Soto recalcó que la banda está tocando en sitios pequeños y que la mejor manera de apoyarles es comprar merchandise. Por si a alguien no acababa de convencerle la idea, tal y como finalizó el concierto Soto y sus compañeros de banda se fueron al puesto de merch para firmar todo lo que la gente comprase, coronando así una noche original y distinta, en la que la distorsión dio paso al feeling más profundo. Ojalá más artistas se atreviesen a mostrar de este modo sus repertorios.

La pequeña sala Monasterio fue un hervidero en una noche, la del 13 de febrero, en que el talento contenido sobre su pequeño escenario amenazaba con desbordar. Una original gira, la de Jorge Salán, Terry Ilous y Jeff Scott Soto, que recalaba en pequeños locales en formato acústico y muy distendido y que nos servía para admirar las cualidades del guitarrista y los dos vocalistas de manera muy cercana y novedosa.

Sobre Jorge Salán, a estas alturas, no hay mucho que decir. Casi como Gary Moore, uno de sus ídolos, el guitarrista madrileño está dejando atrás los tintes más metálicos por el blues, como ha demostrado con su más reciente trabajo en solitario. Cuando salió al escenario de la sala Monasterio lo hizo al ritmo de los Rolling Stones, tocando el reciente “Doom and Gloom” y dejando al público algo extrañado en un primer momento. Su talento quedó evidenciado cuando decidió homenajear a Paco de Lucia y, minutos después, al gran BB King, de quien interpretó “The Thrill is Gone”. Una manera genial de empezar un show que sería de todo menos típico, porque en cuestión de minutos salió al escenario el bueno de Terry Ilous para unirse al guitarrista y comenzar a desgranar temas como si se acabasen de encontrar en un bar y estuviesen dejándose llevar por el feeling. Ilous, quien hizo carrera el frente de XYZ (¿quien no recuerda la gran “Maggie”?) cogió una acústica por su cuenta y acompañó al genio Salán ocasionalmente a lo largo de versiones de “Come On N’ Love Me”, “Face Down inthe Rain” o la clásica de Great White “Once Bitten, Twice Shy”, que el público cantó animadamente. Casi tan animadamente como el propio Ilous, que no se separaba de su copa de vino. Fue justo en medio de “Once Bitten” cuando apareció por “sorpresa” en escena el bueno de Jeff Scott Soto para unirse en los coros y mejorar el festivo ambiente de la noche.

Lógicamente quien más tenía que ofrecer esa noche era Soto. Entre su material en solitario, el de Talisman, el de Soul Sirkus, el de Axel Rudi Pell, incluso el de Journey… Soto tenía motivos para hacer un concierto de cuatro horas, aunque finalmente no llegaría a irse tan lejos. Los temas de Talisman fueron los mejores recibidos, especialmente “Mysterious” y la gran “I’ll be Waiting”, que dedicó a Marcel Jacob de manera muy sentida. El público la coreó como si quisiese que el bajista pudiese escucharle. Lo mismo sucedió con el hit “Eyes of Love”, del ya lejano “Prism” en solitario de Soto. La banda sonora de “Rock Star” también quedó representada con la interpretación de “Livin’ The Life”, pero fue cuando Soto se atrevió con “Purple Rain” de Prince que a todos nos llegó el nudo en la garganta: qué feeling, que pasión cantando y que gracia a la hora de reprochar al público de la barra del fondo que se callara de una maldita vez y disfrutasen del concierto.

Soto recalcó que la banda está tocando en sitios pequeños y que la mejor manera de apoyarles es comprar merchandise. Por si a alguien no acababa de convencerle la idea, tal y como finalizó el concierto Soto y sus compañeros de banda se fueron al puesto de merch para firmar todo lo que la gente comprase, coronando así una noche original y distinta, en la que la distorsión dio paso al feeling más profundo. Ojalá más artistas se atreviesen a mostrar de este modo sus repertorios.

Promotor:RM Concert

Día:2015-02-13

Hora:22:00

Sala:Monasterio

Ciudad:Barcelona

Puntuación:8