Protest The Hero llenan Bóveda

No obstante, las estructuras de una canción de estos canadienses son tanto o más mareantes de lo que uno puede asumir en una noche de lunes en una sala atestada de gente hasta la bandera.

Los canadienses Protest The Hero son una de esas bandas llamadas a liderar una teorica escena neo-progresiva que bebe más de The Mars Volta y Meshuggah que de Yes y Metallica, como puede ser el caso de unos Dream Theater. De hecho, Protest The Hero sintoniza mucho más con la generación post-hardcore y metalcore que con los metaleros progresivos que fueron el fin de semana anterior a ver a los de John Petrucci. No obstante, las estructuras de una canción de estos canadienses son tanto o más mareantes de lo que uno puede asumir en una noche de lunes en una sala atestada de gente hasta la bandera.

Con “Volition” relativamente reciente aún, la banda se acercó a presentar toda la brutalidad contenida en su última obra. El público estuvo con ellos (entradas agotadas con tres conciertos más en marcha en la ciudad esa misma noche) y la banda estuvo a tope sobre las tablas, especialmente su vocalista Rody Walker, quien compaginó su labor como vocalista con la de humorista ocasional. Aunque en algunos casos fuera para criticar las luces de la sala o el uso del humo escénico, que parecían molestarle.

Comenzaron con “Underbite” y su apropiado “how are fucking feeling tonight” a doscientos por hora, arrasando el escenario y levantando al personal en menos de diez segundos. No tardaron en volver a por “Hair Trigger” de “Scurrilous”, para luego atacar el clásico “Sequoia Throne” en festival de escalas, dobles bombos, gritos, velocidad y coordinación desmedida.

No cabe duda de que es la energía que exultan lo que convence al público. Porque seamos sinceros, la música de Protest The Hero tiene como motivación despertar instintos primitivos, rabia e ira. Los adornos, tecnicismos y arpegios imposibles pasan de largo en una situación de directo, donde lo que el público espera es el siguiente gran estribillo para saltar como si no hubiera un mañana.

Tras apenas hora y cuarto sobre el escenario, la banda atacó “C’est La Vie”, Sex Tapes” y la gran “Tilting Against Windmills” antes de retirarse un par de minutos del escenario, para volver con “Blindfolds Aside” a modo de guinda en el pastel. Y con esto, se fueron por donde habían venido. Con el sonido de Bóveda un poco más dañado y el público un poco más delgado.