Marillion amplían su leyenda cada día que pasa. Sus tantas décadas juntos hacen que este combo funcione como un reloj (desde 1989 que mantienen formación). Puede que se alejen un poco de las muchas bandas actuales de prog, pero siguen siendo reyes.

En mi vida sólo he podido ver a Marillion una vez. Fue en Barcelona, concretamente en el Casino de la Aliança del Poble Nou, siendo ese un concierto acústico. Promocionaban “Less Is More” en 2009 y no había tenido oportunidad de verles todavía en un show eléctrico. Viendo los set lists que llevaban por Sud América parecía que esta vez iban a caer muchísimos clásicos de su etapa mítica. Pero Marillion no es un grupo que le guste tirar de sus éxitos y sí el tirar de su vasto catálogo a la vez que apoyan sus últimos trabajos. Y tengamos en cuenta que su obra “FEAR” está en camino… También su público y fans merecen un estudio en profundidad. Es impresionante la devoción que existe por el combo británico, la entrega y el conocimiento de su música. Empezaron hace más de tres lustros con lo de los Verkamis (fueron los primeros) y en su última vez llenaron dos noches seguidas el Apolo. Esta vez tampoco había entradas, pero afortunadamente no subieron a Pep Sala (Sau) sobre escena.

Silencio sepulcral por parte del respetable para encarar un “The Invisible Man” tan extensa como inquietante. Juegos constantes de imágenes en las pantallas traseras y con un Steve cantando fuera del escenario en el primer tramo. Pronto se encaramó al micro continuando con “Three Minute Boy” aunque hubo que parar el concierto por los problemas de Mark Kelly. Hogarth improvisó la letra pidiendo disculpas mientras tocaba su teclado-xilófono mientras los técnicos iban arreglando el descosido. Un detalle de cómo salir de un apuro con clase y galones, aunque su voz no estaba perfecta en un tema tan exigente como este. Hizo cantar a la gente para arrancar luego con “The Great Escape”. Siempre agradezco un tema como “A Voice from the Past” del “Somewhere Else”, pero confieso que esperaba un show muchísimo más 80s… y las expectativas siempre hacen mucho.

Los momentos de brillantez y perfección fueron muchos. Apoyados por un sonido pulcro y capaz de recoger los detalles percusivos como las maracas, el xilófono o panderetas. Cada vez soy más fan de Steve Rothery y su guitarra. Sabe como imprimirle la clase y el volumen perfecto en cada tema. “Power” es el mejor ejemplo de ello. “Fantastic Place” precedió al regalo de la noche, ni más ni menos que un tema de su nueva obra: “The New Kings”. Esta vez el frontman habló de que la figura del poder en nuestra sociedad está cambiando y que ahora políticos y bancos son los “nuevos reyes”. Impresionante derroche de imágenes y sonido. Son muchos los parlamentos de Steve y el sentimiento que le imprime el vocalista a la hora de hablar es el mismo a la hora de cantar. En este primer tramo quizá su garganta estuvo algo conservadora, pero a partir de entonces brilló a un nivel espectacular.

“Mad” y “Afraid of Sunlight” siguieron sondando a gloria mientras Pete Trawavas hacía sus garbeos habituales. A Pete le hemos visto más a menudo ya que ha estado con Transatlantic de gira por nuestras tierras. En “Quartz” nos tocaron la fibra sensible a los que amamos el “Anoraknophobia” y en “King” demostraron que su década de los 90 encierra muchísimas joyas. El sr Mosley es un metrónomo humano y a esas horas la gente estaba absolutamente entregada. En cada aplauso la gente se alzaba para dar de palmas con muchas ganas, todo merecido. En los momentos de silencio siempre había alguien pidiendo algún tema concreto pero pasó más en los compases iniciales que en el tramo final.

Con “Neverland” del “Marbles” entrábamos en la recta final. Brillante esa obra de 2004, siendo muy bien recibida entre la gente. Pero palabras mayores para uno de sus más grandes clásicos: “Kayleigh”. La sala rugió de éxtasis y se alcanzó uno de los momentos más mágicos de la velada. Steve nos hizo cantarla ya de inicio. Se amplió el momento álgido con la interpretación de “Lavender” y su mítico estribillo, que iría acompañado de otra de las clásicas: “Bitter Suite III (Blue Angel)” del Misplaced Childhood” con un Steve Rothery exquisito. La noche terminó con los teclados de Kelly desbocados en “This Strange Machine” y con la gente aplaudiendo a rabiar. Ponía final a más de dos horas y media de concierto espectacular, preciso y elegante.

Reconozco que cada día soy más fan de la sala Barts, de su comodidad, visión y sonido. Puede que me haga mayor y eso de sentarme cada vez me guste más… pero a día de hoy no hay color en el circuito de salas de Barcelona. Marillion amplían su leyenda cada día que pasa. Sus tantas décadas juntos hacen que este combo funcione como un reloj (desde 1989 que mantienen formación). Puede que se alejen un poco de las muchas bandas actuales de prog, pero siguen siendo reyes. No hay más que recordar que los tronos repartidos del progresivo en Transatlantic uno es para Trawavas… No es una música de fácil digestión, especialmente las últimas décadas, pero es de esas bandas en las que si indagas y terminas entrando en su mundo pasan a ser una de tus favoritas. Sólo había que ver a la salida como sus fans arrasaban con el merchandising. ¡Apunto estuve de agenciarme una toalla de Marillion!

Promotor:RM Concert

Día:2016-07-11

Hora:21:00

Sala:Sala Barts

Ciudad:Barcelona

Puntuación:9