Las sirenas brillan con luz propia en Barcelona

Gran noche la que se vivió en la Begood, donde las sirenas demostraron su existencia junto a su versatilidad. Todo ello frente a un público que quedó muy satisfecho y no encallado en las rocas como cuentan las leyendas griegas. Una pena que hubiese tan escasa afluencia, pero los que estuvimos ahí sabemos perfectamente lo que vimos y que grata es la sensación de volver a casa sin haber naufragado.

1 de diciembre, domingo, Barcelona, jornada invadida por la calma. Dentro de esta relativa paz, un canto de sirenas me despertó para ir a la aventura en una tarde fría y relajada. XANDRIA venían a presentarnos su último e exitoso trabajo “Neverworld’s End” junto a su nueva cantante Dianne Van Giersbergen en una velada de lujo junto a los húngaros SORRONIA y los canarios TEARS OF MARTYR.

Al llegar a la sala Begood me encontré un público escaso para asistir al concierto, pese a que los alemanes han sabido moverse y han girado junto a EPICA o KAMELOT por Europa, parece que las ganas de estar en casa pudo con el público catalán siendo una llamada fallida.

Con media hora de retraso, se abrieron las puertas y sin mediar palabra, los canarios fueron a conquistar el escenario en la que era su primera visita a Barcelona. Con “The Scent No. 13th” dieron pistoletazo donde Berenice Musa y sus chicos demostraron toda su clase no sin algún problema de sonido. Venían presentando “Tales”, donde destacaron temas como “Vampiress Of The Sunset Street” o la envolvente “Mermaid And Loneliss”, y a recordarnos su primer trabajo “Entrace” con temas como “The Renascence”. Sin darnos cuenta, su tiempo llegó a su fin y con “Evile Domini” cerraron una actuación a tener en cuenta; su maestría y el gran dominio de su cantante hicieron que más de uno no vaya a perderles la pista. Tras un par de cambios en el escenario, los húngaros SORRONIA se dispusieron a enseñarnos todo su poder. Con un sonido mejor pero de forma apagada en comparación a sus predecesores, nos presentaron su primer trabajo “World of Silence”. Teniendo más intensidad en vivo en comparación al estudio, temas como “Lost in Falling” o “Enemy of Yourself” fueron convenciendo a los allí presentes. Tras el tema “Leave It Behind” ya parecían sentirse cómodos; lástima que el tiempo se agotase y que con su último tema “This Is The End” fuese donde demostraron más tablas.

Llegando al turno de los alemanes, con la perfectísima “A Prophecy Of World To Fall” abrieron su concierto para continuar con la conocida “Valentine”. Tras estos dos temas, Dianne cogió la confianza necesaria para conducir todo el show. Tras ello, se fueron intercalando temas clásicos como “The End Of Ever Story” o “Firestorm” con más recientes como “Blood On My Hands” o la emotiva “Forevermore”. En ningún momento pareció importar que el público no era muy numeroso, el agradecimiento y la interacción dominó toda la actuación, el buen estado de ánimo se notaba en cada rincón de la sala. La noche seguía y con ello era claro que gran parte del setlist iba a estar destinado a su último trabajo; ejemplos fueron “Euphoria” conjuntamente con “Soulcrusher”, haciendo las delicias con toda su potencia, y la balada “The Dream Is Still Alive” que dio el toque mágico y demostró la calidad vocal de Dianne. En ningún momento se paró de animar al público catalán, la entrega y la participación eran altas como lo fue en “Save My Life”, donde ambas partes se fusionaron para cantar al unísono. El disfrute en la sala era evidente, lástima que el tiempo llegase a su hora y todo pareciese acabar con dos de los temas más conocidos “Ravenheart” y “Now And Forever”.  Casi sin bajarse del escenario ya que la energía inundaba cada rincón, hubo dos temas para cerrar la noche; primero fue la poderosa “The Normad’s Crow”, a la que más de uno le puso el vello de punta, y para acabar de derrumbar “India”, la cual cumplió sus objetivos.

Gran noche la que se vivió en la Begood, donde las sirenas demostraron su existencia junto a su versatilidad. Todo ello frente a un público que quedó muy satisfecho y no encallado en las rocas como cuentan las leyendas griegas. Una pena que hubiese tan escasa afluencia, pero los que estuvimos ahí sabemos perfectamente lo que vimos y que grata es la sensación de volver a casa sin haber naufragado.