PAUL GILBERT

No se cuál es vuestra idea de entretenimiento en un miércoles por la noche. Desde que los partidos de Champions se juegan en martes, el miércoles se ha vuelto un día insulso, soso, falto de motivaciones. Si además Barcelona está asolada por una insistente lluvia, peor aún. Pero menos mal que siempre podemos contar con él. Y con su guitarra. Menos mal de Paul Gilbert. Porque sino, la noche del miércoles habría sido una absoluta basura. De aquellas en que te metes en la cama a las 10.

El último disco de Gilbert, “Vibrato”, mantiene la línea. Es obvio que, a estas alturas, uno no tiene que justificar la validez de las locuras en solitario de Gilbert. Pese a que MR. BIG le persiga cual sombra a lo largo de su carrera, está claro que Gilbert tiene mucho más que ofrecer como artista en solitario que como guitarrista de la mítica banda de hard rock. No hace ascos, tampoco. Durante el set en solitario que interpretó a medio concierto, acompañado solo por una electroacústica, se curró pasajes del “To Be With You”. Pero claro, con MR. BIG medianamente en activo hoy en día, tampoco tiene mucha lógica que Paul explote esas canciones en directo.  Tiene más chicha cuando se decanta por algún tema de RACER X, como el “Technical Difficulties” que bordó durante el show o incluso el pasaje acústico del “Superheroes” que metió por ahí como el que no quiere la cosa.

Enmarcado del Festival de la Guitarra de Barcelona, que por lo general tiene a muy pocos guitarristas de peso pese a su nombre (Gilbert y Johnny Winter son de los pocos exponentes de peso dentro del mundo del rock en ésta edición), el show de Gilbert formaba parte de una gira española más amplia que visita varias capitales. Gilbert salió a escena armado con su guitarra y sus eternos cascos que cancelan todo sonido externo a lo que el quiere escuchar. Pero no por ello se aísla del mundo, al contrario. Vive el concierto como el que más, porque ya sabéis como es Gilbert en directo. Gesticula cada nota, cada bending es una mueca y cada vibrato es una cara de placer. Y aunque el nivel técnico de Gilbert es supernatural, es su manera perfeccionista de encarar las canciones sumada al desparpajo de su personalidad lo que hace de sus shows un asunto muy entretenido.

Gilbert salió a por todas con “Enemies (In Jail)” y “Rain And Thunder and Lightning” dejando muy claro en esos primeros compases que el protagonismo del concierto en esta ocasión iba a ser compartido. No cabía duda de que el baterista ante el que estábamos era de otro planeta y es lo que pasa cuando llevas a Thomas Lang de gira contigo. Pero, como testimonio a la facilidad de Gilbert para trabajar con grandes músicos sin mostrar la menor de las inseguridades, le dejó a Lang una buena parte del protagonismo del show, con un solo de cinco minutos incluido.

Durante el show sonó también el tema título de su nueva obra, así como versiones variadas, desde el “Scarified” de RACER X hasta el “Go All Night” de Pat Travers que hizo con un tremendo gusto. El “Blue Rondo a la Turk” de Dave Brubeck fue otra sorpresa, ejecutado con una perfección insultante por parte de toda la banda, especialmente la teclista. Y si no habían sonado suficientes versiones, en el bis se dejó llevar por el espíritu de Blackmore y Dio con “Man on the Silver Mountain”. Por si no fuera suficiente, luego se encaró con el “Stay With Me” de los FACES, un tremendo “Still got the Blues” de Gary Moore, el “Synchronicity”  del Les Paul Trio y para acabar “Sin City” y el brutal “Beating Around The Bush” de AC/DC. En otras palabras: en el espacio de veinticinco minutos, Gilbert mutó en Blackmore, Ron Wood, Gary Moore, Les Paul y Angus Young. Con dos cojones.

Increíble e impresionante. Lo de Paul Gilbert en directo es harina de otro costal y los que desafiaron a la lluvia para asistir lo sabían desde un buen principio. Eso sí, apenas 250 personas en la sala para ver a semejante genio. Señal de los tiempos que corren. Estoy seguro de que hoy LED ZEPPELIN se reúnen y acaban tocando en el Apolo o en la Heineken.