Papa Roach: lleno hasta la bandera en Barcelona, quince años después.
Espectacular retorno a Barcelona de una de las bandas abanderadas del nuevo metal hace quince años. Lleno hasta la bandera en un Razzmatazz plagado de veinteañeros con ganas de ver a la banda por primera vez.
Todos nos sorprendimos cuando anunciaron la gira de los californianos PAPA ROACH por nuestro país, al conocer que la sala elegida para su visita a la ciudad condal sería la mítica Apolo. Tanto es así, que no se tardó demasiado en colgar el cartel de sold out y, para alivio de sus seguidores, finalmente se decidió emplazar el show a la Sala Razzmatazz, con un aforo mayor que la anterior, y que presentaba una excelente entrada. Y es que no era para menos. Quince años hemos tenido que esperar para que Jacoby Shaddix y los suyos vuelvan a descargar por estos lares y, obviamente, mucho han cambiado las cosas desde entonces. Tanto en el seno y el sonido de la propia banda, como en el conjunto generacional de los que allí nos dimos cita. Pero no nos avancemos a los acontecimientos y comencemos por el principio, ¿no?
Los encargados de dar el pistoletazo de salida a la velada musical fueron los poco conocidos por estos lares HO99O9, una banda americana de lo más experimental, que no duda en mezclar ritmos tan dispares como el Hip Hop, las bases rítmicas de perfil más Industrial, o incluso el Hardcore Punk más acelerado. Quizás pillaron por sorpresa a más de uno, y es que no todo el mundo conocía la noticia de que FRANK CARTER & THE RATTLESNAKES se habían caído del cartel. Una auténtica lástima, y es que si bien los británicos no guardan demasiado en común con los protagonistas de la noche, son un auténtica locura en vivo. Poco podemos juzgar de la actuación de los artistas invitados, ya que apenas pudimos ver un par de temas que, eso sí, fueron suficientes para dejar bien claro que no despertaron un excesivo interés en la audiencia que poco a poco iba llenando la sala a la espera del plato fuerte.
Las agujas del reloj avanzaban lentamente, y es que cada minuto que pasaba de la hora establecida para la aparición de PAPA ROACH encima del escenario, sumada a la lógica impaciencia que supone para cualquier fan una tan larga espera para ver a sus ídolos, no hacían más que prender la mecha de una bomba a punto de explotar de júbilo. Pero la espera llegó a su fin. Tras una introducción a ritmo de Hip Hop, la banda salía decidida a atacar al público con un derroche de energía que dejaron bien patente con su inicial “Crooked Teeth”, corte que da título a su nuevo trabajo discográfico y que levantó la locura entre el respetable. La base rítmica tan reconocida de su clásico “Getting Away With Murder” pronto supuso uno de los momento álgidos del concierto, con un estribillo coreado y celebrado hasta la extenuación y con un Jacoby pletórico tanto a nivel vocal como escénico. Y la locura llegó de la mano de “Between Angels and Insects”, retrocediendo a su pionero “Infest”, del que ya han pasado prácticamente dos décadas, que se dice pronto. Seguía la fiesta con su pegadiza y más actual “Face Everything and Rise”, a la que le siguió una pequeña muestra de “Geronimo” antes de explotarnos la cabeza con esa pieza que tan bien sabe recoger la esencia de influencias que van del Rap al Metal, pasando por las melodías más poperas. Sí, hablamos de “Born for Greatness”. Despliegue de luces que ponían color a los saltos y movimientos que hacían temblar los cimientos del local.
Volvíamos a retroceder en el tiempo, precisamente hasta el disco que supuso su última visita, “LoveHateTragedy”, con su clásica y rockera “She Loves Me Not”, con los acordes firmados por la guitarra de Jerry Horton, pieza fundamental en el sonido de la formación. Y aquí entraríamos en la fase más íntima y sentimental del show, con el permiso de ciertas pinceladas que aún estaban por llegar. “Scars” se ha convertido en uno de los himnos más melosos de los estadounidenses, y su legión de seguidores se empeñó en dejarlo bien claro desde su primer estribillo, dejándose la garganta en todos y cada uno de los versos de la composición. “Periscope” resonaba suavemente a través de los altavoces que se alzaban tras nuestras cabezas, y a pesar de que, obviamente, se echara en falta ese toque femenino y dulce de la voz de Skylar Grey, Jacoby puso la intensidad, garra y melodía suficiente como para que pasara apenas desapercibida. A estas alturas la química ya era total, y “Gravity” dio buena fe de ello. Ese arranque a ritmo de Hip Hop de fuerza increscendo culminaría en otro de esos estribillos marca de la casa, y los backing vocals de la poderosa y personal voz de Maria Brink (IN THIS MOMENT) no hicieron más que avivar el fuego que recorría cada centímetro de nuestra piel. Ojalá pudiéramos haber disfrutado de un dueto vocal de ese calibre en directo, aunque a estas alturas me conformaría con que alguna promotora se animará a traer al grupo de gira por nuestro país. Y a juzgar por más de una camiseta que se podía ver entre la multitud creo que no soy el único que piensa así. Ahí lo dejo. Pero tras tanta calma, aunque de elevado clímax emocional y musical, había que subir los decibelios y la locura y que mejor que tirar de un clásico, que poco o nada tiene que ver con el Rock, y mucho menos con el Metal, como la archiconocida “Song 2” de BLUR. Y lo cierto es que cumplió sobradamente su cometido y, por cierto, les sentó como anillo al dedo.
“Traumatic” sonó atronadora, con ese punto de anarquía sonora que le caracteriza, con esos pasajes al más puro estilo Grunge de los noventa que bien podría pasar por NIRVANA, antes de desatarse en una espiral metalera marcada por la imponente base rítmica del bajo y la batería de Tobin Esperance y Tony Palermo, respectivamente. Bajarían las revoluciones, y las pulsaciones, con “Forever”, corte que nos regaló uno de los momentos más emotivos del concierto, con ese estribillo final que dejó lugar a la inmortal, ahora más que nunca, “In The End” de LINKIN PARK. Como era de esperar Jacoby no desperdició la oportunidad para rendir homenaje al bueno de Chester, que en paz descanse. Una declaración de amor a la música, a los músicos, y a su público. En definitiva, al ser humano y al amor. Piel de gallina. Nueva mirada a los inicios, esta vez marcada por “Blood Brothers”, antes de devolvernos de un puñetazo a la actualidad de su “Crooked Teeth” con “American Dreams”. De los últimos sencillos y que funciona extraordinariamente bien en directo a juzgar por la recepción de un púbico que no paro de saltar y cantar durante sus repetidos y pegadizos estribillos. Bajarían el pie del acelerador, nunca mejor dicho, con una versión caramelizada y más pausada de lo que en realidad es de “Lifeline”, única concesión a su álbum “Metamorphosis”. Eso sí, ayudó a crear un ambiente aún más cálido antes de divertirnos con la animada “Help”, que serviría de presentación a su obra más reciente, en el que la gente ya se iba dejando el resto conscientes de que el espectáculo no tardaría en llegar a su fin. Y así llegamos al primer y único bis de la noche.
Volverían con fuerza con su reciente “None of the Above”, a pesar de su compás a medio tiempo que rompe de forma definitiva en un estribillo de esos que se te quedan tras la primera escucha. Pero no nos engañemos, hacía demasiado tiempo que no vivíamos esta cita, y la banda volvió a tirar de garra, rabia y nostalgia para ejecutar, literalmente, “Dead Cell”, que fue culminada con un guiño a la añeja “Thrown Away”. Y en “Infest” seguiríamos para poner definitivamente la sala patas arriba con “Last Resort”. ¿Quién no ha cantado alguna vez la canción?¿O a tarareado esas inconfundibles líneas de guitarra? Creo que muy pocos de, no ya los que nos encontrábamos allí, sino de los que estáis leyendo esta crónica, y poco, o nada, importa si tienes 15 o 35 años. Es una de esas canciones que han envejecido perfectamente sin importar el paso del tiempo o de las modas. Un estallido a medio camino entre el jolgorio y la emoción, en el que Jacoby se dejó ir definitivamente, de un lado al otro del escenario, subiéndose, o mejor dicho, asomándose, todo lo que pudo a las elevadas gradas del recinto. Y cuando todos pensábamos que la historia se había terminado, además, en todo lo alto, aún tuvieron tiempo de sorprendernos con la cañera “… To Be Loved” que, ahora sí, pondría la definitiva guinda de un pastel que no podría tener mejor sabor.
Concluyendo, hora y media de puro espectáculo Rock, que demostró el enorme momento en el que se encuentran PAPA ROACH, y lo mucho que confían en su último y más que notable álbum, “Crooked Teeth”, del que sacaron a relucir más de la mitad del mismo. Eso sí, cuando tienes en tu haber un disco tan mítico como “Infest”, es imposible no retroceder el tiempo que haga falta para recuperar todos los éxitos que cosechó, y que fueron muchos. Un setlist que estuvo a la altura de las circunstancias, al igual que lo hizo un show intachable al que sólo me queda una cosa que pedir, y es que ojalá no tardemos quince años más en disfrutar de su directo. Ni ellos ni nosotros lo merecemos. Así que ya sabéis, allí donde estéis, no nos hagáis esperar, porque citas como la de hoy hay que repetirlas más a menudo. ¿Qué más se le puede pedir a un sábado noche?
Texto: Lluis "DiMu" García / Fotos: Sergi Ramos
Promotor:Live Nation
Día:14-10-2017
Hora:20:00
Sala:Razzmatazz
Ciudad:Barcelona
Puntuación:9
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