PORCUPINE TREE
Aunque cueste pensarlo a estas alturas de la película, aún a día de hoy es posible encontrar relaciones directamente proporcionales entre calidad musical y número de asistentes en un concierto. Hace meses pude ver un famoso vídeo que deambula por youtube en el que podemos ver a Steven Wilson (PORCUPINE TREE, BLACKFIELD, NO-MAN) compitiendo en conocimientos musicales con Mikael Akerfeldt (OPETH, BLOODBATH) en un quiz de rock y metal progresivo. Es estúpido que os lo describa cuando podéis verlo con vuestros ojos, pero el resultado del mismo, victoria aplastante para Steve Wilson, me hizo reflexionar. OPETH es a día de hoy una banda muy popular en España, capaz incluso de llenar salas de conciertos como la Heineken de Madrid, con capacidad para poco más de 800 personas. PORCUPINE TREE era, por otro lado, una incógnita, puesto teníamos que remontarnos 3 años en el tiempo para fechar la última visita de la formación por nuestras tierras. Ambas bandas visitarían nuestro país en los próximos meses, y yo me preguntaba qué ocurriría con ambos shows. Ansiaba una buena respuesta por parte del público hacia un Wilson aventajado como pocos en eso de componer y de crear arte. Mi apuesta era por la música, y aunque me considero fan también de OPETH, mis ojos estaban centrados única y exclusivamente en Steve Wilson y su banda. Una semana antes del concierto se cuelga el cartel de “no hay billetes”, y horas después se anunciaba el cambio de sala. A la Riviera. Ya en el día del concierto, unas horas antes del comienzo del mismo, nuevo sold out y fin de la incógnita: justicia. Cerca de 2000 personas disfrutarían en Madrid del retorno del maestro, de la magia en vivo de uno de los mejores músicos de nuestros tiempos en lo que a rock y metal se refiere. Para allá que nos fuimos.
PORCUPINE TREE en concierto y en nuestro país, algo que no pasaba desde, como decía, el año 2005, cuando nos visitaron con unos tales ANATHEMA en una serie de fechas exclusivas que algunos recordarán. Desde entonces, los españoles nos hemos visto obligados a emigrar a otros países para seguir disfrutando de su clase y elegancia innatas sobre las tablas de un escenario. Demasiado tiempo quizá que, finalmente, se ha visto reflejado en el ambiente y la expectación creados para un concierto que, sinceramente, muchos podíamos desear pero pocos esperábamos. Llenazo, ambiente que no veía para un concierto de estas características desde hacía meses y muchas ganas de volver a ver al genio en acción. Los encargados de abrir la noche eran PURE REASON REVOLUTON, un grupo del que pocos tenían conocimiento y cuya única pretensión era la de crear curiosidad al fan de PT y calentar un poco el ambiente para la que se avecinaba. Lamentablemente el tráfico que colapsaba ese día (como cualquier otro) la capital me impidió llegar a presenciar su propuesta, y llegué justo al cambio de equipo y las pruebas de Wilson y los suyos. En una encuesta rápida a algunos conocidos que sí tuvieron ocasión de verles, división de opiniones. Para una persona que tiene hora y media hasta la Riviera como es quien escribe, con un calendario como el que se nos viene y con vida detrás de todo este circo, no fue en absoluto una pena muy grande llegar directamente al plato fuerte de la noche.
Con el cambio de sala todos salimos ganando. Y cuando digo todos es todos, incluídos los que maldecían de las aglomeraciones y el apelotonamiento en la sala. Sepan todos ellos que de no haberse celebrado el show en la Riviera, no habrían podido disfrutar del espectáculo visual del que disfrutaron, ya que las dimensiones de la Heineken hubiesen imposibilitado su montaje. El show hubiera perdido entonces uno de sus principales atractivos, el de las imágenes en vídeo que pasaban por la pantalla gigante situada tras el escenario. Al más puro estilo DREAM THEATER, ambientaban de una manera sublime todo lo que mientras tanto íbamos escuchando. Una experiencia para disfrutar con los cinco sentidos (el olor a porro, el tacto de las camisetas mojadas y el regustillo de los litros a 9,5 € también forman parte del espectáculo) digna de una grandísima banda como la del pequeño gran hombre.
Su show bien podría diseccionarse. Por un lado hablaríamos de una primera parte basada en temas actuales y más “comerciales” (odio la dichosa palabreja), y por otra estaríamos en una segunda parte formada por cortes de de trabajos más antiguos. A día de hoy el grupo bien puede presumir de recibir prácticamente el mismo entusiasmo en una y otra parte de su espectáculo. “Fear of a Blank Planet”, “My Ashes” o “Sentimental” están ampliamente arraigadas en sus fans al igual que lo están “Way Out of Here” (fabulosa) o “Sleep Together”. Mención aparte requiere la acústica, perfecta, sin paliativos, la que lograron los técnicos de sonido. Poco acostumbrados estamos por Madrid a calidades acústicas como la vivida ese día y se agradece, vaya que sí se agradece, puesto que un mal sonido en un concierto como el de PORCUPINE TREE hubiese sido como un jardín sin flores, básicamente. No fue el caso, y todo rodó sin obstáculos en ese sentido.
Tras casi una hora, la banda se interna en su camerino y permanece allí durante aproximadamente 7 minutos que se hacen interminables. Antes, Steve Wilson ya nos había dejado a todos boquiabiertos con su elegancia y clase en el manejo de la guitarra y la ejecución de las partes vocales. Lo de este hombre es de otro planeta, y lo de PORCUPINE TREE a la hora de ejecutar casi a nivel de disco todos los temas de “Fear of a Blank Planet”, meritorio. Ya a merced de un público que comenzaba a impacientarse, la banda retorna a escena para iniciar “Normal”. Con el paso de los años, Wilson ha ido subsanando la crítica que con más insistencia se le atribuía, la de su estaticidad y falta de expresividad en directo. A dia de hoy es el único miembro de PORCUPINE TREE que se mueve activamente por el escenario, recayendo sobre él como no podía ser de otra manera todo el peso del directo. Gavin Harrison, sin inmutarse, es capaz de abrir tantas o más bocas que su frontman, y Richard Barbieri no se queda atrás. Una banda de 10 para un concierto de sobresaliente. “Open Car”, “Stars Die” (genial esta, aclamada especialmente), “What Happens Now”, “Dark Matter”, “Wedding Nails”, “Half Light”y por ultimo la gran “Blackest Eyes” ponían el último punto el concierto, y la banda volvía a retirarse para volver minutos más tardes a poner la guinda al pastel.
Palabrería de agradecimiento de Steve Wilson y… “Trains”. Delirio. Poco que añadir, algunos echaron en falta temas como “Sleep of no Dreaming” o “Halo”, que curiosamente estaban programadas por la banda pero que, por problemas de tiempo con la sala finalmente tuvieron que descartar. En caprichos personales hubiera alcanzado el cielo de haber oído “Lazarus”, pero como se suele decir nunca llueve a gusto de todos, aunque en este caso pudiera decirse que poquísimas quejas se oyeron a las puertas de la sala a causa del repertorio. Brutal lección de música la ofrecida por Steve Wilson y los suyos que vencieron y convencieron a una sala la Riviera que se rindió a sus pies. Al margen del recorte de set list y demás aspectos agenos al grupo, 10.
Set list PORCUPINE TREE:
Texto: Raúl del Amo (rauldelamo@hotmail.com) / Fotos: David Alayón Armas
Promotor:Doctor Music
Asistentes:2000
Día:10/10/2008
Hora:19:45
Sala:Sala la Riviera
Ciudad:Madrid
Teloneros:PURE REASON REVOLUTION
Puntuación:10
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