Pocas, muy pocas bandas, disfrutan del calor y el amor absoluto de sus incondicionales. En eso, y en muchas otras cosas, Los Suaves son un ejemplo.

Suave es la noche… Volvían los Suaves a Barcelona, una ciudad que siempre ha presumido de ser muy “suave”, y la verdad es que se cumplieron las expectativas. Volvieron al viejo formato de sólo una fecha y en el Razz grande, como tiene que ser. Llegamos a las seis para hacer una entrevista con Charli y pudimos ver un poco toda la preparación. El bar Pepes estaba hasta los topes, importante feudo Suaves, y los otros también. Esa noche también tocaban los Su Ta Gar, por lo que la noche estuvo realmente bien. El postconcierto sería largo y sumamente entretenido. Se terminaron las entradas, como sucede casi siempre, pero esta vez el piso de arriba estuvo cerrado. No fue un llenazo como antaño, en los 90, pero sí que volvió la magia.

Los Suaves veníasn sin teloneros, con los plafones laterales con el gato y con unas energías renovadas. Sonó la mítica intro y después “No puedo dejar el Rock”. Puños en alto, éxtasis colectivo y la gente cantando las canciones. Yosi luce tripita y un pelo banco y plateado, así como una frondosa barba. Fue un inicio algo frío por parte del público y tardamos un poco en conectar con ese nuevo clásico que es “Cuando los sueños se van”. Pero cuando arrancó “Palabras para Julia” ya todo fue rodado. Gran sonido y amplias sonrisas por parte de la banda, especialmente por Charli, delgado y rejuvenecido. Los bailoteos erráticos de Yosi empezaron, pero sus parlamentos eran poco inteligibles. Su sonrisa y felicidad transmiten. Cereijo y Fernando Calvo son unas máquinas. La sorpresa monumental fue ese tema de amor tan querido por todos: “Si pudiera”. No estaba en las quinielas y sonó a gloria. Otra que quedó espectacular fue “Maldita sea mi suerte”, uno de esos temas más emblemáticos.

Es todo un regalo que hayan recuperado “Una ciudad llamada perdición” y sobretodo “Si te atreves a nacer”. Otra que debería ser siempre imprescindible es “Viajando al fin de la noche”. Con esas guitarras afiladas y una letra que culpe y emociona. Luego turno para dos que tampoco suelen caer habitualmente: “Sabes? Phil Lynott murió”. Ese impagable homenaje a uno de los grandes mitos del rock y una de las influencias más evidentes en los de Ourense. “Mártires del Rock and Roll” es otro pedazo de historia; pero las ganas de pasarlo bien se adueñaron de la gente en “No puedo dejar el rock”. Yosi dejó todo el protagonismo a las gargantas de la gente y deambuló sobre escena. Impresionante muestra de devoción para la banda. El momento divertido fue cuando Yosi intentó cantar un momento y vio que el micro estaba al revés.

Como suele pasar, “Malas noticias” y “Pardao” llegaron de la mano. Otro de los grandes momentos. Temas que definitivamente te hacen ver lo enormes que son Los Suaves, y ya no las maravillosas letras, sino la potencia de su música y esos detalles de guitarras. Definitivamente Cereijo es un maestro a reivindicar. Tras “Cuando la música termina” cayó un “Dulce castigo” emocionante. Siempre cantado por la gente. El desparrame final obviamente estuvo en “Dolores se llamaba Lola”, ese himno atemporal del rock hispano. Llegaban los bises y empezaron con la locomotora desbocada del “San Francisco Express”. Una lástima que de ese disco sólo cayera esta pieza, pero no hay espacio para todo. Uno de los cortes más netamente heavies del combo galego. “El afilador” fue otro de los grandes momentos de la velada. Esas guitarras absolutamente Thin Lizzy dibujando unas melodías preciosas. Hubo ese guiño emocionante al himno de Galicia y el infaltable show de las banderas. La catalana, la gallega y la de los Suaves. Tras la potente y divertida “Peligrosa María” Yosi jugó con unos cubos de confeti que terminaron por las cabezas de toda la banda. En uno de sus juegos con el público casi cae entre un gentío que lo adora. El “Ya nos vamos” es otro clasicazo y funcionó de maravilla.

Se despidieron definitivamente con “Mi casa”, muy aplaudida y coreada y con “La noche se muere”. Volvió a sonar esa preciosa “Dios es suave” de fondo y recibieron una atronadora ovación. Fueron dos horas y cuarto de concierto, emocionantes y el concierto fue uno de los mejores que hemos podido vivir en todos estos últimos años. Yosi sigue siendo Yosi, pero tira adelante el concierto y el público colabora con entusiasmo. El grupo suena de maravilla y Calvo y Mojón han completado una formación de cine. Quizá la mejor que han tenido nunca. La alegría de la gente era absoluta y pronto los bares se llenaron de gente. Los Suaves estuvieron en ellos, simpáticos y entregados. Saben que los fans lo son todo y cumplen como pocos. Pocas, muy pocas bandas, disfrutan del calor y el amor absoluto de sus incondicionales. En eso, y en muchas otras cosas, Los Suaves son un ejemplo.

Día:2013-11-30

Hora:20:40

Sala:Razzmatazz

Ciudad:Barcelona

Puntuación:9