Los festivales indoor son un mundo totalmente distinto a lo que sus hermanos mayores representan. Un ambiente relajado, un contacto mucho más directo con las bandas, unas más que posiblemente mejores condiciones acústicas y visuales… toda otra forma de plantear el concepto de festival, y generalmente con un regusto a eclecticismo maravilloso. Barcelona es una ciudad maravillosa para plantear algo así, y los chicos de Aloud Music han sabido crear en este marco una de las citas con más personalidad y carisma de la ciudad condal.

Desde su política de acceso gratuito a los menores de 23 años para fomentar la música en vivo de cara a los más jóvenes hasta el inmejorable trato que el staff del festival da a todos y cada uno de los asistentes, hay mil motivos que hacen que todos nos sintamos como en casa cuando estamos en AMFest. Además, en lo estrictamente musical, la organización tiene un gusto impecable a la hora de elegir un buen abanico de bandas de estilos musicales variados tanto nacionales como internacionales, abriendo todo un mundo de posibilidades que hace que cada año descubramos auténticas joyas gracias a ellos. Os aseguro que podríais comprar la entrada a ciegas y salir maravillados con la cantidad de bandas que habéis descubierto. Como anunciaron al final de esta edición (la tercera), el festival se muda de fechas a partir de este año, trasladándose de principios de año a noviembre. Debido a esto, 2015 será el primer (y presumiblemente único) año en el que el festival se celebrará dos veces, teniendo ya confirmadas a bandas como Maserati y Jardín de la Croix para la cuarta edición.

Pero, ¿qué nos ofreció la tercera? ¿Qué enmarcamos y qué tachamos de ese extenso cartel? Bien, nuestra aventura comenzó el jueves 12 en Apolo, dado que no pudimos asistir a la jornada de presentación el día anterior (esperamos poder ver a Mannheim de nuevo por aquí pronto) en la sala Sidecar. Los «casi locales» Astralia inauguraban la velada con su entramado de pedaleras, mientras que aquellos Her Name is Calla que tanto prometían y tan alto se presentaban en el cartel dieron el concierto más decepcionante de todo el festival: su preocupante falta de profesionalidad sobre el escenario se hizo latente en una actuación destartalada que transmitía una constante inestabilidad, poca preparación y descoordinación. Si a esto añadimos que la banda tuvo sendos problemas con los monitores durante todo su show y que fuera tampoco acabaron de sonar bien en ningún momento (volúmenes desequilibrados, estridencias…), no es de extrañar que la banda tan sólo se pudiese salvar por caer bien al público. Una pena que la primera visita a España de una banda así haya sido tan desastrosa, pero por suerte tuvieron algunos buenos momentos, como en ciertos pasajes de «Motherfucker! It’s Alive and It’s Bleeding!» o «Wren».

Como el día y la noche se planteó la actuación de Nordic Giants comparada a sus predecesores, puesto que el dúo británico llevó a cabo uno de los shows más espectaculares y emotivos que hayamos visto nunca. Ataviados con sendos plumajes se colocaron uno en cada extremo del escenario: por un lado teclados, por otro batería y guitarra (además de decenas de aparatos para generar multitud de sonidos más por cada bando), y dieron rienda suelta a su magia. Cada tema interpretado fue acompañado de un corto que llevaba de la mano a la perfección el mar de sensaciones que creaban con sus instrumentos, dejándonos espiritualmente desnudos ante joyas como «The Seed», «Mechanical Minds» o la apoteósica «Dark Clouds Mean War» con la que concluyeron su repertorio.

Pese a que los hombres-pájaro nos dejaron mudos con su ilusionismo musical, todavía quedaba mucho por ofrecer durante dos jornadas más de festival. Axes se situaron justo a la cola de los gigantes gracias al espectacular concierto que ofrecieron el viernes, volviendo al público absolutamente loco con ese math rock afrodisíaco en la onda de And So I Watch You From Afar (banda que ojalá caiga en alguna edición futura el festival) y arrancando sonrisas en todos los que se parasen a verlos unos segundos. De brillante coordinación, técnica y frescura, fueron la banda a la que más cómoda y suelta se le vio sobre el escenario, e incluso siguieron animando la fiesta cuando bajaron a hacer crowdsurfing y mosh durante el show de unos Cleft que revolucionaron el gallinero con tan sólo una guitarra y una batería.

Memoria de Peixe hicieron gala de una exquisita mezcla de funk y post-rock mucho más relajada y delicada que los cócteles explosivos de esos dos conjuntos, ofreciendo un groove simplemente insuperable. I Am Waiting for You Last Summer eran los encargados de poner la nota electrónica a la segunda jornada en Apolo y se preveían como uno de los puntos álgidos del día, pero lo cierto es que estuvieron tremendamente descafeinados. Constantemente faltos de volumen (esos subidones tenían que estallar a toda potencia y se quedaban a medio gas), con una mala ecualización y un lío importante en la mezcla (una de las guitarras apenas se oyó en todo el concierto), fue una pena no poder disfrutar de los rusos como se merecen. Definitivamente tienen un directo todavía muy verde.

El último día, sábado, era el dedicado exclusivamente a las bandas nacionales, y uno de los más esperados por el público por marcar la reunión de Nothink tras tres años de inactividad. Los madrileños dieron un concierto sencillamente espectacular, con un gran sonido y comodidad y demostrando que siempre van a seguir en un buen estado de forma pasen los años que pasen. Viva Belgrado por su parte tuvieron una muy mala noche: guitarras desafinadas, bola de sonido en las partes con distorsión durante más de la mitad del concierto, problemas de tempo y una muy seria falta en cuanto a técnica. Está claro que la banda cordobesa se centra irremediablemente en el sentimiento y no en la mera ejecución, pero haría falta algo más de base para poder llegar a otro nivel de directo. Pese a todo, se marcaron uno de los momentos más emotivos de la semana con la crudeza de «Los Olivos»… y también uno de los más graciosos cuando alguien del público gritó al cantante «¡FÓLLAME!» a pleno pulmón.

Pese a la decepción con aquellos que se han convertido en los abanderados del post-hardcore en nuestras fronteras (por suerte volveremos a tenerlos por Barcelona en apenas un mes, esperamos que tengan un mejor día), los que sí dieron diana absoluta fueron Guerrera con un repertorio denso, salpicado con sudor. La interpretación al completo de su magnífico «Mauna Loa» habría hecho que le hirviera la sangre al más pausado, trazando un fenomenal recorrido a través de pasajes de psicodelia, blues, stoner, doom y lo que se les pase por la cabeza para manufacturar ese brebaje ritual tan adictivo. Nos morimos de ganas tanto de volver a tenerlos por nuestra ciudad, como de que llegue la cuarta edición del AMFest para repetir una experiencia tan enriquecedora. ¡Nos vemos en noviembre!

Fotos: Montse Galeano

Promotor:Aloud Music

Día:2015-03-12

Hora:19:00

Sala:La [2] d'Apolo

Ciudad:Barcelona

Puntuación:9