Grandísimo cartel para una noche de martes. Nada más y nada menos que dos de los grandes nombres del progresivo escandinavo. Si no hace mucho Opeth ya abarrotaban esta sala, más lo iban a hacer esta vez con semejantes acompañantes. Como era previsible la sala se llenó hasta los topes pero desgraciadamente los PoS empezarían muy pronto su concierto. A pesar de ello estaba más que claro que había muchos seguidores de Gildenlöw y compañía. Por otro lado hay que comentar que su setlist era tan corto como insuficiente. Con la trayectoria de este grupo sorprende que no toquen nada de lo clásico, pero tanto da, pues en febrero les volvemos a tener por aquí.

Gildenlöw apostó por un set basado en los “Road Salt”, especialmente el segundo. Esta banda tanto da lo que toquen, cierto; pero hay auténticas piezas maestras que incomprensiblemente no ven la luz en esta gira. La escasa duración del directo (35 minutos) fue aprovechada al máximo. Pudimos ver a una banda espectacular que juega como ninguna con la combinación de voces y afinaciones. Daniel es un frontman rotundo, pero su bajista de rastas le pone un plus con esos agudos dignos de la música disco de los 70. Cómo domina el falsete. Entraron con “Softy SHe Cries” pero despegaron con la portentosa “Ashes”. “Conditioned” precedió a la enorme “1979”, en la que pudimos disfrutar de la maestría de Léo Margarit. Los variados temas permitieron que el combo pudiera lucir una amplia paleta de registros, influencias y rotundidad musical. Daniel lo remata todo, pero está perfectamente escudado, especialmente por un muy protagonista Fredrik Hermansson a las teclas. Finalizaron con “Linoleum” y “No Way” arrancando una gran ovación. EL público no esperaba al final de los temas para ovacionar a los suecos y se evidenció que había mucha, mucha gente, que estaba allí por Pain Of Salvation. A quien le aborrezcan en disco que los vea en directo… luego hablamos…

Opeth han conseguido un estatus envidiable. Poco queda de ese combo que combinaba death y progresivo y que tantas alabanzas cosechó. Ahora se mantienen las alabanzas, pero los arrebatos speedicos y las voces guturales han quedado proscritas del todo. Sus antiguos fans deben hacerse a la idea, pero qué le vamos a hacer… han crecido como músicos y su estilo les ha llevado a lo que significa y es “Heritage”. Diferente, sí, pero obra maestra igualmente. Antes de que las luces murieran y el aplauso tomara la sala el grupo trajo una colección de guitarras que parecía una larga ristra de chorizos. El mimo y el cuidado absoluto por su directo y temas es absoluto. Cada tema es un mundo.

El setlist tampoco es el mejor posible, pero es imposible ser fan de esta gente y no salir entusiasmado. La banda tiene una puesta en escena mucho más íntima que antes, dedicada a la creación de atmósferas varias, muy intimista, muy concentrada. Las voces de que aburren pueden entenderse, pero si uno entra en su mundo es transportado a parajes lejanos de enorme belleza. Por otro lado Michael Akerfeldt es un tipo pausado, aunque simpático. Tira de fina ironía y da la impresión de acercarse al payaso serio. Sus comentarios entre temas tuvieron muy buena aceptación. Uno también se congratula de que cada vez haya más gente entre el público que domine el inglés. Hace unos años era imposible…

“The Devils Orchard” y “I Feel the Dark” dieron comienzo a un concierto rico en detalles. Abrieron al más puro estilo Dream Theater, con unas instrumentaciones rotundas y complejas y un grupo sumamente concentrado en su quehacer. Me encantó que recuperaran “Face of Melinda” del “Still Life”. Cómo me costó que me entrara ese disco, por cierto. Y es que Opeth no es una banda fácil para todos los públicos. Los momentos con acústicas eran realmente bellos. El caos controlado en el que deriva el grupo es espectacular y la labor de Martin Axenrot en la batería es descomunal. Un placer verle trabajar. La preciosa “Porcelain Heart” fue la antesala de un solo de batería que llegó demasiado pronto. Después de “Nepenthe” llegó el interludio acústico en el que la banda llegó a sentarse en los tamburetes, al puro estilo Unplugged.

Muy grande “The Throat of Winter” y espectacular “Closure”, recuperada del “Damnation”. Recuperaron el pulso eléctrico con “Slither”, ese homenaje a Ronnie James Dio. Cuando la gente vio que el grupo se levantaba y tomaba las eléctricas hubo una rotunda ovación. Antes de tocarla hubo una buena broma por parte de Michael, rebautizado ya como “Miguelito”. Fue preguntando por quién tenía discos de Dio y terminó preguntando que quién poseía los singles editados en los 50 de Elf. Elegante y fina ironía… Terminaron con “A Fair Judgement” del “Deliverance” y la portentosa “Hex Omega” de su penúltimo trabajo. De largo de lo más aplaudido de a velada. Estaba claro que un bis caía a pesar de que el grupo se hizo de rogar. Las voces de “Miguelito, Miguelito” fueron constantes y tras ello Michael presentó al grupo. Terminaron con un “Folklore” que demuestró que su nueva orientación es sumamente acertada. La influencia del músico de folh Jan Johansson en la composición es absoluta. Como curiosidad deciros que este músico es el padre de Anders Johansson (Hammerfall) y Jens Johansson (Stratovarius). El final del tema fue de lo mejor de la noche.

Sabíamos a lo que veníamos… Es una lástima que cuando uno ve el setlist en internet sepa de antemano que el grupo no va a sorprender con nada. Sonaron algo fríos y mecánicos pero manteniendo ese sentimiento y ese estilo inequívoco que les ha hecho tan grandes. Esta banda no para de crecer, aunque para ellos crecer, esta vez, signifique despojarse de todo su glorioso pasado. Esperemos que pronto vuelvan e indaguen en su fondo de catálogo. Hubo muchos momentos en lo que realmente el grupo te lleva hacia unos parajes lejanos a base de caos sónico y control absoluto de sus instrumentos. Algo que pocos, muy pocos, pueden conseguir. Opeth serán una de las bandas que quedarán en el recuerdo. Su música es atemporal y su nueva orientación (si es que podemos hablar de nueva) nos lleva a otro estadio mayor. Uno de los conciertos del año.

Texto: Jordi Zelig Tàrrega / Fotos: Sergi Ramos

Asistentes:500

Día:22/11/2011

Hora:22

Sala:Apolo

Ciudad:Barcelona

Puntuación:9