock
Publico: 1000 personas

Día:06/11/2004

Puntuación:9