Estábamos presenciando historia viva del metal ante nuestros ojos, y no podíamos estar más satisfechos con ello. Al canto de "I will never be like you", la banda californiana se despidió de una Barcelona rendida a sus pies... tan sólo para regresar con la propia "Saint Vitus", que cerraría la noche.

De los festivales underground de nuestro país, el Day of Doom barcelonés  es todo un referente: no sólo posee una propuesta sólida y con personalidad propia, sino que además consigue expandir sus horizontes año tras año sin olvidar qué es lo que les hace ser quienes son. La edición de 2014 se veía marcada por el hecho de disponer de dos días de festival por primera vez, incorporando un mayor número de bandas y apostando por nombres verdaderamente legendarios, siendo los cabeza de cartel una de las figuras más importantes en la fundación del género al que se dedica este evento. Estando Black Sabbath fuera de alcance, Saint Vitus se presentaban como claro anhelo para este año, y su presencia gracias a una memorable gira 35 aniversario marcaba una fecha ineludible en el calendario.

The Skull y Confessor fueron los encargados de liderar la primera jornada del festival, que por motivos logísticos nos tuvimos que perder, pero para la gran culminación teníamos más que asegurada nuestra asistencia. Por segundo año consecutivo el festival se celebraba en las carpas del Fòrum, un recinto muy bien acondicionado para este tipo de eventos (la distribución del escenario y las zonas de merchandising, comida, baños y descanso era muy cómoda), donde las únicas quejas posibles podían venir por el sonido del escenario (en ocasiones daba la sensación de que se escuchaba mejor fuera que dentro de la carpa).

La noche comenzaba con Santo Rostro, banda de Jaén que presentó su primer álbum, homónimo, y los americanos Loincloth, conjunto de Virginia que pese a llevar catorce años en activo tan sólo posee un larga duración en su discografía. Ambos ofrecieron shows con solvencia, abriendo paso a unos Lord Vicar que eran ampliamente esperados por muchos de los allí presentes y que nos brindaron una actuación ampliamente disfrutable pero llena de confusión. Christus, cantante de la banda borracho como una cuba, apenas se podía sostener por sí mismo (tan sólo era capaz de mantener la estabilidad cuando se aferraba al pie de micro, en el momento en que lo soltaba besaba el escenario una vez más) pero consiguió ofrecer una interpretación a nivel vocal extraordinariamente buena si tenemos en cuenta el estado en el que se encontraba. Alguna lata voló en medio de todo aquel «¿pero qué demonios está pasando?» y desde luego muchos salimos a cuadros de este concierto… pero sin lugar a dudas fue una experiencia digna de recordar. Curiosa cuanto menos.

Orange Goblin visitaban por primera vez Barcelona con su participación en el festival, por lo que era de esperar la cálida recibida que tuvieron al arrancar con la brillante «Scorpionica», que inauguraba su seminal álbum «The Big Black» allá por el año 2000. Con una dilatada carrera a sus espaldas (casi 20 años ya), no deja de ser sorprendente que este aplastante conjunto londinense no hubiese pisado tierras catalanas hasta este momento, pero de lo que no cabe duda es de que volveremos a verles las caras al ver lo satisfecho que salió todo el mundo. Su actuación se centró en la presentación de «Back From the Abyss», ese nuevo trabajo que acaban de publicar que tanto va a dar que hablar cuando se mencionen los mejores álbumes de 2014, del cual desgranaron temas como la cortante «Sabbath Hex» o la densa «Into the Arms of Morpheus». Esta banda es de aquellas que convencen mil veces más en directo que en estudio, y lo saben. Tan sólo su frontman, Ben Ward, ya vale su peso en oro, pero es que la potencia con la que la banda es capaz de lanzarte una canción como «Quincy the Pigboy» o la coreada «The Come Back (Harvest of Skulls)» deja sin aliento al más pintado. Poco más de una hora sobre las tablas y un bis como regalo con «Blue Snow» constituyeron una maravilla de show en la que demostraron continuamente su valía. Saben meterse al público en el bolsillo.

Con algunos problemas de sonido salieron Saint Vitus al escenario para coronar la noche, y es que pese al fervor del público no pudimos evitar darnos cuenta de que la guitarra de nuestro adorado Dave Chandler estuvo yendo y viniendo durante los primeros temas, llegando incluso a sonar totalmente indistinguible en alguna canción (un crimen absoluto teniendo en cuenta la importancia del riff en una banda así). Por suerte, los problemas técnicos no fueron más allá de lo anecdótico y durante el resto de los 75 minutos de actuación que nos ofrecieron estos dioses pudimos disfrutar con claridad e intensidad de las maquiavélicas líneas de Chandler. «Living Backwards» y «I Bleed Black» dieron el pistoletazo inicial, seguidas de algunos temas de su más reciente «Lillie F-65», una inesperada y magistral «White Stallions» y la legendaria «The Troll», que cerró la primera mitad de la actuación. Wino sobre el escenario sigue siendo digno de reverencia: tanto su voz como su actitud estuvieron de diez, haciendo a la perfección de maestro de ceremonias para esa noche ritual tan singular. Si ya habían conseguido enamorar con los seis primeros temas, el tocar su mítico «Born Too Late» (1986) al completo, pero en orden inverso, hizo que nos volviéramos absolutamente locos. Estábamos presenciando historia viva del metal ante nuestros ojos, y no podíamos estar más satisfechos con ello. Al canto de «I will never be like you», la banda californiana se despidió de una Barcelona rendida a sus pies… tan sólo para regresar con la propia «Saint Vitus», que cerraría la noche. Pura magia… negra, por supuesto. Que cumplan muchos más, por favor.

Imágenes de la web oficial - www.dayofdoombarcelona.com

Día:2014-10-11

Sala:Carpes del Fòrum

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Orange Goblin;Lord Vicar;Santo Rostro

Puntuación:8