SONATA ARCTICA: SUPERANDO ADVERSIDADES

La polémica suscitada en tierras madrileñas por la cancelación subita del show de SONATA ARCTICA habia sembrado la incertidumbre entre los más acérrimos de la banda de Tony Kakko, Jani Liitmatainen y cia. Es obvio que practicamente la mitad de los asistentes a los conciertos de la nueva gira de NIGHTWISH también desean ver con todas sus fuerzas a los paisanos de la señorita Turunen.

Acerca de lo sucedido en Madrid ya hay una extensa entrevista en esta misma web, así que nos centraremos en lo que fue la actuación en Barcelona, la cual fue más bien un concierto de puro compromiso que una noche destacada en la carrera de la banda de power metal.

Alrededor de las 21:00 saltaron al escenario Jani Liitmatainen, Henrik Klingenberg, Tony Kakko y cia. para dar comienzo a un concierto que se antojaba difícil y que, sin duda, lo fue para el serio vocalista finés. Kakko fue muy bien recibido por la audiencia cuando apareció en escena, sin reproches ni muestras de hostilidad. Los que se decantaron acertadamente por la versión oficial del catarro vieron como Kakko forzó su voz todo lo que pudo para dar un concierto que pasara con un aprobado justo ante los fans de la banda.

A lo largo de una hora, la banda se desgañitó literalmente sobre el escenario, interpretando temas como el potente single “Don’t Say a Word”, el clásico “Kingdom For a Heart” o el speedico “The Cage” de su anterior disco “Winterheart’s Guild”. El momento más relajado del set vino de la mano de “Broken”, el tema más intimista de la historia de la banda, que Tony Kakko bordó. Sin embargo, en las otras canciones tuvo amplias dificultades con su voz como resultado de su mal estado de salud, especialmente en algún agudo que acabó convertido en grito gutural. “Reckoning Day, Reckoning Night” sonó abriendo el set mientras que se echó en falta un “Full Moon” que lo coronara.

El resto de la banda se empleó a fondo para cubrir las carencias de Tony haciendo un show que no será el mejor de su carrera pero que al menos quedará como un bonito recuerdo del esfuerzo realizado por los fineses para salir a escena.

Texto y fotos: Sergi Ramos

NIGHTWISH: ¿HAY RELEVO?

El aspecto más positivo del concierto de Nightwish en si, es sin duda que una banda que empezó su andadura en los 90 y, provinente de la gélida Finlandia, sea capaz de llenar un pabellón de mediano aforo como el Palau de la Vall d’Hebron. El esperado relevo a las grandes bandas de los 80 parece que se vislumbra más factible. Puede que muchos les ataquen con el cuento de siempre: que si MTV, que si 40 principales… Por favor, seamos realistas: para que bandas como estas puedan llenar pabellones de aforos mayores necesitan de una promoción a gran escala y eso pasa por dichos canales, aquí nadie se vende ni reniega de nada.

Mucho han cambiado las cosas desde que Oceanborn sucediera a Angels Fall First y el nombre de Nightwish sonase entonces como una gran promesa. La voz gutural y el aura oscura de sus inicios han evolucionado hacia derroteros más accesibles. Si en sus primeros conciertos Tarja en cuanto a actitud y movimientos estaba un poco descolocada, hoy por hoy ya se ha habituado a liderar una de las bandas de heavy metal con mayor proyección mundial.

El fichaje de Marco Hietala ha sido otro de los mayores aciertos de Holopainen, dotando al grupo de una fuerza y unos recursos que han sabido aprovechar a la perfección. Cuando se turnan las voces y se complementan en los coros rozan el sobresaliente.

Tras la “sorpresa” de Sonata Artica (¡tocaron!) los cabezas de cartel tomaron el escenario a caballo de la intro grandilocuente. Estaba cantado que “Dark Chest Of Wonders” sería la bienvenida y así fue. La pirotecnia fue sin duda la mayor novedad de esta gira, símbolo inequívoco de que la economía y la fama van estrechamente ligadas. La voz angelical de Tarja y sus modelitos rojo y negro (a juego con el micro) evidenciaron que bien merece el premio a: “la mujer con más clase vistiendo de Finlandia”. Títulos “chorra” aparte, la diva finesa enamoró a los presentes. En “Planet Hell” se evidenció que tiran tanto de sampler como los reyes del pregrabado Rhapsody. Cabe decir que la orquestación y el impacto visual del grupo con luminotecnia, pirotecnia y demás eran sencillamente grandilocuentes. Si ya es una banda elegante ya de por si, en esta gira lo atesoran todavía más. La sorpresa relativa (porque semanas antes ya se sabía que la tocarían vía foros de Internet) fue ese “Phantom Of The Opera”. El fragmento del famoso musical no quedó tan espectacular como si quedaron otros temas, pero si que es un detalle el hecho de que le hayan dado cabida en el set-list.

“Deep Silent Complete” y la powermetalera “Kinslayer” fueron el recuerdo a ese fantástico disco llamado Wishmaster del cual también tocaron el tema título, uno de sus mejores y más conocidos himnos. Destacar que la vocalista se dirigió al público con un catalán más que correcto y un castellano ya muy fluido. Hietala también se dirigió varias veces a los presentes. El simpático bajista tiene la típica actitud de frontman de banda heavy metal y contrasta con la presencia y timidez de su compañera de micro. Podemos destacar que Tarja ha mejorado con los años su actitud distante y fría así como sus movimientos en directo de sus inicios. Sigue siendo una diva, pero se la ve más metida en el personaje, antes sus gesticulaciones eran mecánicas y forzadas. “Sleeping Sun” fue el único recuerdo a ese maravilloso Ocenaborn de 1998, un disco que bien merecería algo más de representación que esta bella balada. “Everdream” y “Bless The Child” representaron a su anterior obra y la portentosa “Creek Mary’s Blood” evidenció que las orquestaciones han logrado dotar de espectacularidad a la música de Nightwish.

Si a todo esto le sumamos los fogonazos y petardos constantes que adornaron su actuación y un sonido limpio y claro que se alió para que la fiesta fuera completa, casi podemos asegurar que el show bordeó la perfección. La famosa versión que se ha elegido en esta gira para dar descanso a la frontwoman fue “Symphony Of Destruction” de Megadeth. Si bien superó al “Crazy Train” del tío Ozzy en la pasada gira, sigue siendo un bajón claro en el ritmo de su directo por muy bien que se ejecute o se acierte en la cover elegida. “Slaying The Dreamer” continua con un show compacto, atractivo y espectacular. Uno de los teclados de Holopainen estaba inclinado para poder mostrar su rápida digitación en los solos, aunque dicho sea de paso, las miradas y aplausos las acaparan Marco y Tarja. Emppu y Jukka cumplen a la perfección su cometido sin espacio para solos ni individualidades de cara a la galería. “Dead Boy’s Poem” consigue una mística especial y deja patente que Tarja es una vocalista a la que será difícil verle una mala noche o con algún fallo de tonalidad.

El teclado de “Nemo” es recibido con ovación y alegría y demuestra que el efecto single funciona. No creo que sea una de sus mejores canciones pero sí es la más conocida.

Tras un descanso fugaz vuelven a la arena para obsequiarnos con el que sería el mejor momento de la noche: “Ghost Love Song”, una composición en la que se da cabida a todos los elementos que hacen de Nightwish una banda tan especial. La lluvia de confeti y las explosiones dejan a los asistentes literalmente embobados. Con una parrafada de Marco con trago de su amigo finés, el sr. Absolut Vodka, encaran la recta final con la ya imprescindible y pirotécnica “Wish I Had an Angel”. El despilfarro en pólvora bien lo merece y la combinación de voces de sus dos cantantes conseguirían encandilar otra vez hasta a sus más acérrimos detractores.

Nightwish hicieron un concierto tan perfecto como milimetrado. Gozan de una regularidad envidiable y ofrecen un espectáculo digno ya de una banda “grande”. Pero si hay que achacar algo a su perfección mecánica es su discutible set-list y sus escasos 80 minutos de directo. En plena era informática uno ya puede saber vía Internet cuales serán los temas que van a caer o que modelito vestirá la diva en cada momento. Un concierto merece un espacio para la improvisación y para la sorpresa. Bandas como Metallica, Dream Theater o Metallica giran con set-lists variables, algo que se agradece. Su sistemático olvido a la obra que les elevó llamada Oceanborn merecería más presencia en sus futuras descargas así como un minutaje más elevado de directo. Otra cuestión que pasa bastante desapercibida es que se crucifique a unas bandas por enlatar orquestaciones y a Nightwish ni se les tenga en cuenta (o todos moros o todos cristianos).

Estamos delante de la confirmación de una de las futuras bandas que pueden relevar a nuestros queridos dinosaurios del metal. Nightwish lo tienen TODO para conseguir un trono que parecía que quedaría vacante. Oro, platino y Sold Out son palabras que ya se asociarán de por vida a la banda del genial Holopainen; puliendo un par de aspectos ya comentados y con un poco de tiempo esperemos que amplíen su diccionario con el término Stadium.

Jordi Tàrrega

Datos:Pavellon de la Vall d'Hebrón
Barcelona
Promotor: Rock'n Rock
Publico: lleno

Día:05/11/2004

Puntuación:9