¡Nos invaden los trolls! Finntroll, Hatesphere y Profane Omen revolucionan Barcelona

En un miércoles gélido, cerca de 150 almas se concentraron en La [2] de Apolo de Barcelona para ver los fino-suecos Finntroll, que giraban para celebrar el décimo aniversario de su álbum Nättfodd, en compañía de Profane Omen y Hatesphere. Una sala pequeña, sin foso, que daba la oportunidad a los fans de tener a los músicos tan cerca que casi se los podía tocar, y una afluencia de público modesta indicaban que íbamos a disfrutar una velada más intimista que la que vivimos el año pasado.

Profane Omen irrumpió al escenario con un inicio explosivo. La sala estaba todavía medio vacía cuando encendieron al público atacando Wastehead, con un sonido técnico muy correcto. Sin pausa, siguieron pidiendo moshpit con Sonic Wings, la primera del nuevo Reset que nos presentaban. Los fineses llevaban un setlist con sólo tres canciones del nuevo CD, pero esto no evitó que el pequeño club de fans de primera línea lo diera todo. No decepcionaron tampoco con Bound to strive, y el cantante Jules Näveri, pura energía en el escenario, se permitió hasta un par de bromas haciendo gala de sus dotes de frontman. Pero el punto álgido de la noche llegó con The Instigator, una canción larga e intensa que consiguió un mosh con la sala ya casi llena. Samuli Mikkonen no dio descanso a la bateria en Trails, agradecido por la energía de un público principalmente joven. Fueron acabando con una formidable Painbox, y abandonaron la sala con una nueva legión de seguidores.

Hatesphere no tardó en salir con toda la carne en el asador, saltando con un Lies and deceit donde Jakob Nyholm y Pepe Hansen se lucieron con las guitarras. Siguieron con The Coming of Chaos, exhibiendo un sonido muy sólido y bien encajado. A los pies del escenario era posible ver el buen rollo entre los miembros de la banda, que continuamente cruzaban miradas y se hacían bromas los unos a los otros. Sin dar tiempo a recuperar el aliento, entró Floating como una apisonadora, y Esse Hansen pidió mosh en su honor, pero la sala no daba para grandes ollas. Resurrect with a vengeance fue la excusa perfecta para sacar la tralla más pesada, pero por desgracia el sonido estaba un poco tronado y hubo pequeños errores que ensuciaron una ejecución buenísima. Finalmente los daneses atacaron el primer tema de su nuevo trabajo, el titular Murderlust, demostrando que pueden sonar tan consolidados en las canciones nuevas como en las viejas. Hansen se descubrió como un frontman divertido y carismático, y en Iconoclast, también del nuevo álbum, hizo jugar al público bailando con los brazos. Seguido fue el momento de Drinking with the king of dead y su potente linea de bajo, y, por fin, Forever war consiguió el mosh que tanto se había pedido. Acabaron con Sickness within derrochando tanta energía que el batería hasta lanzó la baqueta por los aires y tuvieron que ayudarle a recogerla para poder acabar el tema.

Después de un interludio amenizado por un hilo musical de bosque encantado, los trolls salieron al escenario desatando el caos. Nada más empezar, el público se entregó en masa sin dudarlo. Llevaban un setlist sin sorpresas: una primera parte en honor al álbum Nattfödd, que este año cumple una década, y una segunda parte con sus mejores éxitos. En esta más de hora y media de directo, Finntroll aportó un sonido claro e impecable, bien trabajado y sin fisuras, y Mörkö, que veíamos por primera vez en Barcelona sustituyendo Beast Dominator, demostró buen oficio tras los tambores. El ambiente era festivo aunque Nattfödd no sea de los trabajos más amados, pero tiene entre sus filas la legendaria Trollhammarem, que desató la locura general cuando su característica intro empezó a sonar por los altavoces. Pero aunque el público casi echara abajo la sala, parecía que no era suficiente para Vreth, que pedía más gritos y más bailes. La implicación del público fue total en la titular Nattfödd, que coreó manos en alto en el bridge lento, creando un momento mágico. A partir de la pequeña joya a ritmo de bajo que es Marknadvisan, Vreth se sacó la jaqueta. Sí, teníamos que destacarlo. Skrymer y Routa dieron una clase de maestría en las guitarras con Det Iskalla Trollblodet y los devora-hombres acabaron con la pesada Grottans Barn, puliéndose el álbum entero casi sin pausas. Un setlist difícil de digerir, sólo apto para los más fans, pero que sin duda estos agradecerán por la oportunidad de ver rarezas en directo.

Después de otra pequeña pausa para refrescarse y coger fuerzas cerveza en mano, los fineses volvieron a invadir el escenario. Dejaron caer versiones magistrales de Blodsvept y Mordminnen, aunque en esta última se perdieron un poco en la intro, y antes de Solsagan tuvo lugar el momento romántico de la noche, en una escena que ya empieza a ser tradición: un chico subió al escenario para pedir matrimonio a su prometida, que aceptó en un efusivo abrazo. ¡Les deseamos mucha suerte! El público siguió desmelenándose con Svartberg, När Jättar Marschera, Nedgang y Slaget Vid Blodsalv mientras quién suscribe se preguntaba por qué no encontraba palabras para reseñar el concierto – cuando llegó el turno de la aclamada Jaktens Tid lo supe: con casi veinte años sobre los escenarios, Finntroll ha llegado a tal nivel de consistencia y naturalidad en el directo, donde se sienten como peces en el agua, que es imposible sacarles ningún pero.

Desaparecieron entre aplausos, gritos y vítores, para volver al poco rato con tres sorpresas más. Empezaron por Skogsdotter, siguieron con la versión para directo de Häxbrygd, que por desgracia luce menos matices e instrumentos que la versión del single, y acabaron con la ya mítica Under Bergets Rot, culminando una noche digna de recordar. Se notó que se les había echado de menos.