MAGO DE OZ

Dos meses después de arrasar en Barcelona capital
y unos 30.000 discos vendidos de más, Mägo de Oz realizaron una actuación un
tanto especial en Molins de Rei, localidad situada a unos 15km de la capital
catalana aproximadamente.

Evidentemente aún era reciente la actuación hecha
en Noviembre del pasado año y los madrileños lo sabían, así que se preparó un
show diferente a lo que hacen últimamente. El local elegido no era más que una
discoteca dance en la que se dieron cita unos 2500 fans del grupo, por supuesto
llenazo absoluto, las entradas se agotaron 4 días antes de la fecha señalada,
y eso contando que no hubo ningún tipo de publicidad en la capital, únicamente
en la localidad de Molins y alrededores.

El show se centró básicamente en el setlist que
llevan actualmente aunque con un par de sorpresas que los incondicionales del
grupo agradecerían. El primero de ellos fue saber que la distancia entre grupo
y público era mínima, y eso es de agradecer, fue como volver al momento que
los Mago presentaron La leyenda de la Mancha en Mephisto, aquel ya mítico 30
de enero.

El concierto empezó con un retraso de un cuarto
de hora y esta vez sin ningún tipo de parafernalia ni decorado, solamente en
un par de momentos puntuales se utilizó pirotecnia y confeti.

Después de la introducción que abre toda la gira
sonó “Van a rodar cabezas”. Grata sorpresa para un servidor el fantástico sonido
que acompañaba al grupo, durante todo el concierto pudimos deleitarnos con un
sonido de primera y eso con los madrileños es mucho. Como ya dije la última
vez en la Vall d’Hebrón ese precisamente fue uno de los puntos flojos que hizo
desmerecer una buena puesta en escena. No fue así esta vez y puedo asegurar
que han sido más de 15 veces las que he presenciado al grupo en 4 giras distintas
y seguramente esta haya sido la mejor.

“Fiesta Pagana”, “Jesús de Chamberí” y “El que quiera
entender que entienda” crearon verdadero delirio en el público, demasiado quizás,
y José se dio cuenta y tuvo que pedir que se calmase el ambiente porque las
primeras filas lo estaban pasando realmente mal.

Después de la excelentemente interpretada “El Árbol
de la noche triste” llegó el primer regalo que desde la Nit de Reis del 2002
no tocaban en Catalunya, “La canción de Pedro”, tema que espero vayan tocando
más a menudo por que es una verdadera delicia, sobretodo ese cambio reagge final
en el que uno no puede evitar el flexionar las piernas al son de la batería.
Con “Gaia” seguía la fiesta, con un José pletórico y una banda compenetrada
al máximo, incluso Mohamed que estaba atacado por la fiebre aguantó a más no
poder.

En este momento llegó la interpretación que ha un
servidor más le tocó la fibra, un tema del primer disco que el mismo Txus advertía
que hacía años que no interpretaban y que seguramente no volverían a hacer,
“Lo que el viento se dejó” nos transportó a los primeros años de la banda, un
tema “macarra” con una letra más gamberra si cabe y en la que se podía observar
que éramos pocos los que entonábamos la canción.

Con “Satania” se desató la locura, que continuaría
con “Réquiem”, tercera sorpresa, y “Santa Compaña”, antes de dar un descanso
a José y empezar con la instrumental “La leyenda de la llorona”.

Sin bajar el ritmo del concierto seguían “Resacosix”,
“Alma”, que se asentó como una de las favoritas de entre el público y la fantástica
semibalada “Mägo de Oz”.

Primer bis de la noche, “La rosa de los vientos”,
“Hasta que el cuerpo aguante” y “La danza del fuego”… solo diré impecable.

A continuación segundo bis, pero antes no podía
faltar el ya cansino discurso de Txus arrasando con todos los “triunfitos” y
defendiendo a muerte, demasiado para un servidor, el Heavy Metal. Pero esta
vez nos desveló el casi seguro título del ya tan esperado “Gaia 2”, y no es
otro que “La voz dormida”, antes de finalizar el año saldrá. La fiesta concluyó
con “La costa del silencio” y “Molinos de viento”.

La mejor actuación que he presenciado de la banda
desde la edición de La leyenda, absolutamente magistral, pese a quien le pese
Mägo de Oz volvieron a  demostrar porque están donde están, y lo que falta aún
no es poco, siguen en carrera ascendente e imparable.