Sabaton: los Iron Maiden de su generación triunfan en el último día del Leyendas del Rock
En líneas generales, seguramente el Leyendas más insuperable hasta la fecha. Y decimos hasta la fecha porque con las confirmaciones de Nightwish y Warlock para el año que viene (junto a muchas otras), 2018 tiene pinta de que va a ser el año más grande del Leyendas hasta ahora.
Cuarta y última jornada de un Leyendas del Rock que, sin lugar a dudas, ha sido el mejor hasta la fecha en cuanto a selección de bandas, asistencia y, especialmente, nivel de los conciertos vistos. Tampoco molesta el hecho de que la organización haya invertido en un nuevo equipo de sonido para subsanar los problemas que dio el del año pasado. La gran mayoría de bandas a lo largo de todo el festival sonaron especialmente bien, con algunas -como Magnum- rozando el excelente.
Volvíamos por cuarto día al polideportivo municipal de Villena con la sensación de que todo se acaba pero con energía debido a la gran cantidad de bandas destacadas que presentaba la jornada. Por la mañana, Mike Tramp ofreció un enorme concierto acústico en la plaza mayor de Villena, llena hasta la bandera para ver al ex-lider de White Lion vaciando su cancionero sobre el público que invade la ciudad durante estos días.
Las puertas del polideportivo volvieron a abrirse a las 16:00 para comenzar a recibir a los primeros Leyenderos, que no eran pocos -aunque se acusaba el cansancio de tener ya todo el festival a cuestas. Fueron muchos los que no entendían que ECLIPSE abriese la jornada con tan solo 50 minutos de concierto. Nadie les quita la razón, merecen más tiempo y una hora mejor, pero el resto de bandas que ese día tocaba en los escenarios principales tampoco se queda atrás.
Erik Mårtensson fue uno de los cantantes más carismáticos del día; no paró de jugar con un pie de micro rojo que usaba para encender los motores del público y animarles a que cantasen con él. Quizás los temas más destacables fueron “Wake Me Up” y “Jaded”, pero la verdad es que el setlist entero sonó de lujo y convenció a todo el mundo. De hecho, en la recta final recordaron que se pasarán por España en diciembre y mucha gente que no conocía a la banda dijo una vez terminado el concierto que les darían más escuchas en casa y que intentarían pasarse a verles de nuevo. Me atrevo a decir que Eclipse, junto a Alestorm y Battle Beast, fue de las bandas que más seguidores nuevos ganaron en este festival.
Diez minutos después salió un hombre al escenario para presentar a TANKARD. Los thrashers alemanes comenzaron con un potente “Zombie Attack” que dejó claro que volvían al Leyendas a repartir caña y a ofrecer al público diversión y buen ambiente de principio a fin. Los autoproclamados “reyes de la cerveza” hicieron honor a su sobrenombre con temas como “R.I.B. (Rest in Beer)” o “A Girl Called Cerveza” que animaron hasta al organizador del Leyendas, que se atrevió a compartir escenario con ellos durante unos segundos para mover el cuello un par de veces y unirse a la fiesta de los germanos, como también haría con Lujuria esa noche durante su show.
Y las bestias llegaron al Azucena. La primera vez que BATTLE BEAST vino al Leyendas fue hace tres años y estuvo en el escenario pequeño. Con un repertorio totalmente distinto, centrado en su último álbum “Bringer of Pain”, reventaron el escenario desde el primer segundo. Es cierto que salieron con las guitarras desenchufadas, pero antes de terminar la primera canción, “Straight to the Heart”, los problemas de sonido se arreglaron y todo marchó a la perfección. No hubo voz parecida a la de la apoteósica Noora Louhimo, una de las mejores frontwoman del metal actual. Aprovecharon al máximo sus 50 minutos y todo lo que tocaron encantó, pero es cierto que se dejaron algunos de los temas más queridos por los fans, como “Iron Hand” o “Out of Control”. Había varios músicos viendo su show, entre ellos Alberto Rionda (Avalanch) y los músicos de Sabaton. De hecho, su batería entró al escenario en “Black Ninja” y se puso a tocar como si fuese un invitado especial. El concierto terminó con el segundo single del último disco, “King For A Day”, y con la preciosa y melódica “Beyond the Burning Skies”. Como dije antes, Battle Beast ha sido una de las bandas que mejor han aprovechado su tiempo en el escenario y de las que más ha ampliado su base de fans.
En el escenario Mark Reale ya habían pasado Vhaldemar y Vreid, pero fueron DIAMOND HEAD los primeros que llenaron aquello hasta la bandera. Probablemente, de no ser porque METALLICA siempre han reivindicado el papel de los británicos a la hora de dar forma a su sonido, DIAMOND HEAD habrían tenido la misma cantidad de público viéndoles que BEETHOVEN R. Pero cuando la banda atacó “Am I Evil” para finalizar su concierto, el público se derramaba fuera del tercer escenario y en los espacios colindantes. La gente los recibió y los despidió como héroes. El tramo final de su concierto, en concreto, fue de ensueño: “It’s Electric”, “Helpless” y “Am I Evil?”, todas del tirón. Así se conquista un festival.
SARATOGA, primera banda nacional del sábado en el Leyendas. Vinieron para presentarnos su último disco, “Morir en el bien, vivir en el mal”, siempre acompañado por clásicos obligatorios en su set, como “Vientos de guerra” o la potentísima “A Morir” –canción en la que se atrevieron a añadir guturales en el estribillo-. Tete Novoa, con su típica actitud chulesca pero alegre al mismo tiempo, se dirigió al público varias veces buscando un feedback que no tardó en llegar; no fue de los conciertos que más gente congregó, pero sí uno de los que mejor respuesta tuvo por parte de sus fans, que se sabían todas las letras de cabo a rabo. “Perro traidor” fue el punto final de uno de los mejores conciertos que ha dado Saratoga en un Leyendas del Rock hasta la fecha.
Tras grupos tan cañeros como Battle Beast y Saratoga, MAGNUM desinfló un poco el ambiente que reinaba en el Leyendas. No es que lo hicieran mal –todo lo contrario-, pero su estilo y su concierto fueron los más tranquilos de la jornada. Al contrastar tanto con el resto de bandas y debido al cansancio físico de los leyenderos, fue un concierto que muchos utilizaron para irse a cenar y tirarse en el poco césped que quedaba para descansar. Fue una pena porque no tuvieron todo el público que merecía una actuación tan buena como la que nos brindaron los ingleses, teniendo además uno de los mejores sonidos de todo el festival. El mismo Bob Catley que se presentó el año pasado en el Leyendas como invitado especial de Avantasia nos regaló joyas musicales como “On A Storyteller’s Night” y “How Far Jerusalem”, y se despidieron de Villena con un soberbio “When the World Comes Down”. Tampoco faltó el gran “Sacred Blood, Divine Lies”, haciendo gala de una de las mejores secciones rítmicas de todo el festival.
Mientras Magnum mostraban clase y contención en el escenario principal, el Mark Reale estaba siendo invadido por MANEGARM y su viking metal más sueco que escuchar un recopilatorio de ABBA dentro de un IKEA. Erik Grawsio (de nada) comandó el escenario a lo largo de la hora de concierto de la que disfrutó la banda. Hicieron un repaso variado de su discografía, con “Hraesvelg” y “Tagen av Daga” dando comienzo a un concierto que revolucionó al público y lo puso a bailar ante las melodías imbatibles que emanaban del sistema de sonido. Salieron triunfales y dieron paso a unos muy inspirados MOONSORROW, que hicieron otro enorme concierto siguiendo la estela de quienes les habían precedido. Más metal folk y pagano, empezando con “Jumalten Aika” y sus doce minutos de ambientaciones y atmósferas de lo más densas. Luego llegaría “Suden Tunti” y su marcial ritmo con guitarras endiabladas. Henri Sorvali y los suyos tuvieron que luchar contra el atractivo de la reunión de Rhapsody en el escenario principal, pero congregaron a muchos fieles con ganas de dejarse llevar por las melodías de “Ihmisen Aika” y evitar la masificación de Rhapsody.
Nada más terminar Magnum, se anunciaron por las pantallas gigantes que Nightwish encabezará el Leyendas del año que viene. La gente se volvió loca y la energía volvió a sus cuerpos, haciendo que la siguiente banda, RHAPSODY, saliera al escenario con un público doblemente motivado y feliz. El motivo de tanta expectación fue la reunión de Fabio Lione con Luca Turilli, el guitarrista que fundó la banda a principios de los 90. Las primeras filas celebraron el show como si estuviesen viendo un concierto de Iron Maiden, totalmente entregados y coreando cada melodía de la banda como si la vida les fuese en ello.
RHAPSODY centraron el setlist en el álbum “Symphony of Enchanted Lands”, destacando temas como la que abrió el concierto, “Emerald Sword”, o “Dawn of Victory”. Hubo un pequeño homenaje para el recién fallecido Christopher Lee, que aunque sea más conocido por actuar en películas como El Señor de los Anillos, Drácula o Star Wars, colaboró en varios discos de los italianos. No faltaron himnos como “Land of Immortals” o “Holy Thunderforce”, un tema perfecto para cerrar un concierto de tanto nivel. Cabe decir que al igual que Magnum, Rhapsody tuvieron un sonido de diez durante todo el concierto, de los mejores del festival. Quizá sobró el interludio de Fabio Lione mostrando sus talentos vocales y desperdiciando unos buenos cinco minutos de actuación, pero es algo que ha hecho prácticamente siempre y no seremos nosotros quienes no respetemos las liturgias.
Tras el final de Rhapsody llegó el turno de los triunfadores absolutos del Leyendas. El nivel estaba alto durante todo el festival, pero Sabaton están en su momento, en el punto álgido. Ver ahora a SABATON es como ver a Iron Maiden en la gira del “Powerslave” y esos momentos hay que saber identificarlos y disfrutarlos tanto como la banda. Tanto da que la banda girase con Accept a principios de año y que también actuase un mes atrás en el Resurrection Fest: cuando comenzó a sonar “In the Army Now”, su clásica versión de Bolland que luego popularizaron Status Quo, el Leyendas se volvió loco. Una parte del público coreaba el “quiero mi bocadillo” de Homer Simpson y las primeras filas, maquilladas con camuflaje en algunos casos y con ropas militares, se dejaban los pulmones para dar la bienvenida a los nuevos héroes del metal. Con un despliegue de pirotecnia espectacular, arrancaron el concierto con “Ghost Division”. El público estuvo saltando como loco desde el primer minuto y se puede decir que -salvo con Volbeat- es seguramente la mayor reacción que ha despertado un grupo en el Leyendas -obviaremos el concierto mediocre de Megadeth del día anterior por motivos obvios.
Como ya dijo el vocalista Joakim Brodén al poco de empezar el concierto, iba a ser una noche con temas “viejos” y otros “inesperados”. El setlist de Sabaton fue muy bueno, teniendo en cuenta que la banda ha venido varias veces este año, como decíamos. Desempolvaron gemas como “Attero Dominatus”, “Panzerkampf” (el bombazo del principio aún resuena en Almansa) y la más que obvia “Swedish Pagans”, que el público estuvo coreando prácticamente desde el principio del concierto para obligar a la banda a tocarla. La veloz “Screaming Eagles” también hizo aparición, otra de las favoritas del público español.
Sobre el escenario, Sabaton es una banda que está disfrutando. En los bises el guitarrista Chris Rörland le hizo un placaje a Brodén, que estaba en su clásica pose apoyado sobre una sola pierna flexionada en el escenario, y lo tiró al suelo, sentandose sobre el e inmovilizándolo, todo ello sin dejar de tocar “Night Witches”. Bromas de vestuario de instituto que denotan que se lo pasan bien. El vocalista también le hizo saber al público que debían llamar al nuevo guitarrista, Tommy Johanssen, “tu puta madre”, explicándole a éste que significa “gracias” en español. El público se paso el resto del concierto gritándole “tu puta madre” al pobre sueco -broma recuerrente en sus shows españoles. Un concierto divertido pero extremadamente profesional y bien equilibrado con la temática sombría y bélica de las letras de Sabaton.
El bis del concierto (con “Night Witches”, la inmensa “Primo Victoria” acelerada, un coreado “Shiroyama” con karaoke incluído en las pantallas del escenario) y la coreadísima “To Hell and Back” fue de aquellos momentos para enmarcar. Puede que haya una generación de jóvenes metaleros cansados de las batallitas de los grandes que eran los conciertos de Metallica o Iron Maiden en los 80. Quieren su propia banda, con sus propios himnos, su propio carisma y su propia pirotecnia. Lo demás son batallitas de abuelos heavies que no aceptan un progreso que, tarde o temprano, tiene que llegar al metal. Si Sabaton son derivativos de algo que se inventó hace cuarenta años, bravo. Le dan su barniz y componen grandes canciones que el público disfruta. Creedme, de los 16.000 o 17.000 que saltaban en el Leyendas, a más bien pocos les importa que Accept lo hiciesen mejor en 1983 y otras paparruchas. Sabaton es su banda.
Bloodbath perdieron su vuelo e intercambiaron su hora con LUJURIA, rompiendo así la tradición del Leyendas de cerrar el festival con ellos. Fue un concierto muy divertido para unos, pero muy casposo y plagado de humor del rancio para otros. Bromeaban con chistes que infravaloraban a Sabaton o Amon Amarth por traer tanques o escenografías desorbitadas, diciendo que a ellos no les hacían falta ese tipo de cosas para ser las verdaderas Leyendas, que tienen muchos más “cojones” que los suecos. Mientras tanto, unos se reían a la par que otros se miraban incrédulos. Entre canción y canción siguieron las bromas y las críticas –muy bien situadas en algunos momentos, como a Cospedal o Rajoy antes de empezar “Cómemelo”-, pero ya fuera de esto y metiéndome solamente en lo musical, hay que reconocer que no fue uno de los mejores conciertos de Lujuria. Días antes de que comenzara el festival, la banda madrileña THYBREATH ganó el concurso “Tócate una con Lujuria en el Leyendas”, y así fue: salieron a tocar un tema propio que, la verdad, sonó muchísimo mejor que los segovianos. Hubo otra invitada especial: la catalana Joana Amaro subió al escenario para cantar “Todo su cuerpo” con Óscar. El contraste era muy fuerte; Joana se lució y Óscar hizo lo que pudo con una voz que no da más de sí. Cuando el concierto ya estaba terminando, Óscar entregó unos premios a asociaciones como ARMMA, metiendo la pata y comparando el nombre de la Asociación de Mujeres Metaleras de Albacete con su propio “arma”. Se dio cuenta el error, se disculpó y el espectáculo continuó sin ningún contratiempo. Lo último en sonar fue “Corazón de Heavy Metal”, tema que se atrevió a cantar Marcos Rubio –organizador del Leyendas del Rock- junto a sus amigos de Lujuria.
Las brasileñas NERVOSA comenzaron a tocar en el escenario pequeño ante un público bastante escaso porque a esa hora Sabaton estaba terminando su show en el Azucena, pero cuando terminó, el trío de mujeres vio un recinto lleno que se volcó con ellas. Más de uno de los que piensan que las mujeres no valen para el thrash –ni para los guturales en general- deberían haberse pasado por allí para que se les cerrase la boca. Como una apisonadora, fueron tema a tema demoliendo el escenario con temas como “Death” o “Intolerance is War”. Todos salimos más que satisfechos del concierto, tanto ellas como el público. Una pena que la alegría de Nervosa se esfumara tan solo dos días después, cuando alguien les robó la mayor parte del equipo e instrumentos. Esperemos que encuentren pronto al culpable y que puedan seguir partiendo escenarios como hicieron el sábado en Villena.
Cerraron finalmente los extremos BLOODBATH en lo que era su primera actuación en España. Obviamente, Akerefeldt ya no está gruñendo y ha sido sustituido por un muy efectivo Nick Holmes de Paradise Lost pero a las horas que eran -pasadas las tres de la mañana- tan solo un reducto de invencibles aguantaron para ver la actuación de la all-star band del metal más oscuro. Como le pasó a Venom el año pasado, la gente estaba cansada y a esas horas ya era poco numerosa, lo que deslució un poco el tremendo concierto de la banda, que desgranó temas como “Cancer of the Soul”, “Mock the Cross” o “Eaten” de manera hiriente e incisiva. Ellos cerraron el Leyendas pasadas las cuatro de la mañana, lo cual nos hace pensar que quizá los organizadores de eventos de este país deberían replantear la cuestión horaria. ¿Qué sentido tiene tener a la gente dentro del recinto tantas horas? Si la finalidad es que las barras vendan cerveza, no sabemos hasta qué punto es rentable el exceso de horas de personal y de contratación de bandas. Lo que está claro es que en los festivales la gente llega extremadamente agotada a los conciertos que pasan de la 1:30 de la madrugada y eso se nota en el ambiente general del evento. De todos modos, si quien organiza festivales sigue esta tónica será por algo -o porque realmente las barras funcionan razonablemente hasta altas horas de la madrugada. La mayoría de festivales en toda Europa optan por programaciones de bandas que superan el centenar y quizá habría que comenzar a plantear estas citas de otro modo más asequible para un público que no puede abarcar tanta propuesta. Y eso que, dentro de lo que cabe, el Leyendas es de los más prudentes, pues comienza a las 16:30 de la tarde.
En líneas generales, seguramente el Leyendas más insuperable hasta la fecha. Y decimos hasta la fecha porque con las confirmaciones de Nightwish y Warlock para el año que viene (junto a muchas otras), 2018 tiene pinta de que va a ser el año más grande del Leyendas hasta ahora. Difícil será superar las cifras de asistencia pero nada que una fecha exclusiva de Nightwish no pueda conseguir (ya metieron a 7.000 personas en Madrid ellos solos el año pasado, casi nada). A poco que el resto del cartel esté logrado, 2018 será el año en que Leyendas dará el salto definitivo.
Texto: Luis Martín Sanchez / Sergi Ramos
Fotos: Jesús Martínez Benavent / Sergi Ramos
Promotor:Sufriendo & Gozando
Día:12-08-2017
Hora:16:30
Sala:Polideportivo Municipal
Ciudad:Villena
Puntuación:10
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