RAGE

Posiblemente "Strings To A Web" sea el disco que más me guste de la última etapa de RAGE, junto a "Welcome to The Other Side". No es que obras como "Carved In Stone" o "Unity" desmerezcan en absoluto. Tan sólo es que un servidor se quedó prendado en su día de la etapa más speed de la banda, y en la última obra de estudio de los alemanes encontramos algunas líneas melódicas en la voz de Peavy que quizá nos hagan rememorar viejos temazos de la época "Trapped!" y "Black In Mind" ( los discos pretéricos sí que quedan demasiado lejos, ciertamente).

Los alemanes se presentaban en una sala Razz 2 a media capacidad. Unas 500 personas que, eso sí, se mostrarían dispuestos a amortizar el precio de la entrada a base de cánticos, celebración y buen rollo, pues no fue precisamente frío el ambiente que se vivió, ni mucho menos. Si bien no tenía ni idea de quiénes eran los tales SEVEN, me hubiera gustado mucho ver a JADED HEART. Tristemente una serie de imprevistos me lo impidieron y tuve que darme con un canto en los dientes: justo cuando entré en la sala acababan de terminar. Que Johan Fahlberg y compañía me perdonen. Volveremos a encontrarnos en breve.

Poco antes de las 22 horas, saltaban a escena RAGE. A destacar que del set list de 13 temas que se marcaron, la mitad fueron del último disco, algo que cabreó a algunos y alegró a la mayoría, pues, no nos engañemos, los que llenan a día de hoy los shows de la banda son sus fans más jóvenes. Eso sí, ya sólo por la trayectoria de los alemanes el número de canciones a interpretar pedía a gritos ser algo mayor. Apenas una hora y cuarto de concierto sabe a poco. "Edge of Darkness", "Hunter And Prey", "Into The Light" y "Beggar»s Last Dime" fueron interpretadas del tirón y en el mismo orden que figuran en el tracklist de "Strings To A Web", todas con una ejecución pasmosa, tanto a nivel vocal como instrumental. André Hilgers poco le tiene que envidiar a Mike Terrana técnicamente en cuanto a metal se refiere, por lo cual no seré yo quién eche de menos al americano, máxime teniendo en cuenta que su soberbia y pesadez me habían llegado a estomagar. Eso sí, el esqueleto superior de la batería sigue ahí, conservando el impacto y la espectacularidad, a modo de herencia. De Victor Smolski poco voy a decir, es un guitarrista soberbio e imaginativo, que siempre ha ido un paso (y dos) más allá de los masturbamástiles del tres al cuarto que todos conocemos. ¿Peavy? Por supuesto que no canta igual que en los ochenta y en los noventa pero, ojo señores, ha recuperado cierto rango respecto al estado en el cual se encontraba su voz hace ahora cinco años, algo creo yo impepinable. Obviamente no lo suficiente como para lograr disipar esa sensación que me invade cuando empieza a cantar "Higher Than The Sky" dos semitonos por debajo de la original, hasta el punto de preguntarme si es absolutamente necesario interpretarlo. Eso sí, nada que objetar con el resto de temas, cuyas interpretaciones fueron perfectas, en gran parte gracias a un Peavy que es bien consciente de sus limitaciones. De hecho, algunos de los nuevos temas sonaron tan bien en los estribillos que en algún momento llegué a plantearme si de veras no existían algunas segundas voces de apoyo pregrabadas. Quiero creer que no.

Respecto a los nuevos temas, sin lugar a dudas, fascinó "Empty Hollow", posiblemente la pieza en la cual la fusión RAGE – LINGUA MORTIS haya tocado techo, dando grandes frutos también en la tarea compositiva. Posiblemente sea "el tema" de un disco ya de por sí impactante. "Drop Dead!", "Straigh To Hell", y "War of Worlds" fueron otros cortes recientes que tocaron, siendo el a día de hoy nuevo clásco "Down" el encargado de cerrar la noche, haciendo dueto en los bises con "Set This World On Fire". "Higher Than The Sky" fue el único tema "antiguo" interpretado, ignorando más de diez años del tirón.

Buen concierto en el que triunfaron con derecho propio los grandes temas del último disco, una pequeña joyita a tener en cuenta, pero que hizo que a algunos nos invadiera una leve sensación de "deja vu" en una segunda parte del show que nos pudo ofrecer alguna que otra sorpresita más. Nada más que añadir, RAGE son una máquina bien engrasada en directo, con unos músicos como la copa de un pino que saben cómo hacer vibrar al público. ¡Siempre fue así y se agradece que ni un ápice de intensidad se haya perdido por el camino!