Concierto mediático, teatral, intenso, variado, polémico, controvertido…y porqué no decirlo, verdaderamente bueno dentro de lo que se espera de este tipo de citas medidas al milímetro y con un ambiente ceremonioso en el que prácticamente cada asistente va predispuesto de antemano al disfrute.

Los motivos de esta comunión son claros. Por un lado el elevado precio de la entrada que, debates aparte, no deja de ser notablemente alto si tenemos en cuenta lo que se pagaba por un espectáculo de estas características hace apenas 5 ó 6 años; bien que el precio de la vida haya subido, aceptable igualmente que estos paquetes de gira de bandas tan grandes vengan con casi todos los márgenes predeterminados…pero quizá lo que se paga a día de hoy es excesivo para un evento puntual. Se podría poner en tela de juicio la tendencia alcista de precios que se ha apoderado de este y de otro tipo de espectáculos de gran magnitud, pero de poco vale cuando es ya algo prácticamente reconocido y que también pasa en otros países de Europa. Así, la diferencia de precio con los tickets de Inglaterra o Bélgica apenas superaba el euro. La consecuencia final de todo esto es una evidencia: quien va a los conciertos  lo hace por o bien estar interesado, o por tener algún otro motivo por el cual le merece la pena asistir, por poco obvio que parezca.

Hablábamos de esa especie de confraternización de un público que por otra parte  no dejaba de ser de lo más heterogéneo. Había fans de toda la vida de MARILYN MANSON; gente aparentemente normal que imagino que se vio movida por la dimensión de la cita; y finalmente otro sector más desubicado que parecía estar allí de rebote. Y es que ver un concierto de espaldas me sigue resultando bastante raro. Sea como fuere, la gente que se reunió en un remozado Palacio de los Deportes sabía a lo que se exponía y creo que en su mayor parte supo sacar las enseñanzas claras de la noche del Martes en Madrid: Brian Hugh Warner, más conocido como MARILYN MANSON, sigue teniendo mucho tirón entre la gente del rock e incluso fuera de ella.

Se podrían escribir libros sobre la naturaleza del público del artista, su verdadera valía y el porcentaje de pose que hay detrás de su apuesta musical. Perfecto. Pero lo que es innegable es que en el día que nos ocupa, “El Reverendo” rayó a gran altura.

A eso de las 20:30 de la tarde hacíamos acto de presencia en las inmediaciones del moderno complejo multiusos de la Comunidad que tantas alegrías ha de dar a partir de ahora; y es que ese fue otro punto que jugó a favor del concierto: el recinto es perfecto para la celebración de conciertos, consigue un buen sonido y encima está en una localización óptima para los residentes en Madrid.

Pese haber estado allí con antelación suficiente, la mala noticia llegó en forma de escrito: por el contrato con las fotos nos veíamos obligados a abandonar el foso una vez pasada la segunda canción de TURBONEGRO. Es así como no os podemos traer impresiones concretas de lo que sucedió durante su show y esperamos que pueda ser de otra manera en la crónica de Barcelona. En el poco tiempo que pude disfrutar de la actuación de los noruegos pude percatarme del buen nivel de aceptación que reciben los de Oslo en nuestra Península. Es una banda que lo vale y que lleva trabajando en ello durante casi dos décadas. Presentaban en esta ocasión su último trabajo “Retox” con su característica mezcla de hard rock macarra, punk y sonido garajero. Hank Von Helvete, Happy-Tom, Euroboy, Pål Pot Pamparius y Chris Summers salieron con ganas enfundados en sus habituales disfraces. Todavía no había mucha gente dentro del Palacio, pero la poca que se agolpaba en las primeras filas disfrutó – o al menos así lo demostró en los dos primeros temas – con los escandinavos. Indudablemente muchos y muchas de los que ocupaban las primeras líneas eran fans de MANSON que querían conseguir una buena posición de cara al concierto del cabeza de cartel. En cualquier caso, imperó el respeto y la buena aceptación de la audiencia.

Tras la espera de una hora en el exterior de Goya, llegaba el momento de volver a la carga y esta vez ya para quedarnos. El mismísimo MARILYN MANSON debía subir al escenario madrileño y las prisas entre los más rezagados eran más que evidentes, tratando de acceder al recinto lo antes posible para no perderse nada.

La sensación del momento distaba mucho de la experimentada cuando meses atrás nos dispusimos a ver a Trent Reznor y a sus NINE INCH NAILS en La Riviera. Resulta curioso ver cómo bandas que en algún momento han visto sus carreras cruzadas puedan distar tanto en su propuesta. El caso es que me vinieron a la mente los buenos recuerdos de aquella cita y el escepticismo ante lo que se avecinaba en esta nueva entrega creció de manera exponencial. Finalmente, las dudas se disiparon. Y pese a que una cosa no tuvo absolutamente nada que ver con la otra, el buen sabor de boca que dejaron ambos conciertos tardará tiempo en desaparecer.

A las 22:15 de la noche se bajaba el telón y entre una neblina teñida de rojo por los focos apareció MARILYN MANSON embutido en cuero y con sus pinturas de guerra. El griterío era ensordecedor y los ánimos para nada se calmaron al escuchar las primeras notas de “If I was your Vampire”, tema inicial del último lanzamiento del norteamericano titulado “Eat me, drink me”. La cosa se encauzó rápidamente y con un sonido realmente bueno el artista comenzó a recorrer el escenario de un lado a otro entonando la melodía de “Disposable Teens”, retrocediendo en el tiempo hasta la época de “Holy Wood”. Manson empuñaba el ya famoso micro simulando un cuchillo de carnicero que no tardó en usar para escenificar un ficticio corte en el cuello. Su banda entre tanto se empapaba de la efusividad de su líder, y entre un guitarrista con aires de perturbado que zarandeaba su guitarra de manera demoniaca; un bajista que nos dedicaba el mejor de sus dedos; un teclista bastante en la sombra – nunca mejor dicho – y un batería que hizo un trabajo más que destacable detrás de los parches, consiguieron que el espectáculo funcionara a la perfección y que no hubiera apenas sobresaltos.

Ya sabemos cómo se las gasta este músico, genio y figura de lo extravagante, amante de la contracorriente y de ir contra lo establecido, muchas veces con una actitud demasiado gratuita y excesiva todo hay que decirlo. Fue así como comenzó el desfile de trajes que duró hasta el final de la velada: boxeador, cabaretero, general, iluminado y de propio MANSON en sí. No hay duda que lo de la teatralidad tenía su fundamento. “mOBSCENE” era lo que tocaba escuchar en este momento, primera y única muestra de “The Golden Age Of Grotesque” en el set list de la noche. Lo que no sería un problema fue el hecho de recuperar clásicos de la formación en un día en el que imperaron los cortes más conocidos de la carrera de MARILYN MANSON. Hasta cinco temas de los quince totales fueron extraídos de “Antichrist Superstar”, hecho que los fans más antiguos de la banda supieron agradecer. La traca comenzó con “Tourniquet” y fue entonces cuando subió la temperatura de un público volcado con la causa.

El amplio escenario escondía sorpresas por todos lados. Y sin ningún género de dudas, muchos de los recursos utilizados por los músicos sirvieron de reclamo para los menos identificados con la música de los industriales. Un robot femenino descabezado, una plataforma elevadora que puso a MANSON sobre las cabezas de todos los asistentes, un púlpito que servía para dirigirse al foso….de todo hubo, y bien acompañado con luces móviles, confetti, humareda y proyecciones con textos de letras y frases controvertidas que se reflejaban en el telón, muy en la línea de las que MINISTRY utilizó en su última gira.

La luz se apagó y un MANSON en pleno éxtasis comenzó a interpretar el clásico de EURYTHMICS “Sweet Dreams” que enlazó sin pausa con “Lunchbox” en un medley que sirvió como repaso de los dos primeros discos del cantante. Una mirada al pasado y unos temas que calaron hondo desde su fecha de edición, catorce años atrás.

El ritmo no bajaba y se acercaba el final. Tras repasar algunos de sus últimos éxitos, la recta final nos trajo la revisión de dos temas de otro de los discos que encumbraron al americano. “Rock is dead” y “The Dope Show” dejaron la huella de “Mechanical Animals”, sin dar cabida a otros temas también esperados como “Coma White”. Estaba claro que no se podían pedir todas las canciones, pero desde luego algunas podían haber sido sustituidas en beneficio de otras. Pese a todo, el set list no presentaba mayores reproches y fue muy del agrado del público.

Quedaban tres temas y sin duda alguna aquello estallo cuando MARILYN MANSON ejecutó de manera consecutiva tres cortes del “Antichrist”.” The Reflecting God”, “Antichrist Superstar” y sobre todo “The Beautiful People” causaron el delirio y cerraban una noche corta, pero realmente intensa. En definitiva, buena sorpresa para una cita controvertida pero que dio buenos resultados.

 Set list MARILYN MANSON

  • Intro
  • If I Was Your Vampire
  • Disposable Teens
  • mOBSCENE
  • Tourniquet
  • Irresponsible Hate Anthem
  • Are You The Rabbit?
  • Sweet Dreams / Lunchbox
  • The Fight song
  • Putting Holes In Happiness
  • Heart Shaped Glasses
  • The Dope Show
  • Rock Is Dead
  • The Reflecting God
  • Antichrist Superstar
  • The Beautiful People

Texto y Fotos: Alejandro Pérez

Promotor:Gamerco

Asistentes:9000

Día:20/112007

Hora:20:30

Sala:Palacio de los Deportes

Ciudad:Madrid

Puntuación:8