Tratándose de una productora catalana, tenía toda la lógica del mundo emplazar un festival de esta naturaleza en Madrid, la ciudad por excelencia en cuanto a sonoridades más melódicas y hard rockeras se refiere. Con unas credenciales de lujo, el Kalos Festival se presentaba en la capital española no exento de cierta polémica, en mi opinión, un tanto desmedida y desproporcionada. Entendemos que para acelerar la venta de entradas y darle ese empujón a última hora para evitar el pinchazo (y con ello que el festival pudiese morir antes siquiera de haber nacido), se optó por lanzar una tanda de abonos a pocos días del festival a mitad de precio, algo que no sentó nada bien entre todos aquellos que habían comprado su entrada a precio normal tal y como éstas salieron.

Tratándose de una productora catalana, tenía toda la lógica del mundo emplazar un festival de esta naturaleza en Madrid, la ciudad por excelencia en cuanto a sonoridades más melódicas y hard rockeras se refiere. Con unas credenciales de lujo, el Kalos Festival se presentaba en la capital española no exento de cierta polémica, en mi opinión, un tanto desmedida y desproporcionada. Entendemos que para acelerar la venta de entradas y darle ese empujón a última hora para evitar el pinchazo (y con ello que el festival pudiese morir antes siquiera de haber nacido), se optó por lanzar una tanda de abonos a pocos días del festival a mitad de precio, algo que no sentó nada bien entre todos aquellos que habían comprado su entrada a precio normal tal y como éstas salieron. Lo que la gente suele pasar por alto en estos casos es que ante todo, una productora monta un evento de estas características para ganar dinero, es tan sencillo como eso. O si me apuran, en el peor de los casos, para no perderlo. Si a pocos días del festival los números no cuadran es lógico lanzar ofertas de este tipo, algo que sucede muy a menudo en el mundo de la música en directo, o en la industria discográfica. Sin ir más lejos, ¿Cuántas veces habéis esperado unos meses a comprar un disco a sabiendas de que el precio iba a bajar respecto al inicial?. Sinceramente, no veo donde está la polémica. Éstas son prácticas muy comunes y pese a que puedan disgustar a quién ha soltado el pastizal inicialmente, a veces tienden a salvar un festival, un bolo, un lanzamiento discográfico, una película o lo que sea.

Polémicas aparte, el Kalos Festival dejó muy buen sabor de boca entre los asistentes. Pese a la caída del cartel en el último momento de los suecos SNAKES IN PARADISE, creo que todos coincidimos que el festival acabó saldándose con muy buena nota. La puntualidad reinó por encima de todo mientras que la elección de tan magna sala como la Riviera fue todo un acierto, con su aire acondicionado a tope, su sonido espectacular, su comodidad a todos los niveles y el hecho de dejar salir a la gente fuera (aunque pasadas las 7:30 solo se pudiera salir a un pequeño recinto habilitado para poder fumar. A fin de cuentas, el negocio para las salas y a veces incluso para los promotores está en las barras y si estas están vacías, no cuadran los números).

Debido a que el partido de Copa de Rey del pasado sábado se jugaba al lado de la sala, nos costó sangre y sudor poder entrar en coche en la zona (con varias calles y avenidas cortadas) así como aparcar, que fue toda una odisea. Por ello, apenas pudimos disfrutar de los últimos dos temas de la banda encargada de abrir la velada, los madrileños ATLAS incorporados en el último minuto en sustitución de los mencionados SNAKES IN PARADISE. Pese a ser las 5 y media de la tarde y habiendo el festival justo arrancado, la sala ya presentaba una afluencia considerable que apenas aumentó con el paso de las horas, cifrando en poco más de 1000/1200 personas la afluencia total, buenos números aunque imagino que insuficientes para cubrir los gastos de un festival como éste y un poco por debajo de lo que habría sido idóneo para que la Riviera tuviera un color y un aspecto un poco más llamativo.

ATLAS, la banda formada por los hermanos Arias junto a Ignacio Prieto y José Martos hace ya una década, venía presentando su nuevo trabajo “Nuevos Tiempos, Viejas Costumbres”. Jugaban en casa pero abrir una velada así con los titanes que están por tocar no debe ser fácil. Aún con ello, la banda mostró en todo momento unas tablas enormes propias de una gente que lleva más de 30 años tocando en diferentes formaciones (NIAGARA, BELLA BESTIA, MURO, ÑU, BARÓN ROJO, GOLIATH…). Con 3 ex- NIAGARA en sus filas, ATLAS recuperan ese sonido clásico hard rockero ochentero con una producción actual que si bien no gozó del mejor de los sonidos, algo lógico habiendo justo arrancado la velada, gustó y dejó un muy buen sabor de boca entre los asistentes.

Los siguientes en salir fueron los suecos CRAZY LIXX, una joven banda de la nueva hornada de Hard Rockeros que desde Escandinavia están devolviendo al género el grado de credibilidad que una vez llegó a tener tiempo atrás. Con más de una década de carrera y 5 discos en su haber, la banda capitaneada por Danny Rexon salió a matar con una muy buena puesta en escena y una presencia acorde a lo que se esperaba de ellos. Contando con un sonido un tanto atroz y saturado al principio, poco a poco la cosa fue mejorando y el ambiente caldeándose a base de hits que de haber sido paridos 30 años atrás seguramente habrían tenido mayor repercusión. Venían los suecos presentando su última obra “Ruff Justice” a la que dieron amplia cobertura con grandes temas como “Wild Child”, “XIII” o “Walk the Wire”, cerrando su actuación con “21 Til I Die” ante el fervor generalizado. Era ésta la primera vez que les veía y me es difícil contextualizar. Pese al inconveniente sonoro, la banda mostró un altísimo nivel lo que no quita que deberían controlar un poco más el tema de las voces pre-grabadas. Es un tema delicado y si no se hace con cuidado pega un canteo considerable. En cualquier caso, es ésta una práctica bastante habitual “tolerada” hasta cierto punto y que en la mayoría de casos suele ayudar más que incomodar.

De una banda relativamente nueva pasamos a unos auténticos veteranos supervivientes de la década de los 80, los suecos TREAT. Abanderados de su estilo en su país natal, tuvieron TREAT la mala fortuna de ascender paralelamente a EUROPE y verse eclipsados por la banda de Joey Tempest. Aún así, lograron encadenar 5 discos algunos de los cuales obteniendo cierto impacto en el mercado norteamericano y lógicamente en su Suecia natal. Disueltos a principios de los 90, TREAT volvieron a los escenarios hace ya más de una década habiendo publicado un par de trabajos más como “Coup de Grace” y el más reciente “Ghost of Graceland”. La banda del guitarrista Anders Wikstrom y el cantante Robert Ernlund salió a por todas ante un público que parecía conocer al dedillo gran parte de su repertorio. Pese a ser una banda de culto entre los seguidores del Hard Rock, no esperaba en absoluto tal acogida. El sonido, a diferencia de lo visto hasta el momento, rozó la perfección respaldado eso sí de nuevo por unos coros que mucho me temo estaban disparados. O eso o es que estamos ante los mejores coristas de la historia pues la cosa por momentos poseía tal grado de perfección que costaba creer que fuese real. Yo no había visto a TREAT nunca en directo pero gente que sí lo había hecho comentaba que suelen tirar bastante de tecnología por lo que dudo mucho prescindieran de ella esta vez. A diferencia de CRAZY LIXX, TREAT recibieron un aporte vocal desde el público que ayudó a enmascarar un poco la “trampa” y hacer mucho más vistosa su actuación, que todo sea dicho, salvo este pequeño detalle, fue de auténtico lujo. Con unas tablas y un saber estar impresionante propio de quién lleva toda la vida en un escenario, TREAT se dedicaron a intercalar sus grandes hits del pasado con temas más actuales tal y como ya hicieran en su reciente disco en directo “The Road More or Less Travelled”, tirando de cortes muy coreados como “Ready for the Taking”, “We Own the Night”, “Roar”, “Conspiracy”, “Skies of Mongolia” o “World of Promises” con la que cerraron su actuación por todo lo alto ante un público rendido gran parte del cual coronó a los suecos como los grandes triunfadores de este primer Kalos Festival.

Con HARDLINE sin embargo, la cosa no acabó de cuajar del todo. Y es aquí donde se produce la gran contradicción que lleva a muchas bandas a tirar de coros grabados, ¿Apoyarse en ellos u obviarlos con el consiguiente empobrecimiento de sus temas respecto a sus versiones originales de estudio?. Los norteamericanos capitaneados por Johnny Gioeli optaron por lo segundo mostrando así mayor credibilidad, integridad y legitimidad como músicos, pero provocando que sus temas no sonaran todo lo grandiosos que lo hacen en disco. HARDLINE, igual que la mayoría de bandas de su quinta, poseen unas producciones de lujo donde las voces, armonías y coros juegan un papel fundamental. Me parece fantástico no llevarlos grabados, pero en su defecto la banda debe tener más coristas sobre el escenario y no únicamente al teclista que pese a su buen hacer no era capaz de recrear con su voz lo que un puñado de tipos de tipos en bastantes capas solían hacer en los discos. No obstante, este detalle no empañó su actuación soberbia y magistral a todas luces, gracias en parte a un setlist centrado principalmente en su disco clásico de principios de los 90 “Double Eclipse”, disco de cabecera para quien esto suscribe. Arrancaron HARDLINE a ritmo de la nueva “Where will we Go from Here” que dio paso a muchos de los hits de aquel fabuloso disco debut de la banda (todavía con Neil Schon en sus filas) como “Taking me Down”, “Dr. Love”, “Life’s a Bitch” o el baladón “In the Hands of Time” eso sí un tanto deslucido sin los coros del estribillo que el señor Gioeli decidió dejar en manos del público. Junto a la más reciente “Fever Dreams” (una auténtica joya de canción), la banda se despidió con los dos temas más vistosos de su disco debut, “Hot Cherie” y “Rhythm of a Red Car” que pusieron a toda la Riviera patas arriba y sirvieron de colofón a una actuación casi sobresaliente.

Con el ambiente ya caldeado se presentaba sobre el escenario el señor Michael Schenker, una vez más, como gran atractivo de la noche (pese a su cada vez más desmejorado aspecto). Pese a aparentemente estar hecho una piltrafa, Michael está en mejor estado de forma que nunca, corriendo de lado a lado, sonriendo, gesticulando ante el público y mostrándose feliz sobre un escenario a diferencias de pasadas ocasiones en las que el guitarrista teutón, todavía ancorado en su adicción al alcohol, parecía una cacatúa sobre el escenario llegando incluso a hacer el ridículo en más de una ocasión. Junto a él 3 pesos pesados del viejo legado de MSG como son el batería Ted McKenna, el bajista Chris Glenn, Steve Mann a la guitarra y teclados, y como no, el gran atractivo de la noche Robin McAuley quién puso voz a varios discos de Michael a finales de los 80 y principios de los 90 en la que fue una etapa del grupo hasta ahora totalmente olvidada por el señor Schenker. De hecho, juraría que ésta era la primera ocasión en la que algo así sucedía en más de 25 años; tener a ambos señores en un escenario durante todo el concierto y no como invitado especial, algo que hacía de este Kalos Festival un evento hasta cierto punto legendario. Al no haber precedente tampoco sabíamos muy bien a qué atendernos, pero era de suponer que el período de MSG de 1987 a 1992 iba a aparecer muy esporádicamente y así fue; lejos de los deseos de alguno apenas 4 temas de esa época fueron rescatados, y no los mejores, dejando un sabor de boca agridulce pese a la excelente actuación que estábamos a punto de vivir.

Arrancó la banda tirando de galones a ritmo de 4 clásicos de MSG como “Let Sleeping Dogs Die”, “Attack of the Mad Axeman”, la coreadísima “Armed and Ready” y “Captain Nemo” que dieron paso al primer recuerdo de aquella época con Robin al frente de la mano de “No Time for Loosers” de la primera colaboración de ambos “Perfect Timing”, el disco más flojo para un servidor de los 3 que hicieron juntos. Prosiguió su set con una mirada al pasado en forma de “Shoot Shoot” y “Lights Out” (ambas de UFO) junto al celebradísimo “Coast to Coast” de SCORPIONS, una de las mayores contribuciones de Michael a la popular banda germana (pese a que su hermano Rudolph juegue a hacer creer que el tema era suyo). Llegados a este punto, resultaba obvio que Robin McAuley es lo mejor que le ha podido pasar a Michael Schenker en los últimos 15 años lo menos. Ya no solo su buen estado de forma y aspecto físico envidiable (parecía 20 años más joven que el resto de músicos cuando en realidad es de la misma quinta) sino el estado de su garganta; Robin es sin duda el tipo al que le he visto mejor manejar las diferentes etapas de Michael, rindiendo de forma sobrenatural en todas. El show continúa y la banda por fin se centra en la época de Robin tirando del cañero “Bad Boys”, la tontorrona y prescindible “This is My Heart”, la nuevamente heavymetalera “Save yourself” y “Love is not a Game” que cerraban así el repaso a esa época tan ignorada por unos y adorada por otros. (De juzgado de guardia, eso sí, dejar fuera “Anytime”, el tema de lejos más popular de esa época). Para el tramo final del concierto, Michael Schenker y Robin echan la vista atrás y tiran de nuevo de repertorio UFO a base de “Natural Thing”, “Rock Bottom”, “Doctor Doctor”, “Only you Can Rock Me” y “Too Hot to Handle”, cañonazos y clásicos por derecho de la historia del rock, pero que no quita que sea un tanto abusivo recurrir a tanto material de UFO cuando tu carrera en solitario posee tanto y tan diverso material. De este modo, la banda cerraba una actuación soberbia aunque dejando cierto sabor de boca agridulce a sabiendas de que con un poco más de mimo y coherencia, el setlist podría haber sido incluso más brutal.

Se despedía pues el Kalos Festival por todo lo grande prometiendo volver el año que viene con más fuerza si cabe. Esperamos que así sea pues en el saturado y previsible panorama actual de la música en directo de este país, propuestas arriesgadas y diferentes como ésta siempre serán bienvenidas.

Promotor:Eclipse Group / RRS Promo

Día:27-05-2017

Hora:17:00

Sala:La Riviera

Ciudad:Madrid

Puntuación:8